En 1948, el periódico New Times fue el escenario de un fuerte y enriquecedor debate de opiniones y de ideas entre el científico Albert Einstein y un grupo de científicos soviéticos, que cuestionaban la teoría de la relatividad. Fue un intenso intercambio de cartas, que despertó el interés de intelectuales, periodistas, hombres y mujeres del poder, escritores. El periodismo se enriqueció.
Los soviéticos (rusos) en su primera carta le decían a Einstein: “En algunas de las más recientes declaraciones de Einstein se advierten ciertos aspectos que nos parecen no solo equivocados, sino también perjudiciales para la causa de la paz que este científico sostiene con tanta pasión”.
Einstein, en defensa de su posición, les responde con tanta atura y respeto: “Cuando se trata de problemas humanos, actuar con inteligencia sólo es posible si se intenta comprender los pensamientos, motivos e ideas del oponente de manera tan profunda que sea posible ver el mundo a través de sus ojos”.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Un debate de alto nivel con dos posiciones totalmente opuestas, que nos han dejado lecciones importantes, pero que lamentablemente en Bolivia lo que menos existe es el debate de ideas, de proyectos, de programas de gestión, mucho más ahora que estamos en un proceso electoral inundado de insultos, denuncias, agresiones, descalificaciones y superficialidades, no obstante que los bolivianos reclamamos a la clase política oposición y oficialismo estar a la altura de los grandes retos que la historia demanda.
Con este ejemplo histórico queremos puntualizar que ejercer tu derecho a la opinión tiene la ruta abierta, solo tienes que armarte de valor, valentía y sentido común para expresarte sobre un tema particular, sobre el proceso electoral, sobre los hechos de corrupción, sobre las medidas buenas y malas que se aplican y otros de tu interés.
Pero tal como van las cosas en el mundo del Siglo XXI, los niveles del debate y del respeto a las opiniones diferentes u opciones políticas contrarias tienen otra connotación e incluso opinar se ha vuelto peligroso y altamente vulnerable a la seguridad personal. En algunos países, no se debate, sino que suenan las armas y los gritos de las multitudes.
En Bolivia aún no han rematado a balazos a algún disidente que opine diferente al gobierno, aunque sí se los mandó a la cárcel o tienen procesos legales pendientes.
¿Qué es la opinión? Es un derecho establecido en el Art. 21 de la Constitución Política del Estado, que te garantiza: “A expresar y difundir libremente pensamientos u opiniones por cualquier medio de comunicación, de forma oral, escrita o visual, individual o colectiva”.
Para profundizar el concepto lo hacemos con el notable periodista Josep Pulitzer (1847-1911), que nos define así la opinión: “Es una convicción basada en pruebas, una afirmación respaldada con argumentos o un punto de vista adquirido, quizá de forma inconsciente, a través del hábito de leer. Así, la opinión pública podría describirse como la suma de las opiniones personales. Es lo que sienten o piensan las masas, la mayoría. La opinión pública regula la conducta de una comunidad y por ello es una ley no escrita: el sentimiento dominante que representa un acuerdo o un código moral y de educación común”.
Lo que está sucediendo en Bolivia, en nuestro país, es demasiado importante y que nos debe interesar a todos, y uno de los instrumentos que tenemos es sin duda ejercer el derecho a la opinión, la misma que el poder la escucha, aunque a veces no quiere reconocerlo, pero cuando las olas de las opiniones ciudadanas son enormes de descontentos, de críticas, de enojo e indignación sobre alguna medida o hecho cuestionable, pues el poder retrocede, lo que significa una victoria de la opinión pública.
Hoy los ciudadanos de Bolivia han dejado la apatía y la indiferencia para involucrarse en la política, para ejercer esta dimensión que no debería ser exclusiva de los políticos que hacen todo para obtener el poder. La política es demasiado importante como para dejarla únicamente en manos de los políticos. Necesitamos enfatizar el concepto de que somos ciudadanos en democracia y que la democracia está construyendo la ciudadanía y esta la fortalecemos con nuestras opiniones sobre la economía, la corrupción, la inseguridad ciudadana, los accidentes de tránsito, las pugnas de los candidatos, los bloqueos, las injusticias, las violencias, la educación y tantos otros temas que son parte del devenir histórico y ahora rumbo a los 200 años de fundación de la República.
El coraje de la opinión radica en tu opción democrática de utilizar cada una de las herramientas que la tecnología nos permite. Ojo que nos hacemos más democráticos practicando la tolerancia y el respeto a la opinión diferente; seremos más ciudadanos de la democracia practicando los valores de la democracia; somos más libres ejerciendo nuestras libertades de expresión, opinión y de elección; nos hacemos más ciudadanos llenándolos de valores y de derechos.
“En un Estado cuyo sistema de gobierno es esencialmente democrático, no se puede dar ningún cambio de dinastía, de administración ni de constitución que no haya sido provocado directamente por la acción de la opinión pública. En los gobiernos modernos, la efectividad de la opinión pública está en proporción directa con la libertad del pueblo”, precisa Pulitzer.
Pues bien, ahí radica el coraje, tu coraje de tu opinión. Que se escuche tu voz cada día.