El modelo autonómico plural y la repartición competencial para la protección de víctimas de violencia en Bolivia


 

El modelo autonómico plural en Bolivia, consagrado en la Constitución Política del Estado (CPE) de 2009, configura un diseño territorial y político que reconoce la diversidad étnica, cultural y social del país. Este modelo establece la coexistencia y complementariedad de múltiples niveles de gobierno —central, departamental, municipal e indígena originario campesino— dotándolos de autonomía y competencias para el ejercicio de la gestión pública en el marco de la unidad estatal. La repartición competencial en materia de protección de víctimas de violencia en razón de género y de grupos de atención prioritaria se erige como una manifestación concreta de este principio autonómico, pero también como un desafío jurídico y operativo de gran complejidad.



Desde una perspectiva filosófica, el modelo autonómico plural encarna la materialización de la autodeterminación de los pueblos y la descentralización del poder, pilares esenciales para la democratización y el reconocimiento de la diversidad social. La protección de víctimas de violencia de género y de grupos vulnerables constituye, en este sentido, un imperativo ético y político que trasciende la mera gestión estatal, al involucrar valores fundamentales como la dignidad humana, la igualdad y la justicia social. La responsabilidad del Estado en este ámbito no se limita a la sanción de conductas violentas, sino que implica la implementación de mecanismos efectivos de prevención, atención y reparación integral, lo que requiere una acción concertada y coordinada entre los diferentes niveles de gobierno.

Desde el plano jurídico, la CPE establece competencias privativas del nivel central en materia de régimen penal y procesal (art. 297), pero también reconoce competencias concurrentes y compartidas en el ámbito de la seguridad ciudadana, la protección de derechos y la erradicación de la violencia. La Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia (Ley N° 348) y la Ley de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Ley N° 548) son expresiones normativas de esta coordinación intergubernamental. Sin embargo, las tensiones competenciales y los vacíos institucionales persisten, evidenciando la necesidad de fortalecer los mecanismos de cooperación y articulación entre los distintos niveles de gobierno, respetando la autonomía local sin menoscabar la obligación estatal de garantizar una tutela efectiva de los derechos fundamentales.

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El reto del modelo autonómico plural en Bolivia radica en lograr un equilibrio entre el respeto a las competencias autonómicas y la unidad de acción estatal en la protección de las víctimas. La superación de esta tensión requiere una interpretación armónica de la normativa constitucional y la consolidación de políticas públicas integrales que reconozcan la diversidad territorial y cultural del Estado boliviano, sin perder de vista el mandato de garantizar la vida, la integridad y la dignidad de las personas más vulnerables.

Carlos Pol Limpias, Abogado, Doctor en Derecho Constitucional


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