Fuente: https://ideastextuales.com

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Con el liderazgo de Sergio Antelo, publicaron 12 manifiestos con ideas políticas y propuestas para cambiar el Estado y tener otra visión de Santa Cruz y Bolivia.

Bajo el título de «Documentos M26 – Movimiento 26 de Febrero» (ver al pie del texto), Sergio Antelo Gutiérrez y otros cruceños, presentaron dichos documentos emitidos por este «movimiento de opinión», como ellos mismos se denominaron, generados durante los últimos meses de 1984.

«La finalidad de su difusión no es otra que la de entregar nuestro aporte, análisis y propuestas, para enfrentar desde una perspectiva diferente y no comprometida, los problemas que confronta el país, y particularmente nuestra región.

Durante el año 1985, pretendemos seguir opinando con el mismo entusiasmo y la misma vocación de cambio que caracteriza a todas aquellas personas o ciudadanos que respetando el pluralismo de las ideas y la diversidad de criterios han llegado al firme convencimiento de que los tiempos de las inútiles esperas han concluído», señalan en el folleto difundido desde enero de 1985.

El jueves 27 de marzo, a partir de las 19:00 horas, Gustavo Pinto M. brindará una conferencia sobre el M-26 en el Museo de Historia (casona de la calle Junín, al lado del Paraninfo Universitario, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia). El ingreso es abierto y gratuito.

«La descentralización política – Primero y ahora-«.

«Toda descentralización política exigirá primeramente la democratización de los partidos políticos, ya que toda descentralización es un acto de afirmación democrática.

Pero como no existe ni existirá voluntad política para democratizar los partidos políticos (tradicionales) por su propia esencia caudillista, tampoco existirá voluntad para democratizar el poder y la descentralización política administrativa que de alguna forma representa también la descentralización del poder.

Una evidente prueba de ello, son los resultados obtenidos hasta el día de hoy en esta materia. El proyecto de descentralización parece que duerme el sueño de los injustos, en todo caso, los pequeños logros obtenidos no pasarán de un conjunto de buenas intenciones destinadas a desconcentrar la burocracia, y esto no cambia nada, salvo el sitio donde se instala la nueva burocracia (caso SIDERSA).

Pero para dilucidar la cuestión del poder a nivel local y nacional, se hace necesario distinguir con claridad la diferencia cualitativa de una elección nacional de una elección municipal o local, ya que la primera define la constitución de los poderes nacionales, la segunda los poderes locales, que aunque poderes, ambos tienen naturaleza distinta, alcance geográfico distinto y connotaciones culturales distintas, ya que no es igual votar por un Presidente de la República que por un representante vecinal al Gobierno Municipal, no es igual votar por una opción política a nivel nacional que por personas políticas o simples ciudadanos que representan intereses y aspiraciones representativas locales concretas del conjunto de vecinos urbanos que, pueden o no, coincidir con el poder nacional.

En razón del pacto político entre la situación y la oposición, las elecciones nacionales, han llegado a coincidir con las elecciones locales, cabe en este momento replantear el alcance legal y el rol de los respectivos cortes a nivel nacional y local. En el primer caso, la Corte Nacional Electoral deberá cumplir con el mandato legal de inscribir las candidaturas nacionales para presidentes, senadores y diputados y las Cortes Electorales Departamentales se les debe ampliar sus facultades legales para cumplir con la obligación de inscribir las listas para candidatos a munícipes, ya que esto permitirá la constitución de los poderes locales con un alto nivel de representatividad popular, significará profundizar el marco democrático, significará votar por candidatos conocidos y que expongan programa de gobierno a nivel local.

Aunque esta descentralización en lo político pueda ofender la sensibilidad de los partidos nacionales y constituye una respuesta democrática para responder a la democracia autoritaria de los partidos caudillistas del país, sin embargo favorece las comunidades locales, permite un mayor grado de participación social en la constitución de los gobiernos locales y rompe por la base el colonialismo político del poder central.

Por esta razón, creemos oportuno exhortar a las organizaciones partidarias a nivel local y nacional y las entidades cívicas, a las asociaciones vecinales, a los sectores profesionales y sindicales entre otros, para que se pronuncien favorablemente por un proyecto que reivindica la esencia democrática de los pueblos del país, cuyos derechos históricos han sido arrebatados por el manejo discresional del Estado, el verticalismo antidemocrático y la democracia del dedo.

Por ello mismo, nuestra lucha regional y nacional debe orientarse hacia la consolidación de dos puntos, básicamente.

  1. Constitución democrática de los gobiernos departamentales y nacionales, cuyos representantes deben ser elegidos mediante el sufragio popular y directo.
  2. Ampliar las facultades legales de las cortes electorales departamentales para que puedan recibir inscripciones de las candidaturas locales o se deberán imprimir dos papeletas multicolor y multisigno, una para la elección nacional y otra para la elección municipal.

Derrotar el colonialismo interno en lo político significa construir democráticamente los poderes locales y avanzar hasta la materialización de un proyecto de autonomía regional con participación popular plena.

Derrotar el colonialismo interno en lo económico significa recuperar nuestras riquezas usurpadas y crear mecanismos regionales autogestionarios para promover su racional explotación y la equilibrada distribución de sus beneficios.

Derrotar el colonialismo interno en lo cultural significa rescatar nuestra historia y nuestra esencia colectiva y para hacer de ésta un instrumento movilizador, integrador y de cambio.

Movimiento 26 de Febrero / M-26

Santa Cruz, diciembre 13 de 1984″.

 

Por Gabriela Ichaso.