El primer ministro chino, Li Qiang, insistió durante la apertura de la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular que el Partido Comunista “avanzará con firmeza en la causa de la reunificación
(Con información de EFE)
Fuente: Infobae
En un nuevo intento por reforzar su postura de anexión forzosa de Taiwán, el primer ministro chino, Li Qiang, insistió este miércoles en que el régimen comunista “avanzará con firmeza en la causa de la reunificación” y trabajará con la población taiwanesa para lograr lo que llamó “el rejuvenecimiento de la nación”.
“Nos opondremos resueltamente a las actividades separatistas que buscan la independencia de Taiwán y a las interferencias externas”, dijo Li durante la apertura de la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP), en la que el régimen traza su hoja de ruta política y económica.
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Su mención a Taiwán, ubicada al final del discurso, fue recibida con aplausos por los casi 3.000 delegados reunidos en el Gran Palacio del Pueblo.
Li evitó dar detalles concretos sobre cómo China pretende “fomentar los intercambios” con Taiwán, una táctica frecuente en la propaganda de Beijing, que combina discursos conciliadores con actos de intimidación militar.
Desde 1949, tras la victoria del Ejército comunista de Mao Zedong en la guerra civil china, el Gobierno legítimo de la República de China, encabezado por Chiang Kai-shek, se estableció en Taiwán, donde la isla ha desarrollado un sistema democrático y una economía próspera. Sin embargo, el régimen de Xi Jinping sigue considerando a Taiwán como una provincia rebelde y mantiene su amenaza de anexión, sin descartar el uso de la fuerza.
El líder chino ha convertido la “reunificación” en una prioridad dentro de su agenda de expansión y control totalitario desde que asumió el poder en 2012. Su régimen ha intensificado el hostigamiento militar contra la isla, con incursiones de aviones de combate en su zona de defensa aérea y maniobras navales que buscan generar un clima de miedo.
Paralelamente, Beijing ha usado su influencia económica para aislar diplomáticamente a Taiwán, presionando a países para que rompan relaciones con Taipei y reconozcan a China. Actualmente, solo 13 países mantienen lazos oficiales con Taiwán, frente a los 22 que tenía en 2016.
Desde ese año, el gobierno taiwanés ha estado en manos del Partido Democrático Progresista (PDP), una formación que rechaza la anexión por parte de China y defiende que el futuro de la isla solo puede ser decidido por sus 23 millones de habitantes.
Estados Unidos, principal socio de Taiwán, ha reiterado su apoyo a la isla frente a la agresión china. Aunque Washington no mantiene relaciones diplomáticas formales con Taipei, la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979 establece que EEUU proporcionará a la isla los medios necesarios para su defensa en caso de un ataque del régimen comunista.
En los últimos años, el gobierno estadounidense ha aprobado importantes ventas de armamento avanzado a Taiwán, fortaleciendo sus capacidades militares frente a una posible invasión.
Además, las visitas de altos funcionarios estadounidenses a la isla han enviado un mensaje claro a Beijing: cualquier intento de anexión por la fuerza tendrá consecuencias.
El peligro de una escalada militar en el Estrecho
El conflicto en el Estrecho de Taiwán sigue siendo uno de los focos de tensión más peligrosos en el panorama geopolítico actual. La agresividad de China, combinada con su retórica de anexión forzosa, plantea un grave riesgo para la estabilidad de la región.
El régimen de Beijing ha dejado claro que cualquier declaración formal de independencia por parte de Taiwán será respondida con una acción militar, lo que podría desencadenar un conflicto de gran escala.
Mientras tanto, Taiwán sigue apostando por el fortalecimiento de su democracia y su capacidad de defensa, contando con el respaldo de Estados Unidos y otros aliados en su lucha por mantenerse libre de la opresión del régimen comunista chino.