El rostro de la Llajta


 

 



Después de 20 años de incuria, el rostro de Cochabamba es el rostro del progreso y marcha rumbo a ser la ciudad para todos aquellos que buscan superarse y ganarse a pulso las oportunidades.

En Cochabamba, sin duda, que se combinan la fuerza del carácter con la sensibilidad humana, la férrea decisión de salir adelante con el cariño y el valor para defender las ideas propias, con la determinación de aceptar y asimilar las que vienen de afuera.

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La gente trabaja y lucha día a día, sin importar la crisis económica a la que irresponsablemente nos han conducido los gobiernos de 2006 a 2025, pero que desfachatadamente, unos y otros se acusan de ser responsables, sin siquiera sonrojarse de los errores y de la traición a los bolivianos en general.

No ha sido fácil rehacer la institucionalidad municipal y recobrar el principio de autoridad, después de que las gestiones ediles de febrero de 2005 a abril de 2021 dejaron prácticamente deteriorado los cimientos y arruinada las finanzas municipales, con un sinnúmero de irregularidades y actos de corrupción que siguen en disputa en la jurisdicción ordinaria.

Un servidor público se distingue por ser creativo y por tener capacidad política de servir a todos por igual, y los cochabambinos sabemos lo mucho que se ha logrado en cuatro años de gestión municipal, pero también sabemos de lo mucho que falta y de lo que hay por hacer.

El balance de la gestión iniciada el 3 de mayo de 2021, destaca un gran esfuerzo por mejorar la infraestructura urbana de la ciudad, aunque es difícil contentar a todos, más aún en tiempos demasiado prematuros de campaña electoral nacional, cuando ni siquiera se ha emitido la convocatoria para dicho ejercicio democrático.

Y no hay duda que el mejor activo que tiene el actual Gobierno Autónomo Municipal de Cochabamba, es la gente con su deseo inquebrantable de vivir mejor en una ciudad con escenarios extraordinarios, donde rebosa la gastronomía y la diversión, custodiada de un clima codiciado por otras ciudades del país.

Las obras de infraestructura ya realizadas, las que están en ejecución y las que se plantean están a la vista, de ahí que las críticas y denuncias de concejales de la oposición y de alguna dirigencia vecinal y política resultan absurdas, porque acusan de corrupción sin exponer una sola prueba que, al menos resalte como verosímil.

La experiencia política en el ejercicio de la función pública resulta importante, porque ayuda a zanjar dificultades de relacionamiento con cualquier gobierno, y los cochabambinos hemos encontrado la estrella de esa práctica que ha permitido limar para avanzar, después de lo tormentoso que resultó el segundo semestre de 2021, persecución judicial incluida.

Todos, sin importar colores políticos ni ideologías, tenemos el deber de seguir fortaleciendo los vínculos con los gobiernos departamental y nacional. Se trata de mantener y acrecentar una relación respetuosa, cordial y fructífera en observancia de la Ley, y eso no quiere decir que concurran acuerdos políticos para invalidar procesos, como señalan algunos aficionados del derecho y ‘noveles’ políticos.

Los cochabambinos debemos seguir construyendo alianzas para beneficio de la comunidad y debemos sumar todos nuestros esfuerzos para seguir edificando nuestro Municipio, y en el corto plazo y mediano tiempo, edificar debemos nuestro país para orgullo de los auténticos qhöchalas.

 

Henry Gonzalo Rico García

El autor es Abogado y docente en la UMSS


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