Ya sabemos lo poco creíbles que son la mayoría de las encuestas y, por lo tanto, la desconfianza se impone. Y no se trata de que las encuestas solo en Bolivia sean fuleras, sino que lo son en casi todas partes. Ya hemos sido testigos de monumentales errores en países bastante más civilizados que el nuestro. Muchas veces son culpables las empresas de sondeo contratadas, porque favorecen con sus números a quienes les pagan. Otras veces se trata de los ciudadanos sondeados que responden cualquier cosa por salir del paso, o quienes, simplemente, mienten; no quieren decir su verdad. Esto último es muy frecuente.
Quienes hemos estado en cierto momento cerca del poder, justamente en épocas preelectorales o de franca batalla electoral, hemos visto cómo se hacen las encuestas y cómo los propios dueños de las compañías encuestadoras engañan a los jefes políticos, mostrándoles cifras falsas, con el propósito de entusiasmarlos y sacarles más dinero. Otras veces, son los propios líderes quienes pagan más, para que las empresas los favorezcan, con el propósito de hacer públicos esos números y atraer a los inminentes votantes, que, ciertamente, se inclinarán por el posible ganador. Un postulante que figura con el 30% tiende a recibir más adherentes que uno que tiene el 3%. En el fondo, nadie (o muy pocos idealistas), entrega su voto por un candidato que a todas luces será perdedor.
En Bolivia, como de costumbre, desde hace varias semanas que aparecen encuestas que no son creíbles y que no vale la pena ni siquiera comentarlas. Son tan absurdas, chacoteras, ridículas, tan fuera de lugar, que provocan estupor o risa. Son estadísticas amañadas que no reflejan ni lejanamente la verdad del sentimiento electoral boliviano y que provocan comentarios de toda índole, cuando no confusiones distorsionantes entre la gente menos informada, lo que es muy grave en el momento del sufragio.
Hemos visto, en los medios del lunes pasado, una percepción sobre la preferencia electoral, que no ha sido entregada por ningún partido, bloque o candidato, sino por el Colegio de Politólogos de Santa Cruz, sobre la inclinación que existe en nuestro Departamento de cara a las elecciones presidenciales de agosto próximo. Pero, también, sobre la catastrófica opinión que existe en nuestra región oriental, sobre lo que es el pobre gobierno del presidente Arce Catacora, un fracaso estrepitoso, con gasolinazo encubierto e inflación, que debemos soportar solo porque quedan pocos meses para echarlos del poder. Estamos seguros de que el Colegio de Politólogos de Santa Cruz, que ha contratado a la empresa Servicios de Planificación, Investigación y Estudios (Spie Consultig SRL), ha querido ofrecer a la población datos reales, ciertos, no manipulados, sobre la inclinación electoral de la población cruceña.
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La encuesta realizada entre el 17 y el 23 del mes pasado, a un conjunto de 1.690 personas y con un margen de error del 2.38%, ubica en primer lugar a Jorge Tuto Quiroga con el 23%, seguido de Samuel Doria Medina con 12.30%, Luis Fernando Camacho con 8.79, Evo Morales con 8.67, Manfred Reyes Villa 8.30, Chi Hyun Chung 4.85, Andrónico Rodríguez 2.91 y Luis Arce Catacora con 2.38. Un importante número de ciudadanos no responde y el nombre de Evo Morales está de más en la lista por estar inhabilitado para ser candidato.
En cuanto a L.F. Camacho, obtiene una cifra baja porque, secuestrado como está, no postula. Aunque sabemos que donde se incline en su momento (dentro del acuerdo que tiene firmado) llevará muchísimos votos que podrán modificar bastante el espectro electoral cruceño, hundiendo más al voto masista, que, en sus tres versiones, aparece insignificante con el presidente Luis Arce con un 2.38%. Manfred Reyes Villa y Chi Hyun Chung, parece que están en el lugar que les corresponde verdaderamente en este Departamento. No sabemos todavía la posición que tiene Rodrigo Paz Pereira en el espectro electoral cruceño, ni la actitud que asumirá el decidido Branko Marinkovic, aunque damos por descontado de que ambos apoyarán a las fuerzas mal llamadas de la “derecha”, antes de beneficiar a los residuos inservibles del masismo.
Lo importante, en todo caso, es que en los tres primeros lugares en Santa Cruz están los miembros del Bloque de Unidad, Quiroga, Doria Medina y Camacho, además de quienes respaldan a Carlos Mesa, Amparo Ballivián y a Vicente Cuéllar, que sumarán su apoyo al que resulte favorecido en la encuesta del Bloque que está prevista para muy pronto. Rubén Costas Aguilera y su partido Demócratas hace mucho que brindó su respaldo a Tuto Quiroga, con lo que es probable que Quiroga o Doria ganen en Santa Cruz, que tiene un 30% o más del electorado nacional, lo que puede definir la elección.
La incógnita escurridiza, que no aparece en la encuesta del Colegio de Politólogos ni en ninguna otra, es Johnny Fernández y su partido UCS. Fernández ha hecho una gira por diversas ciudades del país y hasta EE.UU., pero no se sabe si apoyará a alguien ni quién ese alguien, aunque se mencionan a Arce Catacora, a la señora Copa o a Reyes Villa.
Ahora habrá que esperar ver qué sucede con la próxima encuesta nacional, que, ojalá, sea seria y que no responda a las simpatías o al dinero solamente. Seguramente que pueden aparecer algunas variantes, aunque lo importante vendrá cuando, por fin, estén proclamados todos los candidatos y Evo Morales se resigne a cambiar su enloquecido deseo de vestir el traje con la banda presidencial y la medalla de Bolívar por el overol color naranja.