“Evo Morales le desordenó terriblemente la gestión pública y los dos se obsesionaron por el control del partido”, afirmó Richter, advirtiendo también que ambos tienen un “la fijación obsesiva por la Presidencia”
Richter consideró que Arce “perdió la oportunidad de demostrar que era un estadista y resolver los problemas económicos”
El presidente boliviano, Luis Arce, antepuso la “lucha política” contra el exmandatario Evo Morales (2006-2019) a la gestión de Gobierno, algo que “ha generado un daño al país” que se refleja en la actual escasez de dólares y combustibles, afirmó el exvocero presidencial Jorge Richter.
”La lucha política (con Morales) ha distraído esfuerzos del presidente, que debieron ser dedicados a lo económico, al crecimiento y ordenamiento del país, al desarrollo institucional y a la reconciliación de los bolivianos”, indicó el exportavoz de la Administración de Arce que renunció al Gobierno hace 9 meses.
Politólogo de formación, Richter se desempeñó como analista el 2019 y en diciembre del 2020 fue designado como vocero presidencial por Luis Arce.
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El exvocero señaló que la disputa que Arce y Morales por el control del MAS y las decisiones de Gobierno terminó por “desordenar” la gestión del Ejecutivo, pese a que él le planteó al presidente que mantuviera una relación “fraterna” y “directa” con el exmandatario.

”Está claro que el presidente no construyó una (buena) relación (…) Evo Morales le desordenó terriblemente la gestión pública y los dos se obsesionaron por el control del partido”, afirmó Richter, quien agregó que ambos tienen un “la fijación obsesiva por la Presidencia”.
A esto se suma la búsqueda constante de Morales por volver a la Presidencia de Bolivia, ahora sin el MAS, luego de perder la jefatura del partido oficialista en noviembre. Mientras que Arce, a juicio de varios analistas, es la principal opción del oficialismo y se perfila para buscar la reelección.
Richter consideró que Arce “perdió la oportunidad de demostrar que era un estadista y resolver los problemas económicos” que “se veían venir”, cuando hace algunos años los ingresos por las exportaciones de gas natural comenzaron a disminuir, pero que el presidente prefirió dedicarse “a la política trivial”.
RESPONSABILIDAD COMPARTIDA
A juicio del exvocero, Arce en su condición de exministro de Economía de Morales y actual presidente “comparte responsabilidad” con el exlíder del oficialismo por la actual situación económica de Bolivia.
El politólogo indicó que Bolivia sufre su “tercera crisis” por falta de combustibles en menos de un año, tras la escasez que hubo en agosto y septiembre de 2024.

A esto se suma la falta de dólares que persiste desde principios de 2023, en coincidencia con el descenso de las reservas internacionales netas (RIN), que hasta diciembre del año pasado llegaron a 1.974 millones de dólares, frente a los 15.122 millones que se tenían en 2014.
Arce admitió que Bolivia no cuenta con dólares suficientes para costear la importación de combustibles, que desde 2005 se mantienen en precio fijo por la subvención estatal, por lo que anunció medidas para reducir la demanda y el consumo de carburantes, pero recalcó que Bolivia “no está quebrada” económicamente.
Al respecto, Richter consideró que el presidente “tiene un exceso de dogmatismo (económico) que le impide ver las necesidades” del llamado Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP) gestado por Arce y otros economistas de izquierda y que se puso en marcha en la Presidencia de Morales.
Asimismo, sostuvo que la formación económica de Arce “no es lo suficientemente fuerte como para poder avanzar en reformas del modelo económico sin creer que está traicionando sus pilares fundamentales”, como la inversión pública, la redistribución de ingresos y el pago de bonos y subsidios.
Arce “no tiene una autocrítica, todos sus discursos siempre son que hay otros responsables (…), siempre hay un traslado de responsabilidades (hacia otros) y ese es un error de quien pretende ser un estadista”, cuestionó.
Con esta situación, Richter consideró que Arce “no tiene ninguna posibilidad” para ser reelegido dado el bajo apoyo que le atribuyen las encuestas, pero que el presidente buscará ser “el único candidato de la izquierda” en base a una estrategia del “desgaste y exclusión de otros candidatos”.