En las localidades amazónicas de Reyes, Borja, Rurrenabaque y Riberalta cientos de viviendas están anegadas por el desborde del río Beni, las autoridades locales señalan que más de 2.000 mil familias resultaron afectadas, y según constató EFE muchos locales cruzan los caminos y calles para llegar a sus viviendas subidos en vacas o en lanchas con remos.
Fuente: El Deber
Cerca de 2.000 familias de la Amazonía de Bolivia sufren las inundaciones de sus comunidades por las fuertes precipitaciones y muchos deben transitar las calles en lanchas, también temen la escasez de agua potable, en una temporada de lluvias que hasta este sábado ha dejado más de 700.000 personas afectadas y 49 fallecidas en el país.
En las localidades amazónicas de Reyes, Borja, Rurrenabaque y Riberalta cientos de viviendas están anegadas por el desborde del río Beni, las autoridades locales señalan que más de 2.000 mil familias resultaron afectadas, y según constató EFE muchos locales cruzan los caminos y calles para llegar a sus viviendas subidos en vacas o en lanchas con remos.
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El corregidor municipal de Reyes, Francisco Medina, indicó a EFE que las autoridades locales trabajan con lanchas a motor y tractores para sacar a las personas de sus viviendas inundadas, y para recuperar algunos artículos y ropa de las casas.
«Hay comunidades que quedaron bajo el agua completamente (…) las bombas de agua de las comunidades están contaminadas», señaló Medina.
Parte de la población de esas comunidades instalaron carpas a la orilla de la carretera en donde viven temporalmente a espera que la intensa lluvia pare y el agua baje para así regresar a sus hogares.
Sin embargo, Medina pronosticó que el agua no cederá por completo en uno o dos meses y lamentó que la mayoría de cosechas de yuca, maíz, arroz y plátano quedaran destruidas, y teme que haya un problema de seguridad alimentaria en el futuro cercano.
Juan Errufino uno de los habitantes de la Amazonía damnificados dijo a EFE que el campamento temporal no es adecuado para tantas personas e indicó que les faltan víveres pero que deben aguantar hasta que «pase el agua».
En la comunidad Real Beni se instaló un campamento médico, que atiende a la decenas de personas que debieron dejar sus hogares y que en su mayoría tienen infecciones relacionadas con agua contaminada.
Rustiano Campo habitante de dicha comunidad confirmó que el agua de consumo diario se contamina con los desbordamientos del río porque llevan sedimento a los pozos, «necesitamos medicamentos, alimentación, no hay ni combustible».
Por su parte, la Gobernación de Beni se declaró en emergencia y utiliza lanchas a motor para distribuir la ayuda humanitaria en los caseríos a los que no se puede llegar por tierra, debido a que los caminos están anegados.
«Se ha llegado a 1.800 a familias damnificadas, a las que se brindará víveres, atención rápida y brigadas medicas», indicó Juan Carlos Velarde, director de comunicación de la Gobernación de Beni desde Rurrenabaque.
Asimismo Velarde informó que seguirán navegando el río para entregar ayuda a las familias restantes.
El viceministro de Seguridad Civil, Juan Carlos Calvimontes, afirmó que por la temporada de lluvias se está superando la cifra de «700.000 personas que necesitan una ayuda», entre personas afectadas y damnificadas por inundaciones y derrumbes.
Calvimontes entregó en la víspera 7,6 toneladas de ayuda humanitaria para la Amazonía boliviana, la cual será entregada entre sábado y domingo a las familias necesitadas.
«Lo más triste es que (hay) 49 personas fallecidas», indicó Calvimontes y precisó que hasta la fecha hay «81 municipios se declararon en desastre», lo que quiere decir que «ya no tienen» recursos para luchar contra las inundaciones y derrumbes.
El Gobierno tiene el registro de 324.699 familias afectadas y damnificadas, 3.937 comunidades afectadas y 708 viviendas «completamente destruidas» en todo el país.
La Cámara de Senadores de Bolivia aprobó esta semana un crédito de 75 millones de dólares (cerca de 52 millones de bolivianos), provenientes del Banco de Desarrollo de América Latina y Caribe, para atender emergencias por desastres naturales, incluyendo lluvias e inundaciones.
Fuente: El Deber