La COB murió, hace años ya


Marcelo Ugalde

Si la COB estuviera viva, no estaría pidiendo aumentos salariales. Estaría pidiendo la cabeza de Luis Arce en bandeja, con un paro indefinido, un cerco nacional y un ultimátum con fecha de caducidad. No son buenas prácticas, pero así solía ser. Si la COB tuviera el espíritu de antaño, este gobierno ya habría sido devorado y escupido, como ya ocurrió en la historia boliviana, donde los sindicatos nacían desafiantes y terminaban sepultando a los mismos líderes que ayudaron a encumbrar. Pero la COB de verdad, la de Lechín o Delgadillo, la de Solares, la temida, la intransigente, la que hacía temblar palacios, ya no existe.



La COB de hoy es una vergüenza para su historia, es apenas una oficina más, una repartición del Estado. Un grupo de dirigentes que han cambiado las trincheras por los comunicados transmitidos por Bolivia TV, las marchas por los almuerzos ministeriales y la furia obrera por aumentos salariales negociados en mesas donde el menú es más importante que la agenda. Son sindicalistas que defienden su propio bienestar, no el de los trabajadores. Se preocupan más por sus viáticos que por el desempleo, más por sus bonos que por los que trabajan sin derechos ni contratos.

El desastroso dirigente, Juan Carlos Huarachi, tiene el descaro de exigir aumentos en un país donde el 80% sobrevive en la informalidad, donde no hay seguridad social ni estabilidad laboral para los que realmente sudan por el sustento diario. Pero ellos siguen exigiendo más, como si el país no estuviera agotado por tantos parásitos.

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Perdió la fuerza y la credibilidad. La COB se ha convertido en una reliquia que nadie teme ni respeta. Ya no es un contrapeso del poder, sino su mascota. Si los sindicatos fueron alguna vez el motor del cambio en Bolivia, ahora son solo una excusa para que unos cuantos se repartan beneficios a costa de los trabajadores que ya no tienen voz.

Hoy toca hacer lo que se hace con todo lo inservible, desecharlo. Enterrémosla con honores y recordemos su gloria. Señores, la COB, ha muerto (hace años ya).


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