La demanda de Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ): Debilidades, actores clave y lecciones aprendidas  


Ramiro Sánchez Morales

En 2013, el gobierno de Evo Morales presentó ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) una demanda histórica para que Chile negociara un acceso soberano al mar para Bolivia. Sin embargo, el fallo de 2018, que rechazó la demanda y reafirmó la validez del Tratado de 1904, representó un fracaso diplomático para Bolivia. Este proceso no solo evidenció las debilidades de la estrategia boliviana, sino que también involucró a figuras clave en el ámbito legal y diplomático. A continuación, se detallan los actores principales, las debilidades de la demanda y las lecciones para el futuro.

Actores clave en la demanda

Equipo legal boliviano

El equipo que representó a Bolivia ante la CIJ estuvo compuesto por destacados juristas nacionales e internacionales. Algunos de los nombres más relevantes incluyen:

  1. Eduardo Rodríguez Veltzé: Ex presidente de Bolivia (2005-2006) y abogado, quien fue designado agente de Bolivia ante la CIJ. Jugó un papel central en la estrategia legal y diplomática.
  2. Héctor Arce Zaconeta: Ministro de Justicia de Bolivia durante el gobierno de Morales, fue una figura clave en la coordinación de la demanda. También fue Procurador Geberal del Estado y tuvo un rol activo en la defensa de los intereses bolivianos.
  3. Baltasar Garzón: El famoso juez español, conocido por su trabajo en derechos humanos y justicia internacional, fue asesor externo del equipo legal boliviano. Su participación generó expectativas, pero no logró cambiar el curso del fallo.
  4. Monica Feria-Tinta: Abogada internacional especializada en derecho internacional público y derechos humanos, quien formó parte del equipo legal boliviano.
  5. Mathias Forteau: Profesor de derecho internacional en la Universidad de París Ouest Nanterre La Défense, quien asesoró a Bolivia en el caso.
  6. Antonio Remiro Brotóns: Catedrático de derecho internacional en la Universidad Autónoma de Madrid, otro de los asesores clave.
  7. Alan Boyle: Profesor de derecho internacional en la Universidad de Edimburgo, especializado en derecho del mar, quien también formó parte del equipo legal.

Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima (DIREMAR)

La Diremar fue creada en 2011 por el gobierno de Morales para liderar la estrategia de la demanda marítima. Algunos de sus miembros más destacados fueron:



  1. Juan Lanchipa Ponce: Primer Director  de la Diremar y uno de los principales impulsores de la estrategia legal.
  2. Rubén Saavedra: Exministro de Defensa y coordinador de la Diremar en varias etapas del proceso.
  3. Eduardo Rodríguez Veltzé: Además de ser el agente ante la CIJ, también tuvo un rol importante en la Diremar.

Debilidades de la demanda boliviana

  1. Expectativas desmesuradas y falta de realismo jurídico
    La demanda generó grandes expectativas en la población boliviana, alimentadas por una retórica nacionalista. Sin embargo, la CIJ determinó que Chile no tenía la obligación de negociar un acceso soberano al mar, ya que el Tratado de 1904 había resuelto las cuestiones territoriales. El gobierno de Morales no consideró adecuadamente las implicaciones de un fallo adverso, lo que generó un desengaño colectivo.
  2. Enfoque unilateral y falta de pragmatismo
    La estrategia se centró casi exclusivamente en la vía judicial, descuidando otras alternativas diplomáticas y multilaterales. Bolivia no logró construir una red de apoyos sólida en foros internacionales, lo que la dejó en una posición de aislamiento diplomático.
  3. Uso excesivo del nacionalismo como herramienta política
    La demanda fue utilizada como un instrumento de movilización nacionalista, lo que, si bien tuvo un impacto emocional en el plano interno, no contribuyó a generar soluciones concretas en el ámbito internacional. La retórica de confrontación no logró traducirse en una estrategia diplomática efectiva.
  4. Falta de consenso interno y estrategia a largo plazo
    La demanda dependió en gran medida de la figura de Evo Morales y su gobierno, sin que existiera un consenso nacional que trascendiera administraciones o partidos políticos. Esto limitó la capacidad de Bolivia para mantener una estrategia coherente y sostenible en el tiempo.
  5. Altos costos económicos y resultados limitados
    La demanda implicó un gasto significativo para el Estado boliviano. Aunque no existe una cifra oficial exacta, se estima que el gobierno de Morales invirtió más de 10 millones de dólares en honorarios de abogados internacionales, campañas de difusión, gastos logísticos y estudios técnicos. Este elevado costo contrasta con el resultado adverso, lo que generó críticas sobre la eficiencia y la priorización de recursos.

Lecciones para el futuro

A pesar del fracaso de la demanda ante la CIJ, la cuestión marítima sigue siendo un tema central en la agenda diplomática de Bolivia. Para abordarla de manera efectiva en el futuro, es necesario aprender de las debilidades pasadas y adoptar un enfoque más pragmático y multilateral. Algunas posibles líneas de acción incluyen:

  1. Fortalecer la diplomacia multilateral: Bolivia debe buscar alianzas estratégicas en foros internacionales como UNASUR, CELAC y el Sistema de Integración Centroamericano (SICA) para generar apoyo a una solución negociada con Chile.
  2. Promover la negociación bilateral: A pesar del fallo de la CIJ, Bolivia debe mantener abierta la vía del diálogo con Chile, explorando acuerdos comerciales, de libre tránsito y otras medidas prácticas que faciliten el acceso al mar.
  3. Aprovechar la diplomacia económica y cultural: La cuestión marítima es también un tema de identidad nacional, por lo que Bolivia podría utilizar su cultura e historia para generar mayor comprensión internacional sobre su posición, sin caer en el nacionalismo exacerbado.
  4. Construir un consenso interno: Es fundamental que Bolivia desarrolle una estrategia unificada y a largo plazo que trascienda gobiernos y partidos políticos, asegurando continuidad y coherencia en su política exterior.

Conclusión

El fracaso de la demanda ante la CIJ dejó en evidencia las debilidades de una estrategia basada en expectativas desmesuradas, un enfoque unilateral y el uso excesivo del nacionalismo. Bolivia debe aprender de este revés para no repetir los mismos errores. En el futuro, la diplomacia boliviana debe ser más pragmática, diversificada y orientada a soluciones viables, combinando el diálogo bilateral, la cooperación multilateral y la construcción de consensos internos. Solo así podrá avanzar en su histórica reivindicación marítima de manera efectiva y sostenible.

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La participación de figuras como Eduardo Rodríguez Veltzé, Héctor Arce, Baltasar Garzón y otros expertos internacionales, así como el trabajo de la Diremar, marcaron un esfuerzo significativo, pero insuficiente ante las limitaciones jurídicas y estratégicas. Esta historia debe servir como un recordatorio de la importancia de una diplomacia realista y bien planificada.

Fuente: eju.tv


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