Psicólogos y expertos en redes avisan que la realidad que expone la serie no está alejada de la que vive la juventud y reivindican la necesidad de regular el espacio digital.
Lorena Ferro
Fuente: https://www.lavanguardia.com/
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“¿Has visto la serie Adolescencia?” Los grupos de familias y las conversaciones entre adultos no hablan de otra cosa estos días. Adolescencia narra la historia de Jamie Miller, un chico británico de 13 años acusado de matar a una compañera de instituto, y refleja de manera impactante la peligrosa relación de los jóvenes con la tecnología.
Psicólogos y expertos en redes señalan que la serie ha causado conmoción -es una de las más vistas en muchos países y que Reino Unido se plantea emitirla en los institutos-porque muestra una realidad ante la que estamos cerrando los ojos como sociedad y que evidencia la soledad de los menores en el entorno digital además de la necesidad de diálogo y regulación.
¿Amplifican las redes el bullying y propagan y fomentan la manosfera? ¿Están haciendo algo los padres y los educadores? ¿Es la habitación de un adolescente un lugar seguro?
Owen Cooper como Jamie Miller hace un trabajo extraordinario.
“La serie pone de relieve que no estamos mirando lo suficiente ni en el lugar adecuado”, apunta la investigadora de la Universidad Complutense Elisa García-Mingo. Coautora de varios estudios sobre jóvenes y mundo digital entre los que se encuentra Jóvenes en la manosfera (FAD), García-Mingo cree que hay mirar en Instagram, en WhatsApp, en telegram, tiktok o en discord, que son las plataformas que usan los adolescentes.
“Si ves que tu hijo no está bien y a priori todo está bien, hay que indagar en la parte digital”, avisa la investigadora, que advierte que gran parte de la sociabilidad de los jóvenes sucede ahí y que la serie muestra la “vida híbrida”: que lo offline y lo online no está separado, es un continuo en el que “lo uno moldea a lo otro”.
Adolescencia “plantea una consecuencia extrema, pero el substrato es muy habitual”, explica el psicólogo Roger Ballescà, coordinador del Área de Salud Mental Infantil y Juvenil de la Fundació Hospitalàries Martorell y miembro de la junta de gobierno del Col·legi Oficial de Psicología de Catalunya.
Este experto, con casi 25 años de experiencia, ha “visto y disfrutado” una serie que define como“impactante” porque invita a pensar. Para Ballescà uno de los puntos fuertes es que hace un “cuestionamiento de dónde están los adultos” y deja en evidencia la falta de autoridad existente en casa y en la escuela. ”Los hemos dejado solos”, lamenta. La historia describe a una familia medianamente estructurada que podría ser “la de cualquiera de nosotros”.
Hasta que no cambie la regulación vamos a tener que proteger a nuestros chavales
También Lluna Porta, portavoz del movimiento Adolescencia Lliure de Mòbils (ALM), ha visto la serie no solo una sino dos veces. “Demuestra que nadie es culpable por si solo, pero que todos somos responsables” del escenario en el que nos encontramos con los jóvenes, asegura Porta, que es también profesora de inglés.
La experta tiene dos hijos de 15 y 19 años y el mayor le ha confirmado que se trata de una serie “muy realista”. El mismo input le han transmitido sus propios alumnos. Porta da charlas sobre pornografía y advierte: “Pensamos que los chicos están seguros online y en las redes y no sabemos el daño que les puede ocasionar”.
Para la experta, las consecuencias de las redes sociales en chicos que están formando su identidad pueden generar daños importantes.
“Los adolescentes se nutren del exterior” y eso también les influye, avisa. “Puedes educarlos con unos valores ideales y que luego se den cuenta de que cuando socializan lo que le han dicho sus padres no funciona”. “Hay una distancia demasiado grande entre lo que les enseñamos en casa y lo que ven que les funciona para ser populares o tener éxito”. “Y solo les falta la manosfera” (webs y foros contrarias al feminismo y que fomentan la misoginia), denuncia la educadora.
Erin Doherty es una terapeuta en el tercer capítulo.
García-Mingo ve “positivo” que la serie abra debates, pero recomienda no caer en el «tecnopánico”. No obstante, es partidaria de “cambiar el marco” porque aún vivimos en una especie de “amnesia colectiva” de las consecuencias a la exposición que hay a ciertos contenidos. Por eso aboga por una adecuada regulación porque recuerda que no hay que olvidar que las plataformas son empresas privadas y les “vendemos los datos de nuestros hijos”.
La investigadora reivindica que hace falta más “atención y responsabilidad” y avisa que hay que vigilar con la deshumanización especialmente de los chicos varones, que están expuestos y comparten contenidos “muy violentos”.
También recuerda que las chicas son víctimas de violencia digital y después también pueden acabar siendo ellas perpetuadoras de la misma hacia sus amigas. “Hasta que no cambie la regulación vamos a tener que proteger a nuestros chavales”, avisa.
El cocreador de la serie ha firmado el manifiesto de la entidad homóloga a la que representa Lluna Porta, que en Reino Unido recibe el nombre de Free Childhood y que se inspiró en el movimiento de ALM del Poblenou.
Desde la entidad catalana, embrión de una revolución parental para frenar y regular el acceso a los móviles de los menores, creen imprescindible que los padres tengan más formación, también los educadores y que desde las instituciones “se nos ayude” a poner conciencia en que por mucho que acompañes a tus hijos, están “muy expuestos” a un contenido muy “tóxico”.
Se trata, asegura, de permitirles que puedan desarrollar su personalidad “sin estos inputs tan bestias”. Avisa además que no hay que centrar el debate en el móvil porque también existen las tablets y porque los pocos que no tienen acceso a todo esto tienen amigos en la escuela. “Y todo el mundo quiere encajar”, avisa.
Niños encerrados en la habitación
Información tóxica y gestión digital
El psicólogo Roger Ballescà explica que los jóvenes se relacionan en un espacio virtual en el que hay muy poca presencia de adultos y considera que “nos hemos confundido” al creer que un ordenador o un teléfono es un televisor cuando en realidad no tienen nada que ver porque la tele es una ventana y un ordenador es una puerta que te puede llevar a problemas “muy gordos”. Cree que la serie plantea la realidad de que es necesaria una regulación digital y se pregunta que si no dejamos que un niño entre en un sex shop “¿por qué lo puede hacer en Internet?
La serie plantea una consecuencia extrema, pero el substrato es muy habitual. Los hemos dejado solos
El adolescente ha tenido siempre un lenguaje y un mundo propio, el problema para el psicólogo es que ahora se da en un espacio “abierto e incontrolable”. Y ahí, avisa, es donde van calando discursos radicales, extremistas y tóxicos como los de la manosfera.
Los padres de Jamie, como los de muchos otros chicos y chicas, creen que cuando su hijo está en la habitación está bien. “Pero lo que les pasa por dentro no lo sabemos”, apunta Porta. García-Mingo considera interesante ver como los dos perfiles, el del chico y el de la chica, en la serie se presentan a la vez como “víctima y perpetrador”, aunque “no con las mismas consecuencias para ambos”. La experta, no obstante, no acaba de ver que el joven protagonista encaje en el perfil incel, porque son perfiles muy extremos que se reconocen como tal y Jamie muestra “cierto rechazo”. Aunque le reconoce rasgos. Lo ve como un perfil que no está “autorregulado” y que es víctima del bullying aunque “relativamente”.
Lenguaje propio
Los emoticonos y las jergas de los adolecentes
Uno de los puntos clave de la serie y que más ha llamado la atención son los emoticonos con los que se comunican y que inicialmente pasan desapercibidos para la investigación policial a pesar de ser claves en el caso. Esta parte es para García-Mingo relevante y además subraya una cuestión importante: “que hay jergas que los adultos no entendemos”. La representación de la manosfera es “fidedigna” para la investigadora desde el punto de vista que explican que “hay contenidos muy misóginos, deshumanizados y que están disponibles y circulan”. La experta considera que “la vida de barrio es medicina para esta generación” porque evita la sobreexposición a pantallas.
Hay una distancia demasiado grande entre lo que les enseñamos en casa y lo que ven que les funciona para ser populares o tener éxito
¿Es extrapolable lo que cuenta la serie a España? Para los expertos consultados claramente sí salvo quizás la respuesta policial y judicial, apunta el psicólogo Roger Ballescà. La trama muestra de manera clara como los adultos están descuidando la tarea de “acompañar a los jóvenes en el mundo”. Para Ballescà el problema reside en que se está dejando de usar la función de poner límites porque se entienden como una forma de control cuando en realidad sirven para “orientar”. El psicólogo lamenta que aún hoy tendemos a percibir la infancia como algo “ausente de conflicto” y por eso impacta ver la violencia descarnada” en un entorno juvenil.
Escuchar más que reñir
La serie puede ser la excusa para hablar con los adolescentes sin “darles la chapa”
La serie puede ayudar a “empezar conversaciones en casa y en el aula” porque hay jóvenes que están “deseando” tener alguien con el que hablar de todo esto, asegura Lluna Porta. El problema es que los padres a veces ante estos temas reaccionan con sorpresa y con susto y esto provoca que los chicos piensen que “cuando tienen dudas deber ir a google o a tiktok”.
“[Adolescencia] Es menos cruenta que muchas cosas que ellos ven”, apunta Elisa García-Mingo, que considera que si los jóvenes de más de 13 años la visionan con un buen acompañamiento y sirve para abrir debates, puede ser una buena opción. Pero no hay que emplearla para “demonizarlos”. En este sentido, la investigadora considera que el consumo de contenidos audiovisuales intergeneracional es muy interesante.
Jóvenes a la salida del instituto en Sant Cugat
Desde ALM la han recomendado a familias que tengan hijos. A partir de 17 la pueden ver solos, pero después hay que comentarla. El psicólogo Francisco Villar, uno de los profesionales que más ha alentado la prohibición de los móviles en chicos y chicas hasta los 16 años no ha visto la serie porque ya tiene suficiente “drama” con lo que ve el hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, pero está convencido que quiere “empoderar” a las familias. Duda que a pesar de la crudeza de la serie, ni un solo niño de 14 años devuelva el móvil, por lo que la decisión debe ser de las familias y no de los menores.
Roger Ballescà reivindica la importancia de crear espacios con los adolescentes que no deben pasar por dar “la chapa”, sino por escucharlos. No juzgar, por ejemplo, cuando hagan un comentario que defienda el machismo, sino dejar que se “expliquen y expresen”.
Manósfera, incel y la píldora roja: qué significa el lenguaje del bullying digital que muestra la serie Adolescencia
La ficción cuenta la historia de un chico de 13 años acusado de asesinar a una compañera de colegio. Cómo descifrar los nuevos términos del acoso y agresión en redes sociales, a través de emojis y palabra en código
Un comando de la policía británica entra a las patadas en una casa de un apacible barrio de la periferia de Londres: van a detener a Jamie Miller, un adolescente de 13 años, de rosto aniñado, acusado de asesinar a cuchilladas a una compañera de colegio. Así empieza Adolescencia, la serie de Netflix, fuerte y contundente.
A medida que avanza la narración, se muestra con crudeza un mundo casi desconocido para miles de padres: el lenguaje adolescente de las redes sociales, repleto de palabras en clave y emojis, que configuran el espacio social virtual y real en el que viven hoy los chicos.
¿Qué es ser un incel, la manósfera, la píldora roja y la regla del 80/20?
Son distintas formas de expresión para referirse a la atracción o el rechazo sexual, en sitios webs plagados de ideas misóginas y mensajes radicalizados que se multiplican detrás de la pantalla del celular, con comentarios que pueden viralizarse en minutos, ya sea en Instagram, Reddit o TikTok.
Adolescencia es, ante todo, una serie incómoda. Filmada en un gran plano secuencia en cuatro episodios, devela un entramado en el que los adultos se sienten extranjeros, meros espectadores de un universo misterioso, y por momentos extremadamente violento, en el que los chicos empiezan a transitar la pubertad y adolescencia.
Pero, para los chicos, no se trata de un lenguaje virtual, los especialistas coinciden en que la arena de las redes sociales configura o condiciona el desarrollo emocional y la autoestima: los likes y emojis construyen un universo real que, en muchos casos, está lleno de mensajes de acoso, agresión y palabras en código, desconocidas por los adultos.
El lenguaje adolescente en las redes y el bullying digital
“Los adolescentes siempre han buscado una forma de comunicarse que no comprendan los adultos, porque eso es parte de la adolescencia. Tener un idioma, un lenguaje especial que pueda evadir la vigilancia y el control de los padres”, planteó a Infobae la licenciada en psicología Sonia Almada, especializada en infancia y adolescencia.
Volviendo a la serie Adolescencia, el aspecto de Jamie es tan aniñado que se hace pis encima cuando la brigada policial irrumpe en su casa para detenerlo.
Sin embargo, la serie, escrita por el actor Stephen Graham, quien interpreta al padre del acusado en la ficción, va develando que ese niño de apariencia frágil, fue moldeado y manipulado mentalmente, por meses o años, a través de mensajes y discursos de odio que circulan en las redes sociales.
Una de las escenas más inquietantes ocurre durante las sesiones de terapia de Jamie con la psicóloga asignada al caso, en esas charlas, Jamie da indicios de su participación en foros Incel. La especialista trata de comprender el estado emocional del adolescente, mientras él enfrenta, y escapa, de sus propios sentimientos de rechazo y frustración.
Los gritos y puñetazos del chiquito hacen eco en la sala del servicio penitenciario. La tensión del tercer capítulo deja pensando a los padres sobre qué pasa detrás de la puerta cerrada del cuarto de un adolescente, si las largas horas en el celular o la computadora solo sirven para potenciar la ausencia de herramientas emocionales adecuadas para procesar el dolor, algo que en muchos casos puede derivar en agresiones o hechos violentos.
“Hoy en día, con la presencia creciente de una vida híbrida, los emojis o emoticones se han convertido en una herramienta expresiva para todos, pero especialmente para los adolescentes y niños. Estos símbolos, como las pastillitas, el fuego, el corazón azul o el corazón rojo, tienen un significado específico entre los adolescentes que no puede extrapolarse a otras edades. Por ejemplo, una mujer de 50 años que utiliza un corazón rojo no está transmitiendo el mismo mensaje que un adolescente”, señaló Almada.
¿Qué es la cultura incel?
El término incel, derivado de involuntary celibacy (célibe involuntario), empezó a circular a finales de la década de 1990, acuñado por una joven canadiense llamada Alana, quien lo utilizó en su blog para describir a las personas que no podían tener relaciones románticas o sexuales, a pesar de que lo deseaban.
Con el tiempo, el término incel empezó a usarse para describir a hombres que se sienten excluidos de relaciones afectivas y sexuales: “Fue cargándose de connotaciones misóginas, asociándose a discursos de odio, en los que el rechazo femenino es visto como una afrenta intolerable y la violencia, como una forma de castigo”, describió Almada.
“La serie muestra a un adolescente que sufre el peso de esa designación en redes, con varios ´me gusta´ que confirman la misma mirada de ´los Otros´, la de un juicio social del que no puede escapar”, agregó la especialista.
En muchos foros de la manósfera, un conjunto de sitios web que promueven ideologías patriarcales, la frustración de los incels no solo se dirige a su incapacidad para encontrar pareja, sino que también culpan a las mujeres por esta situación, viéndolas como manipuladoras, interesadas solo en el dinero y el atractivo físico.
El emoji del 100 y la regla del 80/20
En Adolescencia, el emoji del número 100 en rojo se convierte en un símbolo clave dentro de la trama, que aparece varias veces sin que el espectador lo note. Este emoji está fuertemente relacionado con la llamada “regla del 80/20″, una teoría comúnmente adoptada en círculos de la manósfera y la ideología Incel.
Según esta regla, el 80% de las mujeres se sienten atraídas solo por el 20% de los hombres, dejando al resto de los varones, según esta visión distorsionada, sin opciones para encontrar una pareja.
Este tipo de pensamiento exacerbado y misógino es lo que alimenta el resentimiento y la frustración de los incels.
La manósfera, el ecosistema en el que crecen los incels
La manósfera, o mundo masculino extremo, es un concepto que describe un conjunto de sitios en línea, donde se discuten temas relacionados con la masculinidad, el feminismo y las relaciones entre hombres y mujeres. No sólo se trata de páginas web o blogs de grupos radicalizados, los mensajes de supremacía masculina circulan en distintas redes, y se entrecruzan con otros, en Facebook, Instagram, canales de Telegram, X (antes Twitter) o TikToK y, también foros como Reddit y 4chan
Es en estos espacios donde los incels encuentran un sentido de comunidad, a menudo alimentado por discursos de odio hacia las mujeres.
El lenguaje típico de la manósfera se muestra en Adolescencia cuando Adam, el hijo del inspector Luke Bascombe a cargo del caso, revela, en una conversación con su padre, quelos emojis utilizados por Katie, la chica asesinada, en sus comentarios hacia Jamie tienen un significado mucho más oscuro de lo que parece a simple vista. Es ahí cuando el concepto de la píldora roja y otros símbolos del mundo incel se hacen visibles.
“Estos movimientos misóginos y violentos están ganando fuerza, especialmente en el ámbito virtual, que hoy en día es una extensión de la vida real. Atraen a muchos adolescentes, prometiendo una masculinidad que, al verse cuestionada por los esfuerzos para revisar los roles tradicionales y promover masculinidades no violentas, busca reposicionarse a través de grupos más radicales”, reflexionó Almada.
Qué significa la píldora roja en Adolescencia
La píldora roja es una metáfora proveniente de la película Matrix, en la que el protagonista, Neo, debe elegir entre una píldora roja, que lo despertará a una realidad oculta, o una azul, que lo dejará en la ignorancia.
Dentro de la manósfera, la píldora roja se ha convertido en un símbolo de despertar a lo que algunos consideran “la verdad oculta” sobre las relaciones entre hombres y mujeres, que según ellos, está controlada por el feminismo y las mujeres que eligen a sus parejas basadas solo en atributos físicos y poder adquisitivo.
En la serie, Adam, el hijo del detective Bascombe, explica este concepto a su padre cuando muestra los comentarios de Katie en los que utiliza el emoji de la píldora roja. Adam le dice: “La píldora roja es como decir: ‘Veo la verdad’. Es un llamado a la acción de la manósfera”.
Los emojis utilizados en la cultura incel
A lo largo de la serie, se exploran varios otros emojis que tienen significados específicos dentro del lenguaje de la manósfera. Estos incluyen el emoji de la dinamita, que simboliza una “explosión” de la píldora roja, es decir, el despertar violento a lo que los incels consideran una verdad perturbadora sobre la sexualidad y las relaciones.
También se menciona el emoji del frijol o poroto, utilizado por los incels para identificarse como parte de esta subcultura, y el emoji del número 100, que hace referencia a la regla 80/20 de la atracción entre hombres y mujeres. Estos símbolos se utilizan en los foros en línea para expresar la frustración de los jóvenes y su percepción de que la vida les ha sido injusta.
La serie no solo muestra cómo los incels se agrupan en comunidades en la web, sino también cómo estas ideologías afectan profundamente a los adolescentes que las consumen.
Como deja entrever la psicóloga que atiende a Jamie, el consumo de este tipo de contenido puede hacer que los jóvenes desarrollen una visión distorsionada de las relaciones y de su propio valor. La soledad y la frustración son los motores de esta radicalización, ya que muchos de estos adolescentes no encuentran espacios seguros para hablar de sus emociones o procesar el rechazo social que experimentan.
Términos y significados en la serie Adolescencia:
- Incel. Acrónimo de “involuntary celibate” (célibe involuntario). Se refiere a hombres que se sienten socialmente o físicamente inadecuados para establecer relaciones sexoafectivas. Esta subcultura se caracteriza por discursos misóginos y resentimiento hacia mujeres y hombres que consideran atractivos o exitosos.
- Píldora roja. En referencia a la película Matrix, simboliza el “despertar” al supuesto entendimiento de verdades ocultas, como la percepción de que el feminismo domina la sociedad. En el contexto de la serie, se usa como emoji para identificar ideologías misóginas o personas vinculadas a la “manósfera”.
- Manósfera o andrósfera. Espacios virtuales donde comunidades comparten discursos antifeministas y de supremacía masculina. Incluye conceptos como el rechazo al feminismo y la nostalgia por los privilegios masculinos tradicionales.
- Chad y Stacy. En la jerga incel, representan ideales inalcanzables. “Chad” es el hombre atractivo y exitoso sexualmente; “Stacy”, la mujer idealizada, atractiva y deseada.
- PUA (Pick Up Artist). Significa “artista del levante o conquista” y hace referencia a hombres que mejoran su estética y habilidades sociales para aumentar su “valor de mercado sexual”.
- Regla 80/20. Creencia difundida según la cual el 80% de las mujeres se siente atraída por solo el 20% de los hombres considerados “atractivos”.
Emojis y sus sentidos en la serie:
- Corazón rojo: amor. Corazón azul o morado: deseo sexual. Corazón amarillo: interés mutuo. Corazón rosa: atracción sin deseo sexual.
- Píldora roja y poroto rojo: simbolizan ideologías incel o misóginas.
- Cerezas, berenjena, banana, kiwi: tienen connotaciones sexuales relacionadas con órganos reproductores.
La historia real que inspiró ‘Adolescencia’, la serie de Netflix más impactante y desoladora de los últimos años
La manosfera que señala ‘Adolescencia’ ha iniciado una campaña de desinformación en redes que, irónicamente, refuerza el mensaje de la serie de Netflix.
POR FRAN CHICO‘
Adolescencia’ se ha convertido desde ya en la serie a batir en los listados de las mejores series del año 2025, y su número de espectadores en Netflix no para de crecer a pesar de no haber contado con una campaña de promoción en condiciones y de haberse estrenado casi de tapadillo, aupada por el boca a oído como ya ocurriera el año pasado con otra producción británica: ‘Mi reno de peluche, cuya inquietante historia real la convirtió en una de las series más vista de Netflix en 2024.’.
A lo largo de sus cuatro capítulos, filmados en cuatro planos secuencia coreografiados al milímetro, la historia sigue el arresto de Jamie Miller (interpretado por Owen Cooper), un chico de 13 años acusado de asesinar a su compañera de clase, Katie. A partir de este trágico acontecimiento, la trama se sumerge en las repercusiones que enfrenta su entorno cercano y la comunidad en la que vive, buscando una respuesta a la pregunta más importante que plantea ‘Adolescencia’: ¿Por qué?
El mensaje contra el odio de ‘Adolescencia’, la serie de Netflix
La miniserie, «un viaje intenso por las emociones de sus protagonistas y que pone un doloroso tema sobre la mesa», tal y como dice nuestra crítica de ‘Adolescencia’, pone de relieve la importancia de que los padres supervisen la actividad en línea de sus hijos y mantengan un diálogo abierto para evitar que sean víctimas de ideologías dañinas. Asimismo, resalta la necesidad de una educación basada en el respeto y la igualdad, con el objetivo de frenar la propagación de discursos intolerantes y de odio..
El protagonista, un niño de 13 años, es fuertemente influenciado por comunidades de internet conocidas como la ‘manosfera’, donde se promueven ideologías misóginas y se culpa a las mujeres por los fracasos románticos de los hombres.
La combinación de su vulnerabilidad adolescente, el bullying sufrido en la escuela y la radicalización online forman un trágico cóctel que desemboca en el violento asesinato de Katie. Pero, ¿está la serie basada en un hecho real?
‘Adolescencia’: la historia real que inspiró la serie de Netflix
La serie de Netflix ‘Adolescencia’ no está basada directamente en un caso real específico, pero sí se inspira en diversos incidentes de violencia juvenil ocurridos en el Reino Unido. Los creadores, Jack Thorne y Stephen Graham (que también interpreta al padre de Jamie, Eddie Miller), han declarado en el blog de Netflix que se vieron impactados por noticias de adolescentes involucrados en actos violentos en el Reino Unido, lo que los llevó a desarrollar una narrativa que explorara las causas subyacentes de tales comportamientos.
El director de la serie, Philip Barantini, también contó en una entrevista para ITV News que la historia de la serie es «ficticia», aunque está inspirada en «hechos que sucedieron y siguen sucediendo», sin mencionar ninguno en concreto.
La serie aborda temas como la violencia en internet, la manosfera alimentada por influencers sin escrúpulos como Andrew Tate (mencionado en la serie), la manipulación de las redes sociales frente a jóvenes vulnerables mediante bulos interesados y fake news y el aumento de crímenes con arma blanca entre adolescentes, reflejando preocupaciones sociales actuales sin retratar un evento real en particular.
Review bombing y campaña de desinformación contra ‘Adolescencia’
Esa misma manosfera vinculada a la derecha más radical y al movimiento incel que denuncia la serie es la que ha iniciado una campaña de acoso y derribo hacia ‘Adolescencia’, asegurando que sus responsables han escogido a un actor blanco (Owen Scott) para interpretar el papel de un asesino negro.
Estos contenidos, difundidos sin filtro ni vergüenza por redes sociales por cuentas cuya ideología se distingue al primer vistazo, afirman que la serie está basada en dos asesinatos cometidos por dos jóvenes negros: el triple asesinato de Southport, del que también salieron bulos afirmando que el homicida era un inmigrante musulmán (ni era inmigrante ni musulmán), llegando el propio Andre Tate a difundir fotos de una persona de color que no tenía nada que ver con el suceso como si fuera el asesino, y el apuñalamiento de una adolescente de 15 años en Londres en septiembre de 2023 a manos de un chico negro de 18 años. La serie comenzó a rodarse en marzo del año pasado, por lo que es altamente improbable (en el caso de Southport, imposible) que el proyecto comenzara después de conocer estas noticias.
Aunque son críticas muy localizadas y no están generando tanto ruido mediático como en ‘Blancanieves’, arrasada por el review bombing en portales como Rotten Tomatoes, ‘Adolescencia’ también está siendo perjudicada por estas valoraciones basadas en bulos racistas. Por poner un par de ejemplos, en Filmafinnity un usuario justifica su nota de 1/10 aclarando que, aunque la serie le ha parecido «una obra maestra de la realización», «lo tiran todo a la mierda porque la historia real está basada en un asesino negro y en la serie lo transforman en un niño blanco y machista que odia a las mujeres», y «está infectada de wokismo de principio a fin, con un colegio lleno de banderitas LGTBI y trans, la enfermera manca, alumnas con velo y un mensaje feminista infumable».
En Letterboxd también hay decenas de críticas de media estrella (1/10) con mensajes como «Propaganda repugnante», «Basura absoluta anti-masculina» y «Uno de los ataques más maliciosos, tiránicos y perversos contra la juventud europea que he visto en mucho tiempo. […] Estas tonterías justificarán los ataques contra chicos que ya crecen en la peor de las sociedades ginocráticas y tiránicas».
Lo único que demuestran estos comentarios, además de ponerse en evidencia y dar la razón al problema social que refleja la serie, es que todavía queda mucho trabajo por hacer.