Ministritis aguda


Emilio Martínez Cardona

Junto con el modelo económico, toca fondo también un modelo administrativo, basado en la profusión de oficinas o entidades públicas para esto y aquello. Incluyendo, claro, a una multiplicación nada milagrosa sino muy pedestre de carteras ministeriales y, peor aún, de casi innumerables viceministerios. El Estado Plurinacional sufre de “ministritis aguda”, otra fuente de gasto público descontrolado, junto al de la miríada de empresas estatales deficitarias.



Antes de iniciado el proceso de cambio, en el 2005, la editorial paceña Gente Común tuvo la gentileza de publicarme un libro de narrativa (“Cartografías”), donde estaba el siguiente divertimento, que parece haber resultado algo anticipatorio:

“El gabinete está integrado por las siguientes e imprescindibles carteras: Ministerio de Esgrima y Arquería, Ministerio de los Poemas Extraviados, Ministerio de Caza con Halcones, Ministerio de Cartografía Ptolemaica, Ministerio de Estudios Teratológicos, Ministerio de las Invenciones Inútiles, Ministerio de las Profecías Incumplidas, Ministerio de Arrobamientos Extáticos, Ministerio de Frenología, Ministerio de Mesmerismo, Ministerio de Esperanto, Ministerio de los Relojes Detenidos, Ministerio de los Atardeceres Rojos y los Crepúsculos Inolvidables, Ministerio de Esteganografía y Enigmas Criptográficos, Ministerio Plenipotenciario de Asuntos Sintácticos…”.

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En la realidad, que supera a la ficción, tenemos que en Bolivia se acrecentó el número de ministerios, de los 12 a 14 con los que gobernó Gonzalo Sánchez de Lozada, a las 17 carteras ministeriales durante el periodo de Carlos Mesa. Con Evo Morales llegó la gran inflación de ministerios, ascendiendo a 21. Jeanine Añez gobernó primero con 20 y luego redujo la cifra a 17. Luis Arce ha mantenido este número, pero con una escandalosa cantidad de viceministerios: nada menos que 58, ideados para congraciarse con la gran cantidad de corporaciones sindicales y colectivistas que son la base de su partido.

Entre este más de medio centenar de viceministerios encontramos perfectas inutilidades como “Coordinación con los Movimientos Sociales” y la infaltable “Descolonización”.

Está claro que, dentro del plan de austeridad que deberá aplicar quien se haga cargo del timón del Estado, tendrá que estar la reducción burocrática, más con una tijera selectiva que con una “motosierra” indiscriminada al estilo de Javier Milei o Elon Musk (el primero terminó ajustando a los jubilados y el segundo le quitó el apoyo a disidentes chinos, rusos y cubanos).

Podría empezarse por reducir los ministerios a 12 y los viceministerios a 24. Sería “un pequeño paso para la burocracia pero un gran paso para la humanidad”, parafraseando al astronauta Neil Armstrong.


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