Por Juan Ignacio Ibáñez
“Aquellas tierras rodeadas de aguas muy extensas”, es lo que, en el idioma guaraní, vendrían a significar la conjunción de tres vocablos: “Para”, “Gua”, e “í”: “Paraguay”.
Pero más allá de la lingüística, en la realidad eso es evidentemente así, pues la geografía del país, a diferencia de mucho otros del mundo, no está marcada por ninguna cordillera de montañas, serranías, ni mucho menos costas marítimas. Lo que verdaderamente delimita y dibuja al Paraguay es ser una tierra, una auténtica y enorme isla, rodeada por sus ríos, y que son exactamente cuatro: el Paraguay, el Pilcomayo, el Apa, y el Paraná, todos pertenecientes a la Cuenca de La Plata.
El río Paraguay parte en dos al país al cruzarlo por el centro desde el norte hasta el sur, y con ello delimita las dos grandes regiones del país: el Oriente y el Occidente.
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En el curso sur del río Paraguay, éste tiene una especia de dos brazos, el primero el del río Pilcomayo que discurre desde las serranías del sur de Bolivia y que siguiendo rumbo hacia el sureste, termina tributando en el río Paraguay, casi en frente mismo del puerto de la ciudad de Asunción, demarcando en todo su trayecto el límite con Argentina; y más abajo, el otro brazo es del enorme río Paraná, que luego de atravesar por el interior del Brasil rodea la región Oriental del Paraguay, constituyéndose también en el límite natural entre ambas naciones, para luego acometer un giro hacia el oeste para encontrarse con el Río Paraguay, y recibir sus aguas.
El río Apa terminar de cerrar la región oriental del país, como una especie de techo o sombrero, al ubicarse exactamente al norte de ésta región, y siendo tributario del río Paraguay, ya que, siguiendo un curso lineal de este hacia oeste, finalmente confluye en él, y en todo su curso traza la línea de separación nuevamente con el Brasil.
Tal y como si fueran tres compases y sus respectivos vértices, estos cuatro ríos dibujan al Paraguay. El compás que forman el Paraguay y el Paraná abraza la región oriental del país; luego el compás formado por el Paraguay y el Pilcomayo abraza a toda la región occidental, y como refuerzo el compás entre el Paraguay el Apa termina de encajonar, ahora desde el norte, a la misma región oriental del país.
De esta manera, el único flanco internacional del Paraguay que no tiene un río como límite, es la extensa cabecera del chaco boreal, ese arco enorme de territorio que se abre entre el río Paraguay y el Pilcomayo, y que precisamente termina de circundar a toda la región Occidental.
Entender al Paraguay, sin duda, pasa bastante por conocer sobre sus ríos y las características propias de cada uno, pero antes de sumergirse en ellos, era importante tener muy claro el dibujo tan sui generi que en el mapa sudamericano, éstos y sus dos enormes islas-regiones, han trazado para marcar el ser, espíritu y vocación natural de “aquellas tierras rodeadas de aguas muy extensas…”, la República del Paraguay.