Carlos Dabdoub Arrien
Bolivia vive una de las peores crisis de los últimos 40 años. Se trata de un verdadero desastre nacional, no sólo en el campo político y económico, sino también debido al agotamiento del modelo centralista y la debilidad de los valores éticos, sea como servidor público o personas naturales. Este espectro dantesco ha gestado un comportamiento ciudadano de “no me importismo”, alimentado por la incertidumbre, el desaliento y un cierto grado de sentir vergüenza de vivir en nuestro país.
Frente a este cuadro que asemeja a un enfermo casi moribundo, surgen al presente un sin número de candidatos a la presidencia de la República (con mayúscula) y a su vez, hombres y mujeres surgen como hongos en todos los confines del territorio nacional, que apoyan a dichos personajes en las distintas regiones, sin conocer siquiera el programa de gobierno de estos aspirantes.
Está avalancha de candidatos y simpatizantes a la vez, sorprenden a cualquiera, sabiendo muy bien la situación del país. Si se postulan por querer servir a Bolivia y enderezarlo por el camino de la democracia y la justicia incorruptible, mi profundo respeto por su alto sentimiento patriótico, pero, para aquellos que piensan lograr el poder, sólo para aprovecharse del Estado, mi desprecio total y seguramente la vergüenza futura de sus familias.
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A título personal, mientras no se transforme el modelo de estado andinocentrista, cualquier gobierno seguirá siendo como un panal de miel, donde muchos quieren probar de este almíbar, producto del trabajo tesonero de las abejas, que en nuestro caso, lo podríamos llamar, del ciudadano boliviano.
Hasta hoy día, los llamados candidatos “presidenciables” no se han manifestado sobre dicho modelo, excepto el Gobernador electo democráticamente por el pueblo cruceño, Luis Fernando Camacho, que postula de frente y sin ambigüedades, el federalismo.
De cara al país, a quienes se postulan, sea en el ámbito nacional o ciudadanos que apoyan diferentes causas en el ámbito regional, que de manera sincera y sin mediar cálculos políticos, les preguntamos ¿están de acuerdo con la autonomía secuestrada que hoy por hoy vivimos, el federalismo o la confederación de Estados, dentro de un país diverso, pero unido en la diversidad?
Aguardamos las respuestas. No nos tomen como tontos útiles para caprichos o apetitos personales. Nunca más.
Fuente: eju.tv