El 7 de marzo de 2025, Donald Trump firmó una orden ejecutiva para establecer una «Reserva Estratégica de Criptoactivos» de Estados Unidos, con el objetivo de posicionar al país como líder en el ámbito de las criptomonedas. Esta iniciativa, según un anuncio previo, debería incluir activos digitales como Bitcoin (BTC), Ethereum (ETH), Ripple (XRP), Solana (SOL) y Cardano (ADA).
Tras el anuncio, el mercado de criptomonedas experimentó una notable volatilidad. Inicialmente, se observó un incremento en los precios de dichos activos digitales. Sin embargo, esta tendencia alcista fue seguida por una corrección, cayendo los precios de Bitcoin, Ethereum, Ripple, Solana y Cardano a precios menores antes del anuncio.
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El mercado esperaba una noticia mejor que tan solo la consolidación de las criptomonedas previamente confiscadas por el gobierno en operaciones contra actividades ilícitas a favor del gobierno federal, colocando a Estados Unidos como uno de los principales países tenedores con 203,239 BTC.
Después de esta decisión, China paso a ser el segundo país con la mayor reserva de Bitcoin con 194,000 BTC, luego el Reino Unido con 61,000 BTC, Ucrania con 46,351 BTC, Bután con 13,029 BTC, El Salvador que en septiembre de 2021 se convirtió en el primer país en adoptar Bitcoin como moneda de curso legal, actualmente posee 6,011 BTC, Finlandia cuenta con 1,918 BTC, y Georgia con 66 BTC.
Es importante señalar que, además de estos países, otros podrían contar con reservas de Bitcoin sin haberse revelado de manera oficial. Por ejemplo, hay indicios de que Rusia y la República Checa podrían ser poseedores de Bitcoin. La tendencia de acumular Bitcoin como parte de las reservas estratégicas refleja una creciente aceptación y reconocimiento del potencial de las criptomonedas en la economía global.
El establecimiento de una reserva estratégica de criptomonedas puede beneficiar a un país de diversas maneras, dependiendo de su enfoque económico, regulatorio y tecnológico.
Así como los países que almacenan oro, divisas extranjeras y otros activos estratégicos, las criptomonedas pueden servir como una reserva de valor alternativa. En tiempos de incertidumbre económica, poseer Bitcoin u otros criptoactivos puede ser un seguro contra la inflación y la devaluación de la moneda local.
En países con alta inflación o monedas débiles, como Venezuela o Argentina, las criptomonedas han demostrado ser un refugio de valor, permitiendo mitigar el impacto de crisis económicas y asegurar estabilidad financiera en caso de una devaluación grave de la moneda local. Las criptomonedas pueden reducir la dependencia de un país en el dólar estadounidense o en los sistemas financieros tradicionales.
Algunas personas han comenzado a usar criptomonedas para el comercio internacional, evitando restricciones de bancos centrales o redes como SWIFT. Esto facilita el comercio global sin la necesidad de intermediarios financieros tradicionales.
Un país con una reserva estratégica de criptomonedas puede impulsar la adopción de blockchain y la economía digital, impulsando la innovación en áreas como contratos inteligentes, la tokenización de activos y los pagos descentralizados.
Si un país gestiona su reserva de criptomonedas de manera estratégica, puede generar rendimientos adicionales mediante estrategias como staking, préstamos de activos digitales o participaciones en proyectos DeFi (finanzas descentralizadas)
El disponer de una reserva estratégica de criptomonedas refuerza la independencia digital de un país y le permite desarrollar su propia infraestructura financiera basada en blockchain, sin depender de redes bancarias tradicionales.
Un gobierno con reservas en Bitcoin puede fomentar el uso de criptomonedas en su economía, facilitando pagos digitales y atrayendo inversión extranjera en el sector tecnológico. Esto ha sido evidente en países como El Salvador, que ha utilizado Bitcoin para atraer turismo e inversión en infraestructura.
Una reserva estratégica de criptomonedas proporciona estabilidad económica, autonomía financiera y oportunidades de inversión en innovación tecnológica. No obstante, su puesta en marcha requiere una gestión rigurosa y una estrategia clara para incrementar sus beneficios y disminuir los riesgos asociados a la volatilidad del mercado.