Durante los feriados de Carnaval, dos trágicos accidentes -con 68 muertes- colapsaron el hospital, la morgue y el cementerio. Autoridades proponen mayores controles y endurecer las sanciones.
Fuente: https://www.vision360.bo
“Hasta los sepultureros han sido rebasados”, comenta la asambleísta departamental Azucena Fuertes, en medio del Cementerio General de Potosí. Allí, el miércoles, sepultaron a 21 de las 31 víctimas fatales del trágico accidente ocurrido el lunes de Carnaval, el segundo de tal magnitud en tres días.
Y es que Potosí, con 28 muertes por cada 100 accidentes de tránsito, es el departamento con el índice más alto de víctimas letales en todo el país, según datos del Observatorio Boliviano de Seguridad Ciudadana y Lucha Contra las Drogas (OBSCD). Desde Tránsito, se señala que, en lo que va de 2025, en esa región ya se registraron 132 muertes en varios siniestros.
“Existen muchas falencias, las causas son varias. Mayormente es el factor humano, la imprudencia, pero también influye el mal estado de las carreteras”, señala el director del Organismo Operativo de Tránsito, Víctor Benavidez.
“No hay controles, alguien no está haciendo su trabajo y eso nos está costando vidas”, sostiene Fuertes. Pero también hace énfasis en que lo ocurrido es la muestra del abandono en que vive ese departamento.
“Estamos a nuestra suerte. No tenemos ni una sola carretera doble vía que nos comunique con otros departamentos. No hay un hospital de tercer nivel en pleno funcionamiento y ni siquiera un aeropuerto para trasladar de emergencia a nuestros heridos”, explicó.
El índice más alto
El sábado 1 de marzo, cerca de las 04.00, se produjo una colisión entre dos buses cargados de pasajeros de las empresas Emmanuel y Flecha Bus. El hecho ocurrió a unos cinco kilómetros de la ciudad de Uyuni, desde donde partió una de las flotas hacia Oruro.
El impacto se dio en el lateral izquierdo y la causa del siniestro se atribuye a la invasión del carril por uno de los conductores, quien dio positivo al test de alcoholemia y que falleció en el quirófano. En el siniestro, 37 personas perdieron la vida.
Cuando se contabilizan los hechos de tránsito o el número de personas fallecidas, las cifras rojas suelen apuntar a los departamentos del eje troncal -La Paz, Cochabamba y Santa Cruz-, las regiones más grandes y pobladas del país.
De acuerdo con datos del OBSCD, en 2024, en Bolivia, se registraron 18.304 hechos y accidentes de tránsito, 266 menos que en 2023. De estos, el 48% se dieron en Santa Cruz y el 26% en La Paz, mientras que Cochabamba llegó al 8,19%. Potosí apenas cubre el 2,34% de los hechos registrados, lo que lo ubica en el octavo lugar.
Si se habla de muertes, el panorama cambia. En 2024, las personas fallecidas llegaron a 1.748, un 15,38% más que en 2023. Si bien a nivel de accidentes las cifras bajaron, la cantidad de personas fallecidas aumentó.
De ese total de personas fallecidas, el 26,66% se concentran en La Paz, el 23,40% en Santa Cruz y 16,65% en Cochabamba. En este parámetro, Potosí concentra el 10,07% de las muertes, lo que posiciona a la región en el quinto lugar.
Esto puede dar la impresión de que el eje troncal concentra las cifras más desalentadoras y que el resto del país tiene mayor seguridad vial, incluyendo Potosí. Sin embargo, esto puede ser engañoso.
Si bien Potosí está entre los departamentos con menor cantidad de accidentes y muertes, la verdadera magnitud se esconde en las diferencias poblacionales. Por ello es necesario medir la razón de muertes acorde a la proporción de accidentes.
Según datos del “Dossier de Seguridad Vial”, del OBSCD, Bolivia tiene un promedio de 12,22 muertes por cada 100 hechos o accidentes de tránsito. Aunque la cifra ya es alta, la de Potosí lo es mucho más.De acuerdo con el reporte, en este departamento el índice por cada 100 hechos es de 28,52. Es decir, que en cada 100 siniestros, entre 28 y 29 personas mueren.
Esta es muy alta en comparación con Santa Cruz o La Paz, que por cada 100 accidentes tienen 3,6 y 7,5 muertes, respectivamente.
Las diferencias entre este departamento y los del eje troncal, no solo están en esta tasa de muertes en accidentes, sino en la distribución geográfica. Mientras que en el eje troncal los accidentes se dan en su mayoría en el área urbana, en Potosí los hechos se dan en el área rural.
Un 2025 trágico
Apenas comenzó el año, cuatro personas muertas y varias heridas fue el saldo de un lamentable accidente ocurrido en la carretera de San Pablo de Lípez hacia la Mina Villarroel, en Potosí. Ese 7 de enero, la vagoneta en la que viajaban se despeñó a una profundidad de 50 metros. El trayecto es conocido por su difícil acceso y mal estado, lo que ocasionó el siniestro.
“Yo mismo he conducido varias de estas rutas y no están en buenas condiciones”, sostiene Benavidez.
Dos días después, el 9 de enero, dos adultos y una adolescente perdieron la vida, mientras que cinco personas más resultaron heridas, cuando un ómnibus del sindicato 18 de Agosto chocó por detrás a un automóvil particular en la carretera departamental Oruro-Potosí, cerca de la comunidad de Huancané.
Otro de los accidentes que causaron conmoción y develaron la precariedad en la infraestructura fue el del 26 de enero. Un bus que llevaba 27 pasajeros se volcó en una carretera de Potosí, a 65 kilómetros de la población de Uyuni. El vehículo dio un vuelco y se deslizó varios metros fuera de la vía. El saldo fue de 19 fallecidos.
El motorizado había salido de La Paz una noche antes y debía llegar a la población de Tupiza. El conductor tenía 24 años y una licencia de conducir que no era de la categoría indicada para el transporte interdepartamental. Quiso escapar del lugar, pero los pobladores lo impidieron, reportó la Policía.
El 16 de febrero, un accidente en la ruta Diagonal Jaime Mendoza (Potosí–Sucre) cobró la vida del conductor de una vagoneta, la cual chocó contra una volqueta que, presuntamente, invadió el carril. El 18 de febrero, cerca de la frontera con Argentina, la Policía informó de otro accidente en San Antonio de Lípez; una vagoneta se volcó y dejó un muerto.
Pero en medio de esos dos accidentes, el 17 de febrero, un autobús rodó 800 metros en una carretera angosta de doble sentido entre Potosí y Oruro, a la altura de Yocalla. El saldo fueron 31 muertos y 15 heridos. El hecho consternó a la población y una vez más los servicios colapsaron. Faltó sangre para los heridos y se tuvo que hacer una campaña urgente para captar donadores.
Tras el fatal hecho, el 1 de marzo, un nuevo accidente dejó 37 muertos y apenas dos días después se repitió la tragedia, con otro choque en el que murieron 31 personas.
Principalmente, falla el chofer
“La vagoneta nos ha invadido el carril”, “El chofer no tenía licencia categoría C”, “Estaba corriendo mucho”, “La carretera angosta, no ha podido maniobrar”. Esos son algunos de los testimonios que dan los sobrevivientes a los accidentes de mayor gravedad, registrados en los últimos meses en Potosí.
A primera vista las causas son varias: falta de controles, mal estado de las carreteras, exceso de velocidad, imprudencia y consumo de alcohol. Su gran mayoría relacionadas a la falla humana tanto del conductor como de quienes están llamados a regular el transporte.
“Las causas son variables, pero en su mayoría es el factor humano: la imprudencia del conductor”, señala Benavidez.
De acuerdo con el OBSCD, con base en datos de 2024, a nivel nacional, el 51,32% de los accidentes de tránsito con víctimas mortales son causados por imprudencia del chofer, 2,63% por conducción en estado de ebriedad y un 7,67% por otras causas atribuibles al conductor. Es decir que el 61,62% de los accidentes se deben a fallas del chofer.
“Solo en Carnaval, en toda Bolivia hubo 74 muertes en accidentes de tránsito, 68 son en Potosí. Se coincide con las investigaciones de la Policía y el Ministerio Público, al señalar que las principales causas son exceso de velocidad, consumo de alcohol, fatiga. Pero, cómo se explica que haya conductores en estado de ebriedad, sin licencia o sin la categoría requerida si tenemos controles en la terminales, en la salida del municipio, de la ciudad y en puntos intermedios. Aquí alguien no está haciendo su trabajo”, afirma Fuertes.
Y es que la falla humana no viene solo de los choferes, sino también de quienes regulan el sector. Aquí intervienen la Policía Boliviana, Tránsito, la Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transportes (ATT), las empresas de transporte e incluso el Ministerio de Trabajo.
“Para qué están estas instituciones, dónde está el control que deberían hacer. Si nos ponemos del lado de los conductores de flotas, tenemos que ver en qué condiciones están trabajando. Varios tienen contratos miserables, sin seguro de salud, turnos extenuantes y sin relevo. Hay empresas de transporte que contratan un ayudante sin experiencia en conducción que los hacen pasar como relevo y eso es irresponsable. También es irresponsable conducir un vehículo particular con unas copas de más y con una fatiga”, sostiene Fuertes.
Pero los choferes no solo tienen problemas con las condiciones laborales. Asalariados, propietarios, públicos o particulares, deben enfrentar las malas condiciones de la carretera, un factor que, a decir de los transportistas, también es causante de accidentes.
“Los accidentes que tenemos son a consecuencia del mal estado de las carreteras. Hemos tenido siniestros fuertes en diferentes departamentos. No hay mantenimiento, se debe aumentar el presupuesto”, afirmó el ejecutivo de la Confederación de Choferes de Bolivia, Víctor Tarqui.
Aunque el ministro de Obras Públicas, Edgar Montaño, negó que las vías estén en mal estado, Tarqui lo retó a realizar una inspección para corroborar el verdadero estado.
En las estadísticas, este factor está presente, aunque no entre los principales. De acuerdo con el Boletín de Siniestros Viales del OBSCD, la condición de la vía es causante de los accidentes, mientras que la condición del vehículo afecta en un 0,97%. La falla del peatón es la causa en el 2% de los hechos. En el 35,01% de los casos, las causas no logran ser determinadas.
Autoridades y afectados señalan que las cifras son claras; algo está mal y es necesario corregirlo, porque está cobrando vidas humanas.