Aserac confirmó que el sector opera en «modo emergencia» ante el colapso logístico y el alza de precios.
Un restaurante en la Llajta.
La industria gastronómica del país atraviesa momentos complicado. La Asociación de Empresarios de Restaurantes y Ramas Afines (Aserac) declaró una crisis operativa “sin precedentes”, marcada por la escasez de diésel, la disparada de precios en insumos y la falta de dólares para importaciones.
Dennis Dalence, presidenta del gremio, reveló que los establecimientos están reinventando sus menús, “sin comprometer la calidad”, para adaptarse a productos locales disponibles, aunque advirtió que «ni siquiera Cochabamba, zona productora, logra suplir la demanda».
«El diésel es el oxígeno de nuestra cadena: sin él, los alimentos no llegan del campo a las mesas. Hoy, muchos restaurantes ni siquiera pueden ofrecer delivery», explicó Dalence en contacto con Unitel.
Restaurantes
La situación, según detalló, se agrava por el efecto dominó de la dolarización informal, donde el dólar se encuentra hasta en Bs 12 los últimos días.
“Los precios de productos importados se disparan como bolas de nieve, y el mercado está saturado de incertidumbre», afirmó Dalence.
El diagnóstico coincide con el reconocimiento del ministro de Hidrocarburos, Alejandro Gallardo, quien el lunes admitió que la falta de divisas frena la importación regular de combustibles.
Por ello, el Gobierno intenta paliar la crisis con medidas como horarios laborales continuos en el sector público y privado, clases escolares virtuales, entre otras decisiones. Sin embargo, los restaurantes dudan que esto sirva para enfrentar los elevados costos de producción y la escasez de insumos.
«Esto ya no es intermitente: es un colapso total», insistió Dalence, al señalar que incluso ingredientes básicos escasean.
La declaración de emergencia, coordinada con la Federación de Entidades Empresariales, busca presionar por soluciones estructurales. Entre los eslabones más afectados está la logística, como camiones varados, proveedores sin stock y platos que desaparecen de las cartas.
Con esta postura, el sector gastronómico se suma a transportistas, ganaderos y ciudadanos comunes en una declaración de alerta, exigiendo respuestas del Gobierno.