Una octava acusada enfrentará otro proceso penal.
Fuente: https://actualidad.rt.com
Este martes arrancó en Argentina el juicio en contra de siete profesionales de la salud acusados del presunto delito de «homicidio simple con dolo eventual» de Diego Armando Maradona, el máximo ídolo en la historia de fútbol del país suramericano.
El proceso inició en medio de una fuerte expectativa que se tradujo en la presencia de cientos de periodistas de medios argentinos y extranjeros afuera de los tribunales, además de fanáticos del ’10’ que gritaban «¡Diego no se murió!» pero que, principalmente, exigían justicia.
Los jueces Maximiliano Savarino, Verónica Di Tomasso y Julieta Mackintach, miembros del Tribunal número 3 de San Isidro, decidirán la inocencia o culpabilidad de los imputados en este tramo de la causa, quienes se podrían enfrentar a penas de entre ocho y 25 años de prisión.
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Frente a los jueces se ubican en los banquillos de los acusados el neurocirujano Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov. Ambos galenos son los más complicados en la causa, ya que integraban el equipo médico de cabecera de Maradona, es decir, eran los responsables de prescribir su tratamiento.
A ellos se suman el psicoanalista Carlos Díaz, los médicos Pedro Di Spagna y Nancy Forlini; y los enfermeros Mariano Perroni y Ricardo Imirón.
En la lista de imputados hay otra enfermera, Dahiana Madrid, quien solicitó un juicio por jurados que iniciará a mediados de este año.
A lo largo del proceso, que fue impulsado por los fiscales Patricio Ferrari, Cosme Iribarren y John Broyad, se prevé que desfilarán 190 testigos convocados por la querella y la defensa, con el objetivo de desentrañar cómo fue la cadena de mandos y de responsabilidades en la atención médica del futbolista que llevó a Argentina a ser campeón en el Mundial México 86.
Conmoción
La muerte de Maradona, ocurrida el 25 de noviembre de 2020, provocó una conmoción nacional e internacional. Su funeral fue masivo, desbordó las calles de Buenos Aires en plena pandemia y enlutó para siempre a los fans que viven el fútbol como una religión de la que ‘el 10’ seguirá siendo su dios.
Al desconcierto inicial le siguió la indignación generalizada al asomarse los indicios de la negligencia médica que rodeó al astro en sus últimas semanas de vida, ya que, a sus 60 años, había salido de una internación hospitalaria y estaba recluido en una casa de la provincia de Buenos Aires, sin la atención necesaria.
En ese momento, Maradona padecía cirrosis, una enfermedad renal, tenía deterioro neurológico crónico, adicción al alcohol y a los psicofármacos, al tiempo que atravesaba un síndrome de abstinencia y una fuerte depresión.
Dalma, Gianinna y Jana, las hijas de Maradona, denunciaron que el abogado del exjugador, Matías Morla, y su médico Leopoldo Luque, les habían bloqueado todo acceso a su padre, ya que ni siquiera las dejaban visitarlo. Solo pudieron volver a verlo cuando ya estaba muerto.