Tu encuesta, nuestra encuesta…


 

Existe una pregunta que expresa la preocupación de quienes apoyamos el esfuerzo de Unidad, «¿será respetado por todos los precandidatos el resultado de la selección?»



La duda no tiene otra respuesta que, esa es LA condición que exigimos los ciudadanos que queremos volver a creer en la palabra de nuestros líderes. Si alguien que integra la Unidad no la cumple, debe saber que tendrá sobre sí la descalificación que se habrá ganado. Sin embargo, creo que no es suficiente y la pregunta demanda una definición personal y que, trasladada a la gente, diría, “¿estoy dispuesto el 17 de agosto, y por sobre mis afectos, a comprometer desde ahora mi voto por el Candidato de la Unidad que la ciudadanía a través del mecanismo más idóneo y transparente, decidamos?”

Estamos con una duda que debe resolverse ahora para que este esfuerzo no deje de ser serio. En este momento existen en anuncio la realización de dos encuestas, la que ejecutaría la Mesa de Unidad para los miembros que la integran, y la que ha prometido el empresario Marcelo Claure, que incorporaría a todos los precandidatos de la oposición. No se necesita ser muy acuciosos para identificar un mundo de dificultades y de problemas si ambas se ejecutan de manera separada. Quiero dejar planteada la dificultad para esperar una respuesta contundente de los actores involucrados. Si las dos encuestas no son coordinadas, estaríamos frente al riesgo de una burla política. ¿Pueden las organizaciones políticas del grupo de la Unidad, impedir la realización de otras encuestas? La respuesta es no, no pueden hacerlo y, sin embargo, otra encuesta con el mismo objeto, pero con diferentes parámetros de medición, distorsionaría el escenario político.

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He valorado públicamente el esfuerzo de Amparo Ballivián, Luis Fernando Camacho, Vicente Cuéllar, Samuel Doria Medina, Carlos Mesa y Tuto Quiroga al plantearse un camino difícil, oportuno y urgente. He comentado, también, mi preocupación por la inacción en la que están cayendo por un proceso que tiene complicaciones internas, límites y susceptibilidades que deben administrar, y que deja a los otros candidatos en libertad plena para decir lo que quieran decir, mientras ellos, no.

Sumando a esas preocupaciones está el que tres ciudadanos no han logrado cerrar la expectativa que existe sobre ellos, por diferentes causas, Rodrigo Paz, Johnny Torres y Jaime Dunn. Los 3 expresan las líneas ideológicas de la política boliviana, la social democracia, el nacionalismo revolucionario y el liberalismo. Los 3, están confrontados con las propuestas masistas. Los 3 podrían jugar un papel fundamental en este momento. Y los otros 6 deberían dar señales que comprenden estas circunstancias.

Una noticia que facilita las decisiones, es que Vicente Cuéllar ha declinado su pretensión presidencial, retira su nombre de la encuesta del bloque de Unidad y suma sus propuestas a las de Samuel. Quienes saben de política, valoran lo que significa el renunciamiento similar al de Rubén Costas y Carlos D. Mesa. Cuando siguen habiendo más de 20 precandidatos, (que la población los ve en algunos casos de manera festiva), el que exista alguien más que se suma a fortalecer la Unidad, resulta bueno relievarlo.

El análisis de Gustavo Toto Fernández, que plantea la necesidad de pensar el país más allá del 17 de agosto, cuando terminen los discursos y haya que ubicarles lugar a las pancartas, es válido. Esa es la Bolivia para quien buscamos la fórmula de la cohesión social, preguntando si no es el turismo la respuesta que demandamos. Junto con ello, se hace necesario fortalecer el Centro Democrático respetando las tareas que conlleva la Unidad.

Por principio democrático, debemos respetar a todos los precandidatos. Una vocación de servicio a la comunidad no es justo que sufra la descalificación y el oprobio; son personas que abandonan su tranquilidad y recursos para aportar respuestas colectivas a través del voto. Esa situación, en una sociedad madura, debiera merecer reconocimiento. Sin embargo, frente a la existencia de más de 20 precandidatos que se dicen contrarios al MAS, debemos buscar argumentos que ayuden a comprender esa realidad, empezando a confiar más en nosotros mismos. No podemos depender de voluntades qué, en función de su derecho, aspiran al triunfo o la soledad. Podría haber 50 candidatos y ese no debería ser el problema pues, identificado el bien tutelado mayor, la vida en una sociedad democrática, productiva, tolerante y pacífica, la responsabilidad sería, ¿cómo votaremos?

Empecemos por ahí, ¿podremos depender menos de las encuestas y más de nuestro raciocinio?