Analistas ven que la fragmentación del voto obligará a una segunda vuelta


A menos de cuatro meses de las elecciones generales en Bolivia, el país se enfrenta un escenario inédito en dos décadas: una boleta electoral sin un candidato dominante del Movimiento Al Socialismo (MAS), una oferta política atomizada, una institucionalidad en crisis y una población mayoritariamente huérfana de representación partidaria, según analistas.

Tatiana Castro E.

Participantes en las elecciones generales de 2020 emiten su voto en Cochabamba. | DANIEL JAMES

 



Fuente: lostiempos.com

De acuerdo con los datos del Tribunal Supremo Electoral (TSE), ya son cinco alianzas y 11 partidos políticos los que se perfilan para los comicios del 17 de agosto, aunque aún varios deben superar observaciones administrativas.

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Esta proliferación de candidaturas podría derivar inevitablemente en una segunda vuelta electoral, algo que Bolivia no ha vivido, señaló el analista  político Rafael Archondo.

Una boleta saturada

Archondo prevé una boleta con al menos 11 candidaturas, aunque advierte que podrían llegar hasta 13. “Me parece que en Bolivia hay más siglas que candidatos”, ironiza.

Para él, la fragmentación actual responde al vacío político dejado por el MAS: “Más del 50 por ciento de la gente ya no tiene por quién votar. Están huérfanos políticamente”.

Según Archondo, este panorama da pie a que diversos actores políticos sientan que tienen una oportunidad real de capturar parte de ese electorado desamparado. Y no sólo desde la oposición, la división interna del propio MAS, entre el ala liderada por Evo Morales y el sector cercano al presidente Luis Arce, también dispersa la oferta dentro del tradicional bloque masista.

A juicio de Archondo, Morales difundirá la sigla con la que pretende participar en las elecciones generales al filo de los plazos para evitar cualquier impugnación. “Sospecho que Evo puede ir con PanBol”, dice.

Ilusión de vencer  al MAS

Para el politólogo Franklin Pareja, las perspectivas son aún más fragmentadas. Afirma que ningún candidato opositor superará el 20 por ciento de intención de voto por sí solo. Y si bien el MAS ya no controla el centro del espectro político, como lo hacía antes, la oposición sigue sin articular una alternativa cohesionada. “Se está produciendo casi un cuádruple empate. Todos están en una pugna dura y nadie se quiere bajar”, dice el politólogo

Pareja advierte el riesgo de si la oposición no se agrupa, el MAS —aunque fracturado— podría pasar a segunda vuelta con un bloque relativamente compacto, mientras el voto disperso del resto de la ciudadanía impide que surja un contrapeso real.

Pero el panorama no es incierto sólo por la oferta política: la propia institucionalidad electoral está en entredicho. Franklin Pareja alerta que Bolivia vive una “crisis profunda de legitimidad” y que el proceso electoral se desarrolla sin garantías básicas. “En un país con institucionalidad, las elecciones son un trámite. En Bolivia, hoy no sabemos a qué atenernos”, advierte.

El TSE, en un hecho inusual, ha convocado una cumbre política y solicitado a la Asamblea Legislativa una ley para blindar la preclusión del proceso electoral. Mientras tanto, el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) opera con magistrados prorrogados sin respaldo constitucional, que no solo avalan o invalidan congresos partidarios, sino que también interfirieron en el calendario electoral judicial, mutilando el proceso con una decisión fuera de plazo.

“¿Podemos creer que hay algo garantizado en un país donde los plazos no se respetan, las normas se interpretan a conveniencia y las instituciones pierden legitimidad?”, se pregunta Pareja

Respuesta ciudadana

Frente a esta realidad, el comportamiento del electorado será determinante. Será importante saber si concentrarán su voto en dos o tres figuras más visibles, o se dispersará aún más y la figura de  Evo Morales tendrá peso si logra postular, o su ausencia será definitiva para redefinir el mapa político.

Lo único seguro es que el voto será fragmentado, y Bolivia se encamina a una segunda vuelta, coincidieron Archondo y Pareja.

Pero incluso ese escenario está cargado de interrogantes porque  las reglas ya no son claras y las instituciones no garantizan transparencia, el verdadero desafío será no sólo elegir autoridades, sino restaurar la confianza en la democracia misma.

Por su parte, el analista político Marcelo Arequipa, subraya que los candidatos actuales apelan más al miedo y no a una visión colectiva de esperanza. El país no es el de hace 20 años y la población está preocupada por la subida del dólar y el alza de la canasta familiar. “Hoy se necesita alguien que canalice esa esperanza desde lo colectivo”.

Cómo procede la segunda vuelta

Según la norma, hay segunda vuelta presidencial si ningún candidato obtiene más del 50 por ciernto de los votos, o si el más votado no supera el 40 por ciento con una ventaja de al menos 10 por ciento sobre el segundo.

En ese caso, el TSE convocará a un balotaje y la ciudadanía deberá volver a votar el 19 de octubre de 2025.

Fuente: lostiempos.com


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