Cedla: La pobreza subió hasta el 61% en Bolivia, El Alto y Santa Cruz tienen más de dos tercios de personas en esta situación


La pobreza multdimensional afecta al 66,1% de la población en Santa Cruz y, en El Alto, al 65,5%. Se toma en cuenta falta de acceso a diferentes dimensiones de bienestar como educación, salud, servicios básicos y calidad de vida.

Ciudadanos caminan por la calle comercio de La Paz. Foto: ABI
Ciudadanos caminan por la calle comercio de La Paz. Foto: ABI

 

Por Marco Antonio Belmonte

Entre 2017 y 2023 la pobreza multidimensional aumentó de 58,1% a 61,2% en Bolivia y, según regiones, los registros más altos son en El Alto y Santa Cruz, donde más de dos tercios de su población es pobres, según el estudio Modelo rentista, crisis y pobreza multidimensional urbana en Bolivia, presentado el jueves por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla).



La pobreza multidimensional es un concepto que va más allá de la medición de falta de ingresos, ya que considera la falta de acceso a diferentes dimensiones de bienestar, como el acceso a la educación, a salud, servicios básicos y calidad de vida.

Para el Cedla, los indicadores oficiales de pobreza y desigualdad en el país son únicamente monetarios, su medición no es sistemática y el último reporte es de 2021. Sin embargo, el análisis de la pobreza basado en el ingreso de los hogares no es suficiente.

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La pobreza —entendida como una situación en la cual las personas no tienen garantizado el ejercicio de derechos en aspectos sustantivos de las condiciones de vida— exige una mejor comprensión de la complejidad de los factores que la determinan y de los grupos sociales más afectados, en ese sentido, las medidas de pobreza multidimensional contribuyen en esta perspectiva.

Para 2023 el 61,2% de la población era pobre, pero si se realiza el análisis por departamentos, se observa que esta condición alcanza al 66,1% de la población en Santa Cruz y, en El Alto, a 65,5%. Ambas ciudades, son también las que registran el mayor crecimiento demográfico. En Cochabamba en la pobreza se encuentra el 56% y en La Paz el 50,7%, según revela el estudio.

“Una reciente medición de la pobreza multidimensional en las ciudades del eje central del país (La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y El Alto), muestra que tanto la incidencia (proporción de hogares pobres) como la intensidad (amplitud de privación de derechos), aumentaron desde 2017 en un contexto que paso a paso derivó en una profunda crisis macroeconómica, social y política”, precisa el Cedla.

¿Quiénes son pobres en el eje central?

En correspondencia con las características de inserción laboral de la población (ocupación, actividad económica y categoría ocupacional), la estructura social de las ciudades se  distinguie por  seis clases sociales:

  • Empresarial
  • Pequeña burguesía (pequeños propietarios y profesionales independientes)
  • Alta-media asalariada (directivos, profesionales y técnicos superiores)
  • Media baja asalariada (empleados administrativos, técnicos medios, empleados de servicios y comercio)
  • Clase obrera;
  • Clase media independiente (trabajadores por cuenta propia, familiares y aprendices no remunerados).

El estudio señala que casi la mitad de la estructura social de las cuatro ciudades (46,5%) está conformada por la clase media independiente, una cuarta parte por la clase obrera (14,2%) y la clase media baja asalariada (11,1%), y poco más de otra cuarta parte por la clase alta-media asalariada (17,3%), la pequeña burguesía (9,4%) y la clase empresarial (1,5%).

Con perfiles estructurales similares, Cochabamba y El Alto abarcan una mayor proporción de la clase media independiente; Santa Cruz y El Alto de la clase obrera; Santa Cruz de la clase media baja asalariada; La Paz y Santa Cruz de la clase alta-media asalariada; La Paz y Cochabamba de la pequeña burguesía; y, por último, la clase empresarial se distribuye por igual en todas las ciudades.

“En este marco, se evidencia una estrecha correlación entre la estructura social y la pobreza multidimensional: el 81,3% de la población pobre pertenece a la clase media independiente, a la clase obrera y a la clase media baja asalariada, que comparten condiciones similares de trabajo y de vida. A su vez, la población no pobre pertenece en un 82,4% a la clase media independiente, a la clase alta-media asalariada, a la pequeña burguesía y a la clase empresarial”, revela el estudio.

Mujeres

De acuerdo con el estudio, los hogares pobres están encabezados en más de un tercio por mujeres, y esta proporción aumenta al 45% en la clase media independiente, y al 55% en los hogares de clase media baja asalariada, donde se encuentra un elevado porcentaje de ocupados con ingresos por debajo del salario mínimo nacional (SMN).

Estos son algunos resultados del estudio:

  • Los hogares pobres monoparentales son el 18%, en su mayoría encabezados por mujeres; predominan en la clase media asalariada baja (34%) y en la clase media independiente (20,7%).
  • El tamaño de los hogares pobres es mayor al promedio (3,8 personas), excepto en la clase obrera donde el peso de los hogares nucleares es mayor; los hogares pobres extendidos superan el 20% en las demás clases sociales, marcando una importante diferencia con los hogares no pobres.

Los hogares pobres tienen miembros con discapacidad, enfermedades crónicas o inhabilitación temporal en un porcentaje mayor al promedio: 17,8%; esta proporción aumenta en los hogares de la clase media independiente y la pequeña burguesía (titulares de micro y pequeñas unidades económicas), lo que expresa sus limitaciones para trabajar bajo relación de dependencia laboral.

Educación

  • Los hogares pobres tienen una escolaridad menor al promedio de 12 años y una limitada exposición a las ventajas de la tecnología digital para el aprendizaje y el trabajo.

Estos son problemas que afectan sobre todo a las mujeres. A esto se suma la creciente pérdida de la calidad educativa que se traduce en déficits de sus miembros en la comprensión lectora y en las habilidades matemáticas, evidenciadas por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

  • La mayoría de los hogares pobres (90%) tienen un ingreso per cápita inferior al costo de la canasta básica familiar y el 38% sufre inseguridad alimentaria; con frecuencia, estos hogares se ven obligados a sacrificar una parte de la dieta (cantidad o calidad) e incluso sufrir hambre. La mayor parte son hogares de clase media independiente y clase media baja asalariada, dos grupos sujetos a una elevada precariedad laboral.

Las mujeres son más de la mitad de los pobres (52%); su presencia es mayor entre los pobres de la clase media baja asalariada y la clase media independiente como expresión de su persistente segregación ocupacional.

Los pobres de la clase obrera junto a los asalariados de la clase media baja tienen empleos de baja calidad; están sujetos a una elevada rotación en el empleo, tienen los salarios más bajos, jornadas superiores a las ocho horas y, en general, una baja cobertura de la protección social de corto y largo plazo.

Sólo el 40% de la clase media baja y el 14% de los obreros pueden aspirar a una pensión de vejez, en una sociedad donde apenas el 20% de los trabajadores tiene jubilación.

Perspectiva

El estudio del Cedla sostiene que estos datos —que pueden ser complementados con otras fuentes de información— muestran la urgencia de atender la situación de pobreza de la población que pertenece a las clases media independiente, media baja asalariada y obrera de las ciudades del eje central, atendiendo a la magnitud y a las múltiples dimensiones en las que son privados de sus derechos fundamentales.

“Estos resultados abren una oportunidad para el diálogo y la creación de una agenda pública sobre la necesidad de resguardar las garantías para el ejercicio de derechos económicos, sociales y políticos, comenzando por los NNA, jóvenes y mujeres de las clases más empobrecidas que comprenden a dos tercios de la población”, puntualiza el documento.

Indicador oficial del Gobierno

El Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (MEFP), en octubre de 2024, informó que en 2023 se registró un índice de pobreza extrema del 11,9%, que es uno de los niveles más bajos en la historia de Bolivia.

Según datos de esa cartera de Estado, la pobreza moderada a escala nacional se redujo de 39%, en 2020, a 36,4%, en 2023, incluso menor a la registrada en 2019, previo a la pandemia del Covid-19, cuando llegó a 37,2%.


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