Construido con una millonaria inversión, el estadio “Édgar Peña” hoy luce deteriorado y en abandono. Su descuido refleja la crisis del fútbol asociacionista cruceño.
Fuente: eldeber.com.bo
Cuando uno transita por la carretera al norte cruceño, a lo lejos se divisa al estadio “Edgar Peña Gutiérrez”, que apenas tiene diez años de vida, pero que pareciera que vivió un siglo y que la edad se le vino encima.
Construido dentro de las 21 hectáreas que posee la Asociación Cruceña de Fútbol en el kilómetro 12, en la zona de Valle Sánchez (casi frente a Viru Viru), se ha convertido en un monumento a la dejadez y el abandono.
Es casi un reflejo o resumen de lo que es hoy el fútbol asociacionista cruceño, la centenaria ACF que, en 1971, con recursos propios, adquirió estos terrenos. Eran tiempos de la recordada gestión del dirigente Édgar Peña Gutiérrez, que hoy le presta su nombre al estadio.
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El “Edgar Peña” fue construido y entregado en la gestión 2014-2015, con recursos del programa “Bolivia cambia, Evo cumple”, que ejecutó la empresa Mecpetrol Galeano SRL. El costo ascendió a $us 6,5 millones.
Con capacidad para 17.000 personas, abrió sus puertas oficialmente con el partido Sport Boys-Bolívar, que finalizó igualado 1-1 (goles de Damir Miranda y Mario Cuéllar), la noche del 16 de abril de 2016.
La vida de este escenario fue complicada desde su nacimiento. Fue administrado por la Alcaldía de Warnes hasta agosto de 2017. El traspaso a la Asociación Cruceña de Fútbol provocó un conflicto que duró varios meses.
El Gobierno Municipal de Warnes pretendía conservar la administración, pero ello no ocurrió y terminó enfrentando al alcalde Mario Cronenbold con los dirigentes de la ACF.El presupuesto mensual de mantenimiento era de unos Bs 60.000 en aquel momento. La Alcaldía pagó facturas de servicios hasta febrero de 2017. Luego pidió retirar los medidores de agua y luz.
“No podemos seguir pagando el agua y la luz de un escenario que no es nuestro y no lo administramos”, decía Cronenbold.En 2018, a tres años de su inauguración y menos de una temporada bajo la administración de la asociación local, se informaba que el estadio se encontraba en malas condiciones y en un estado de total abandono, como en la actualidad, y que tampoco se permitía a los medios realizar imágenes de su deterioro.
“Ese estadio está hecho m… por la incapacidad en la administración que tiene hoy”, protestaba Cronenbold.
El secretario general de la ACF, Noel Montaño, negaba que estuviese en esa situación e indicaba que el estadio es sustentable.
En cambio, Octavio Soraide, presidente del comité de infraestructura de la ACF, admitía que había problemas en la iluminación, “es casi imposible que se pueda jugar por las noches”, que se había formado un hoyo en la zapata de una torre, que el drenaje de las graderías no estaba bien y el agua se estancaba, originando filtraciones en el cielo falso de las oficinas y baños del estadio.
Tuvo un par de reaperturas y volvió a ser utilizado para algunos encuentros de las diferentes categorías de la ACF, pero siempre fue una víctima de la desatención, como sucede en la actualidad, en el que sectores de graderías, vestuarios, baños, iluminación, pantallas y servicios básicos, necesitan urgentes mejoras otra vez.
El estadio que había nacido como una alternativa al estadio Tahuichi Aguilera para los partidos de la División Profesional, hoy es un reducto olvidado que no reúne condiciones para ser utilizado en partidos de fútbol.
Algunas tareas de maquillaje no alcanzaron para disimular el mal estado en el que se encuentra el estadio donde alguna vez jugaron Blooming y Oriente Petrolero.
¿El Motivo? “Por dejadez, nomás”, señala, con resignación, uno de los tantos dirigentes de la asociación cruceña.