La incertidumbre crece entre familiares y organizaciones de apoyo ante la falta de información oficial sobre el destino de un ciudadano venezolano, cuyo nombre no figura en las listas de personas trasladadas ni en las bases de datos migratorias disponibles.
Por Alejandra Villalobos
Fuente: Infobae
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El venezolano Ricardo Prada Vásquez, de 32 años, permanece desaparecido desde marzo después de haber sido arrestado por las autoridades migratorias de Estados Unidos y supuestamente deportado, sin que existan registros oficiales de su paradero ni constancia del destino al que fue enviado. El caso, reportado por The New York Times, ha generado preocupación entre organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes y especialistas en derecho, quienes advierten sobre el nivel de desorden en el sistema migratorio estadounidense.
Prada, quien había migrado a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades laborales, fue detenido luego de tomar por error el puente Ambassador, una vía que conecta la ciudad de Detroit, en Michigan, con Canadá. Según informó The New York Times, este tipo de equivocación es común entre quienes circulan por esa zona fronteriza. Sin embargo, para Prada, la confusión terminó por convertirse en el inicio de una cadena de eventos que lo llevaron a ser privado de libertad, sometido a un proceso de deportación y, finalmente, a desaparecer sin que sus familiares o amigos hayan podido obtener información sobre su destino.
De acuerdo con la investigación publicada por el diario estadounidense, el nombre de Prada no figura en ninguna de las listas oficiales de personas deportadas a El Salvador, país al que fueron enviados decenas de venezolanos detenidos en Estados Unidos bajo la acusación de pertenecer al grupo criminal Tren de Aragua, aunque una revisión de antecedentes realizada por el mismo medio no encontró evidencias que vincularan a la mayoría de los deportados con esa organización.
La detención de Ricardo Prada Vásquez tras cruzar accidentalmente la frontera hacia Canadá
El 15 de enero, en pleno día, Prada se encontraba trabajando como repartidor en Detroit cuando, al recoger un pedido en un McDonald’s, tomó por error la vía que lo llevó hasta el puente Ambassador. Al darse cuenta de su ubicación, envió un mensaje con su ubicación a su amigo Javier, residente en Chicago, acompañado de un emoji de rostro sorprendido y el mensaje “Mira dónde estoy”, según relató el propio amigo a The New York Times.
Poco después de intentar regresar a territorio estadounidense, las autoridades fronterizas lo detuvieron, ya que, aunque había ingresado legalmente en noviembre de 2024 mediante una cita obtenida a través de la aplicación CBP One, no contaba con autorización para un segundo ingreso al país. Prada fue inicialmente recluido en el Calhoun County Correctional Center, en Michigan, desde donde mantuvo contacto telefónico con Javier gracias a los depósitos que este realizaba en su cuenta para llamadas.
Posteriormente, Prada fue trasladado a una instalación del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Ohio y más tarde al El Valle Detention Facility, ubicado en el sur de Texas. Durante este tiempo, el inmigrante venezolano intentó obtener representación legal, pero no logró conseguirla. La corte de inmigración le concedió una prórroga el 3 de febrero para que pudiera encontrar un abogado, pero al no tener éxito, fue finalmente ordenada su deportación el 27 de febrero.
Orden de deportación y traslado a Texas sin garantías sobre el proceso judicial
Mientras permanecía en detención, Prada logró realizar algunas llamadas a su familia y a su hijo Alessandro, de cuatro años, quien vive en Venezuela con su madre, María Alejandra Vega. Según Vega, en esas conversaciones Prada se mostraba abatido y desanimado por la situación que enfrentaba. El 15 de marzo, en una llamada a Javier, le informó que las autoridades preparaban repatriaciones hacia Venezuela y que posiblemente él formaría parte del grupo que sería devuelto a su país de origen.
Esa misma noche, la administración de Donald Trump trasladó en tres aviones a 238 venezolanos desde Texas hasta una prisión de máxima seguridad en El Salvador, conocida como el Centro de Confinamiento del Terrorismo, donde los migrantes permanecen incomunicados. No obstante, Ricardo Prada no figura en la lista de personas que fueron deportadas en esos vuelos, lista a la que tuvo acceso The New York Times y otras organizaciones, aunque no fue publicada de manera oficial.
Tampoco aparece su nombre en los registros del localizador de detenidos de ICE ni en ninguna otra base de datos pública sobre personas deportadas. Las autoridades migratorias confirmaron únicamente que había sido deportado, pero se negaron a revelar el destino al que fue enviado, según relató al medio el abogado Ben Levey, miembro del National Immigrant Justice Center, quien también intentó obtener información sobre el paradero de Prada.
La incertidumbre de la familia ante la ausencia de información y la imposibilidad de iniciar acciones legales
La familia del inmigrante venezolano continúa sin acceso a recursos legales para exigir información sobre su situación. Al no aparecer en ninguna lista oficial, Prada no puede ser incluido en las demandas que otras familias han presentado ante los tribunales estadounidenses para denunciar deportaciones realizadas sin debido proceso. Su hermano Hugo Prada, desde Venezuela, declaró a The New York Times: “No sabemos nada, absolutamente nada”.
María Alejandra Vega, madre de su hijo, expresó la angustia de la familia ante la falta total de noticias. “Queremos saber si está en prisión, queremos saber si está vivo”, dijo Vega al diario. Tanto ella como el hermano de Prada han realizado múltiples intentos por localizarlo, recurriendo a las autoridades venezolanas, quienes tampoco han podido confirmar su arribo al país o su presencia en alguna cárcel.
Organizaciones como Together and Free, que asisten a las familias de migrantes deportados, también han participado en la búsqueda, revisando bases de datos de detenidos en cárceles, consultando oficinas de ICE y manteniendo contacto con los centros de detención, sin éxito. La directora ejecutiva del colectivo, Michelle Brané, declaró a The New York Times: “En este caso, estamos desconcertados”.
Expertos advierten sobre el colapso del sistema migratorio y las deportaciones sin transparencia
El caso de Prada ha suscitado críticas entre especialistas en derecho migratorio, quienes advierten sobre el nivel de desorganización y falta de transparencia en el sistema de deportaciones. Stephen Yale-Loehr, profesor de derecho en Cornell Law School, calificó la desaparición del venezolano como un hecho insólito. “Este caso representa un agujero negro donde ya no existe el debido proceso”, afirmó a The New York Times. “No he oído de una desaparición así en más de 40 años de práctica y enseñanza en derecho migratorio”.
Mientras persiste el bloqueo judicial a las deportaciones de venezolanos bajo el argumento de la aplicación de una ley de tiempos de guerra, el paradero de Ricardo Prada Vásquez sigue siendo una incógnita. Su desaparición, sin constancia de su destino y sin acceso a mecanismos de defensa, plantea serias dudas sobre las prácticas migratorias de Estados Unidos y abre interrogantes sobre cuántos otros casos similares podrían estar ocurriendo fuera del escrutinio público.