Diputado francés pide a EEUU que le devuelva la Estatua de la Libertad


El parlamentario francés Raphaël Glucksmann pidió a EEUU que devuelva la Estatua de la Libertad por haber tomado “el lado de los tiranos”. Es una petición simbólica, un tanto demagógica, pero significativa.

La portavoz de la Casa Blanca respondió con ironía y le dijo que “gracias a Estados Unidos, los franceses no están hablando alemán hoy en día y que deberían estar muy agradecidos a su gran país”.



Obviamente, le echó en cara el apoyo del país del norte en las dos guerras mundiales y que, sin duda, coadyuvó a la victoria de los aliados.

La icónica estatua, hecha por Auguste Bartholdi, muestra la “Libertad iluminando al mundo”. En una mano tiene una antorcha y en la otra una tablilla con la fecha de la Declaración de Independencia de EEUU. Representa libertad, democracia y justicia.

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Fue donada por Francia a EEUU en octubre de 1886 por el centenario de la independencia de este país.

Era la época de hambruna en Europa y llegaban los barcos cargados de inmigrantes al nuevo mundo en busca de una vida mejor, del sueño americano. La estatua daba la bienvenida y llenaba de esperanzas a los recién llegados. Recordemos que históricamente los inmigrantes han hecho de EEUU un gran país. Hacen los trabajos duros que los estadounidenses prefieren no hacer.

Glucksmann reprocha las decisiones que está tomando Donald Trump que están cambiando a EEUU y al mundo. Estas son tan radicales e intempestivas, que tiene a todos confundidos.

En torno a los inmigrantes, ha prohibido a habitantes de siete países que ingresen al suyo. Está expulsando a miles de personas sin papeles (principalmente a los delincuentes del Tren de Aragua) –lo cual lo favorece– y los ha enviado a las cárceles de Bukele a cambio de dinero. ¿Se está convirtiendo dicho centro en una cárcel internacional?

El gobierno de EEUU ha revocado el permiso a miles de inmigrantes que han pedido asilo temporal humanitario a raíz de las dictaduras en sus países. ¿Dónde irá toda esa gente que teme volver a sus lugares de origen? Aquello los tiene sin país donde vivir.

Trump ha roto el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá, que ha dado riqueza, fuentes de trabajo y elevado el nivel de vida de miles de familias, principalmente a las de México. Ha impuesto el 25% de aranceles a muchos de sus productos, entre ellos al acero y al aluminio, de tal modo que estos se encarecerán, habrá menos ventas, las fábricas quebrarán, despedirán a miles y encima habrá inflación.

También ha impuesto un arancel del 25% a los vehículos importados con el fin de promover que se fortalezca los que se producen en su país. Esta decisión, a la larga, haría sentido. También emitió una orden que impone un arancel del 25% a cualquier país que compre petróleo y gas a Venezuela.

De igual manera, puso fin a la licencia de Chevron de operar en dicho país y ha notificado a petroleras asociadas a PDVSA la cancelación de sus licencias para exportar petróleo y sus derivados. Por fin, está tomando medidas de presión contra la dictadura de Maduro y para el retorno de la democracia en ese país.

Trump es maniqueo y camaleónico. Confunde con su ambigüedad en buscar el fin de la guerra entre Ucrania y Rusia. Quedó muy mal cuando humilló a Volodímir Zelenski delante el mundo. Recordemos que Ucrania fue invadida por Rusia, no al revés, como dijo Trump.

Su posición, sin embargo, en torno a la guerra en Medio Oriente, es clara. Apoya totalmente a Israel y ha comentado que la Franja de Gaza podría ser una “gran propiedad inmobiliaria”. Es un territorio destruido en el mar Mediterráneo.

A Trump también se le ocurrió que por la seguridad de su país y el mundo, EEUU debe apropiarse de Groenlandia. Dicho territorio de ultramar es danés, cuenta con un gobierno autónomo, utiliza la corona danesa como moneda y forma parte del Consejo de Europa.

Le interesa por su posición estratégica y porque cuentan con depósitos de las llamadas “tierras raras”, que contienen minerales que sirven para hacer motores de automóviles eléctricos y turbinas de viento. Seguramente escuchó aquello a su amigo Elon Musk, dueño de Tesla, que vende autos eléctricos. Aún no se sabe si podrá comprar la isla o la tomará militarme. Una ocupación traería graves consecuencias.

Respecto al canal de Panamá, Trump ha anunciado que su gobierno asumirá el control, ya que las tarifas de paso son muy altas. Un consorcio estadounidense pretende comprar la mayoría de las operaciones portuarias del conglomerado Hong Kong CK Hutchison.

Todas estas medidas a nombre del slogan: Make America Great Again.

Verónica Ormachea es periodista y escritora.


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