Los bolivianos están cada vez más pobres; los salarios se ‘encogen’


Expertos aseguran que se agotó el modelo de Gobierno del gas y que no se apostó por fortalecer el sector exportador, el único capaz de generar divisas para el país. Dicen que la crisis apenas empieza

Silvana Vincenti

 

Pobreza
Mónica Fernández Rivero y sus cinco hijos menores de edad sobreviven con menos de Bs 1.000 al mes, fruto de la venta de dulces, y de mendigar verduras en mercados

 



Fuente: El Deber

Las familias se están empobreciendo, y Bolivia aún no ha llegado a la peor parte de la crisis

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Pobreza

“Nunca había visto tan fea la situación”, admitió Dora Bautista, vendedora de comida en el mercado El Trompillo.
Desde hace ocho meses, siente que sus ventas bajaron un 30%, que algunos comensales eligen entre segundo y sopa -ya no ambos-, y que ella misma tiene que luchar entre reducir las porciones o aumentar el precio a sus platos.

“Preferí incrementar los precios”, confesó, y por lo menos dos veces ha elevado los montos. “Hay gente muy pobre que viene a pedir comida, se siente que la plata está faltando”, aceptó.

Eva Tango es comerciante de vegetales. Al menos dos veces a la semana, tres “abuelitos” (así les llama) dan una vuelta por su puesto en el mercado para pedirle verduras. “Les regalo siempre, son ancianitos”, dijo conmovida.

Según Tango, al menos en el caso de los vegetales, estos suben y bajan. Dijo que no ocurre lo mismo con carnes y otros productos, en los que aparte del incremento, no hay control municipal.

Mónica Fernández Mamani es una de las personas que apela a la solidaridad de los vendedores en los mercados, sobre todo del Abasto antiguo. Al menos dos veces por semana acude a ese centro de abastecimiento con sus cinco hijos, que tienen entre 3 y 12 años de edad. “Vamos todos juntos porque nos regalan comidita, y también pedimos verduras, aunque a veces nos toca la papa un poco podridita”, contó.

Fernández dijo que, gracias a su mamá, sabe cocinar recetas sin carne. Usa zapallo, papas, huevos, y en los mejores días un poco de chorizo. Hace un par de años vendía comida en la calle, por el Plan 3.000, pero aseguró que no pudo recuperarse luego que la Alcaldía le quitara su carrito con garrafa y ollas.

Desde entonces, optó por la venta callejera de dulces. Unas tres veces a la semana recorre la ruta La Ramada – El Cristo con tres de sus pequeños. Los otros dos quedan solos en la casa que habita bajo la modalidad de casera, y que está ubicada en Loma Alta.
Su hogar no tiene barda, solo “palitos”, y deja a esos pequeños bajo la mirada de una vecina.

Mientras oferta sus chupetes, Mónica cojea. Tiene todo el moroco con una cicatriz. Dijo que se quemó mientras cocinaba, y que no entiende qué parte se lesionó, al extremo de ocasionarle dolor. Sus ingresos no llegan a Bs 1.000. Cada vez que sale a vender chupetes, reúne un promedio de Bs 40 al día, que con suerte alcanzan los Bs 60.

Para aumentar sus ingresos, lava algunas colchas con ayuda de su hijo de 12 años. “No me contratan por mis niños, ya he intentado”, aseguró. Su vida empezó a tornarse gris cuando el papá de sus niños se fue a Chile y desapareció. “Nos olvidó”, lamentó.

Esa situación se agravó más con la crisis económica y el decomiso de su patrimonio de trabajo. Ni siquiera tiene un celular para ubicarla.

Regina Cabrera Choque es comerciante de toallas y juegos de sábanas a crédito. “Todos estamos sintiendo la crisis. Nosotros somos seis en casa, antes comíamos carne a mediodía y en la noche, ahora no compramos todos los días, o la comemos a mediodía, pero tomamos té por la noche”, dijo.

Además de su propia experiencia, siente que sus clientes la están pasando mal. Sus ventas han bajado más de 50%, a lo que suma que se extiende la espera para que le paguen. “La gente tarda más en pagar, antes demoraban un mes y medio en saldar la deuda, ahora se toman como tres meses”, compartió.

Le preocupa que esto empeore, pero apuesta por tener fe. Ni bien acabó de contar su historia, encargó trabajo para su hija ingeniera. “Antes al menos encontraba una pega sin beneficios sociales, pero ya ni eso”, se entristeció.

Más pobreza

Sobre datos actualizados de la crisis, René Martínez, de la Fundación Jubileo, explicó que no hay datos cuantitativos, especialmente si se habla de pobreza.

Según él, esta difícil coyuntura comenzó hace más de un año, y tiene perspectivas muy complejas porque se originó en desequilibrios macroeconómicos, resultado de políticas macroeconómicas inadecuadas.

“Se aumentó mucho el gasto público durante tantos años, generando un profundo déficit fiscal y constante endeudamiento, estamos al borde del default de deuda  externa porque no hay divisas, y la deuda interna se ha multiplicado en los últimos años. De hecho, el Gobierno ha dejado de publicar los datos de deuda desde 2023, pero se conoce que la deuda es altísima. “, dijo.

Para Martínez, otro problema está relacionado con la caída de las reservas internacionales, divisas, escasez de dólares, fruto del fracaso de la política de hidrocarburos.

“Es más, ahora tenemos que importar hidrocarburos, y se ha congelado el tipo de cambio desde 2011, cosa que ha sido un gran error de política pública, y en el país ha sido mucho más conveniente comprar productos importados o de contrabando, y esto además de matar al productor nacional, conlleva una caída importante de reservas internacionales”, observó.

Otro elemento, dijo, y que no es un desequilibrio macroeconómico, son las políticas inexistentes para el sector productivo y la industrialización, debido al enfoque en el gasto, incluso con las empresas del Estado. “Lo que hace el Gobierno es salvar el día a día, estamos al borde de la debacle y solo aguarda a llegar al cambio de mando”, alertó.

Carlos Aranda, investigador del Centro de Estudios Populi, advirtió que los bolivianos aún no atraviesan la peor parte de la crisis económica. “Lo peor está por venir. Porque para salir de esta crisis se necesita un plan de ajuste, y ajuste significa una solución dolorosa a corto plazo. Así que, desde ese punto de vista, diría que estamos en la etapa preliminar a lo que realmente es una crisis dura, donde la producción cae, el desempleo aumenta y las familias se verán muy golpeadas, más que ahora”, anunció.

Sobre las propuestas de los candidatos, cuestionó que no están siendo sinceras. Cree que nadie dirá que se requieren medidas dolorosas porque no es rentable políticamente, no funciona. “Imaginen que su campaña diga ‘Les prometo un año de sangre, sudor y lágrimas, necesario para equilibrar todo el desajuste de la economía’. Por eso creo que solo mencionan créditos, que no son corruptos, etc.”, lamentó.

Igual que Martínez, cuestionó la falta de estadísticas de pobreza, actualizadas por el INE, pero también de endeudamiento del país.
De acuerdo a Aranda, las personas ganan lo mismo que antes, pero los precios de los alimentos están más altos.
A la pregunta de en qué medida está más pobre el ciudadano boliviano, dijo que depende de varios factores. “Si solo tomamos el Índice de Precios al Consumidor, que es un promedio de más de 300 bienes que buscan estimar el precio de una canasta básica, en el último año nos hemos empobrecido, 14%, o 13%”, explicó.

Sin embargo, agregó que si se toman solo los precios mayoristas de productos importados, eso ya se duplica hasta a 26%. “El café ha subido un 80%, los pañales un 60%. O sea, hay bienes que han subido muchísimo más que el promedio que muestra el dato de inflación”, puntualizó.

La situación económica es tan completa, que según Aranda algunas familias están liquidando el poco ahorro que tenían.
Por su parte, Martínez alertó que es muy probable que la mora en los créditos bancarios se eleve, a la par del agravamiento de la situación económica para las familias bolivianas.

Y sobre las comisiones que cobran las entidades financieras por gestiones en el extranjero, aclaró que es una especie de disfraz de cotización a la par del dólar paralelo.

Martínez cree que urge reconstruir al sector exportador, el único capaz de generar divisas para el país.

Cedla

La próxima semana, el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) presentará un informe sobre la crisis económica en el país. Esta entidad compartió algunos datos preliminares con EL DEBER.

En primera instancia, y en consonancia con los expertos antes citados, Cedla concluyó que el modelo rentista del gas no logró transformar la base productiva, la composición del empleo y la estructura social en Bolivia.

Según Cedla, en el ámbito urbano nacional, el 90,1% de las unidades económicas tiene menos de cinco personas ocupadas. En el otro extremo, las empresas con 50 y más ocupados apenas conforman el 0,4% del total de las unidades económicas en el país (MTEPS, 2017), una cifra que se ha mantenido casi sin variaciones en los últimos 30 años, y que incide en el empleo.

Además, Cedla observó que los indicadores oficiales de pobreza y desigualdad en el país son únicamente monetarios y que su medición no es sistemática. “El último reporte es de 2021. Sin embargo, el análisis de la pobreza basado en el ingreso de los hogares no es suficiente.

En el eje troncal, casi la mitad de la estructura social de las cuatro ciudades (46,5%) está conformada por la clase media independiente, una cuarta parte por la clase obrera (14,2%) y la clase media baja asalariada (11,1%).

Fuente: El Deber


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