Los cardenales inician la carrera hacia el papado entre llamados a la continuidad y maniobras discretas


La fase previa al cónclave ofrece a los electores la oportunidad de intercambiar impresiones, evaluar posturas y sopesar carismas. En este escenario, los aspirantes trono de San Pedro deben proyectar liderazgo sin parecer que lo buscan

 

Giovanni Battista Re, de 91

Giovanni Battista Re, de 91 años y sin derecho a voto, ofició la misa fúnebre de Francisco (REUTERS/Yara Nardi)



 

Fuente: infobae.com

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El lunes, los cardenales de la Iglesia católica comenzarán una semana decisiva de reuniones a puerta cerrada en el Vaticano, donde se perfila el futuro de la institución. El cónclave para elegir al próximo pontífice ha sido convocado para el 7 de mayo, y aunque las normas prohíben cualquier campaña formal, las maniobras políticas han comenzado a intensificarse.

La fase previa al cónclave, conocida como congregaciones generales, ofrece a los cardenales electores —aquellos menores de 80 años— la oportunidad de intercambiar impresiones, evaluar posturas y sopesar carismas. En este escenario, los aspirantes al papado deben proyectar liderazgo sin parecer que lo buscan. Como indica un viejo dicho vaticano: “Quien entra al cónclave como papa, sale como cardenal”.

Sin embargo, existen precedentes que contradicen esa máxima. En 2005, el entonces decano del Colegio Cardenalicio, Joseph Ratzinger, pronunció una encendida homilía en el funeral de Juan Pablo II, donde denunció “una dictadura del relativismo”. Su intervención marcó la pauta del cónclave y lo catapultó al papado como Benedicto XVI.

En esta ocasión, fue el actual decano, Giovanni Battista Re, de 91 años y sin derecho a voto, quien ofició la misa fúnebre de Francisco. En su homilía, Re destacó el carisma del pontífice fallecido y su sensibilidad ante los signos de los tiempos. “Fue también un Papa atento a lo que el Espíritu Santo despertaba en la Iglesia”, afirmó, en un discurso interpretado por algunos observadores como un respaldo implícito a un sucesor con un perfil similar.

Durante su elección en 2013, el entonces cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio no contó con grandes plataformas ni discursos públicos. Según fuentes vaticanas, su brevedad y agudeza en las intervenciones durante las congregaciones generales fueron decisivas para obtener el respaldo de sus pares.

Entre los nombres que generan

Entre los nombres que generan mayor interés figura el del cardenal Luis Antonio Tagle, de Filipinas, considerado por muchos como el “Francisco asiático” (REUTERS/Alkis Konstantinidis)

“Un político nato”, lo describió recientemente el arzobispo Paul Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados del Vaticano, quien añadió: “Le gustaba la política. No le era ajena”.

Los potenciales sucesores enfrentan ahora el desafío de transmitir una visión clara sin cruzar la línea del proselitismo. Algunos de ellos deberán posicionarse frente a una cuestión central: ¿continuar, corregir o superar el legado de Francisco?

Entre los nombres que generan mayor interés figura el del cardenal Luis Antonio Tagle, de Filipinas, considerado por muchos como el “Francisco asiático” por su cercanía al estilo pastoral del papa fallecido. Su perfil ha cobrado relevancia en parte porque una gran proporción de los votantes fue designada por Francisco desde regiones periféricas, alejadas del tradicional núcleo europeo del poder eclesiástico.

También ha ganado protagonismo el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano y figura clave durante el pontificado de Francisco. Este domingo, Parolin presidió una misa especial para jóvenes en la Plaza de San Pedro ante unas 200.000 personas, en presencia de decenas de cardenales. En su homilía, elogió el legado de Francisco y subrayó la necesidad de asumirlo como guía: “Debemos acoger su herencia y hacerla parte de nuestras vidas”, dijo.

Conocedor de la diplomacia y con amplia experiencia en la Curia, Parolin es percibido como un candidato de consenso, capaz de atraer tanto a sectores reformistas como a los más moderados. Su nacionalidad italiana también podría jugar a su favor, ante el creciente deseo en algunos círculos europeos de devolver el liderazgo papal al corazón de Roma.

Mientras tanto, fuera del Vaticano, los fieles —y especialmente los jóvenes— muestran otras prioridades. “Más inclusión”, reclamó en diálogo con The New York Times Lara Cappuccelli, una joven de 19 años llegada desde la región de Piamonte. Como ella, muchos expresan deseos de un papa cercano, que inspire esperanza más allá de los equilibrios internos de poder.

Las reuniones de esta semana seguirán afinando los perfiles de los candidatos y decantando apoyos, en un clima donde cada gesto cuenta y donde el silencio, a veces, puede pesar tanto como las palabras. A medida que se acerca el inicio del cónclave, la Iglesia se prepara para elegir a su próximo líder, en una elección que podría marcar el rumbo institucional y espiritual del catolicismo durante las próximas décadas.