Su texto refleja una postura apasionada, pero llena de contradicciones y suposiciones que merecen una reflexión crítica. Permítame abordar algunos puntos clave con el rigor que exige un debate sobre territorio y soberanía:
La idea de que la «atención» a una región durante décadas otorga propiedad o soberanía es un argumento frágil. Si así fuera, cualquier comunidad que preste servicios a otra podría reclamar derechos sobre ella. ¿Acaso la colonia de Okinawa en Santa Cruz haría «dueño» del territorio al Japón? La historia no se construye con asistencia, sino con reconocimiento institucional y legalidad vigente.
Usted menciona que Santa Cruz «sentó soberanía real» en Piso Firme mediante inversión y presencia. Sin embargo, si estas acciones se realizaron sin el consentimiento del gobierno beniano ni del Estado boliviano, no se trata de soberanía, sino de avasallamiento encubierto. Este modus operandi, donde se ocupa un territorio con recursos y luego se reclama como propio, evoca fuertemente la anexión chilena de Antofagasta tras la Guerra del Pacífico.. ¿No es contradictorio usar ese método mientras se condena su uso por otros?
La «reversión» que usted menciona no es un acto de injusticia, sino un esfuerzo por corregir una anomalía histórica: la ocupación informal de Piso Firme por entidades cruceñas. Como Gobernador, yo no busco «enfrentarnos», sino restablecer el orden constitucional. El Beni, como entidad territorial autónoma, tiene el derecho y el deber de defender su integridad territorial ante cualquier irregularidad.
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A diferencia de discursos agresivos en redes o medios, yo actúo dentro de las instancias correspondientes: presenté una Acción Popular contra el INE y el Viceministerio de Autonomías exigiendo una solución LEGAL. ¿No es esto más responsable que lanzar acusaciones vacías y manipular emociones? Defender un territorio no requiere insultos y demagogia, sino estrategia y respeto a la institucionalidad.
La denuncia contra instituciones estatales demuestra que yo no respondo a intereses políticos o partidarios. Si fuera parte del MAS, ¿habría cuestionado al INE o al Viceministerio? Esta acción refleja coherencia: defender siempre al Beni por encima de supuestas alianzas políticas.
Rechazo su discurso hormonal que pretende enfrentar a dos regiones hermanas con insultos y falsedades. Las disputas territoriales se ganan con mapas históricos, leyes y diálogo, no con frases como «sinvergüenza» o «maleantes». ¿No es absurdo que usted critique la división regional mientras la fomenta con etiquetas como «#BenianosLosQuieroMucho menos a los maleantes»?
Para equilibrar el debate: el Beni atiende desde décadas atrás a tres comunidades cruceñas (Combate, Playa Seca y Palermo) sin reclamarlas como propias. ¿Por qué no aplicar el mismo principio con Piso Firme? La asistencia humanitaria no crea derechos territoriales; la historia y las leyes lo hacen.
En situaciones como esta, las emociones pueden nublar el juicio. Pero las razones y los argumentos siempre prevalecerán sobre las «hormonas» del momento. Si queremos unidad, no podemos confundir orgullo regional con imperialismo local. Piso Firme no es un trofeo, sino un espacio donde deben prevalecer el derecho, la memoria histórica y el diálogo.
No pierda la chaveta, Agustín. La justicia histórica no se construye con gritos, sino con hechos.
Atentamente,
Alejandro Unzueta
Fuente: Facebook Alejandro Unzueta Shiriqui