Activistas católicas agitaron bengalas rosas cerca del Vaticano el miércoles para exigir que se permita a las mujeres ser sacerdotisas, al comenzar el cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco.
Fuente: RFI
En un parque con vistas a la cúpula de San Pedro, donde se reúnen los cardenales en cónclave, las activistas parodiaron la tradicional fumata blanca que anuncia la elección de un papa, pidiendo que también se permita a las mujeres presentarse a la ordenación.
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«No pueden seguir ignorando al 50% de la población católica» y «encerrarse en una sala a discutir el futuro de la Iglesia sin la mitad de ellas», declaró Miriam Duignan, del Instituto Wijngaards de Investigación Católica.
«El que sea elegido deberá ser lo suficientemente valiente como para abordar seriamente la cuestión de la inclusión de las mujeres, porque hasta ahora eso no se ha hecho, ni siquiera por el papa Francisco», lamentó.
«Las únicas mujeres que verán» los 133 cardenales electores durante el cónclave «serán las monjas que sirven la comida y limpian las habitaciones» de la residencia de Santa Marta donde se alojan, recordó Miriam Duignan.
Las mujeres ocupan cada vez más puestos laicos importantes dentro de la Iglesia y su presencia se incrementó bajo el pontificado del papa Francisco.
Sin embargo, siguen excluidas del sacerdocio y sólo los sacerdotes ocupan los cargos de liderazgo más altos.
«Es verdad que Francisco promovió a algunas mujeres a roles de responsabilidad, pero su estatus sigue siendo inferior al de los hombres», opinó Duignan. «Incluso el sacerdote más joven será el jefe de la mujer más experimentada», ejemplificó.
La desigualdad es un «pecado»
Para Gabrielle Fidelin, representante de la asociación católica y feminista Magdala, la desigualdad entre hombres y mujeres es un «pecado».
La Iglesia, recordaron las activistas, otorgaba en sus inicios un papel igualitario a las mujeres en su jerarquía, antes de algunas reformas promovidas en la Edad Media.
«Mientras el mundo espera una fumata negra o blanca, enviamos un humo rosa con la esperanza de que la Iglesia acoja algún día a las mujeres como iguales», explicó Kate McElwee, del grupo de campaña «Women’s Ordination Conference» [Conferencia para la ordenación de mujeres].
Según Miriam Duignan, solo uno de los 133 cardenales electores se ha posicionado -en privado- a favor de la ordenación de mujeres.
La experta se negó a revelar su identidad, por temor a que sea expulsado del cónclave.
En un documento publicado en octubre, la Iglesia católica reconoció la falta de visibilidad de las mujeres en su gobernanza.
Pero al mismo tiempo, dejó en suspenso la cuestión de su ordenación como diáconos, una decepción para las activistas que lamentan la marginación de las mujeres por un sistema considerado patriarcal, a pesar de su papel central en las parroquias de todo el mundo.
© 2025 AFP