El tiempo pasa y siguen de pie, pese a las dificultades que les presenta la vida. Las tres instituciones forman parte de una región que le aporta alegría, pasión y talentos al balompié nacional
Jaime Galarza
Fuente: eldeber.com.bo
La pasión y el entusiasmo siguen intactos en Blooming, e incluso se podría decir que crece día a día, si tomamos como referencia lo sucedido la noche del miércoles en la plaza 24 de septiembre, cuando cientos de hinchas se reunieron a esperar el 1º de mayo, para celebrar un año más de vida, los 79 de su existencia.
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La Academia es un club cíclico, que a través del tiempo vivió distintos momentos que se fueron repitiendo, pasando de la emoción y la alegría a la frustración y tristeza más profundas, con algunos momentos de esplendor y otros de amargura; capaz de disfrutar grandes equipos con destacados futbolistas, a sufrir por formaciones no acordes a su grandeza que lastimaban el ego de los hinchas.
Blooming fue bien tratado y mal tratado a la vez, por eso es lo que es hoy, una institución tradicional e importante que debe soportar de tanto en tanto golpes bajos que le impiden ser más fuerte y la terminan debilitando.
El club celeste fue creciendo a tropezones, con el aporte de dirigentes que le pusieron el hombro y el bolsillo, que buscaron opciones ingeniosas como aquella vieja alianza con los “transportistas”, en busca de recursos que le permitan competir con los clubes que eran financiados por instituciones estatales.
No funcionó la idea y tuvo que abrirse campo a pulmón. El camino fue sinuoso, pero llegó hasta acá, con cinco títulos que lo llevaron al top ten de clubes y un par de descensos que lo obligaron a recapacitar y reordenar la casa.
El presente lo encuentra dentro de la cancha con ganas de volver a ser el equipo exitoso de otras décadas, pero, fuera de ella, urgido de un manejo criterioso y responsable de sus finanzas y de un patrimonio que empezó a cercenar.
Tiene todo para seguir siendo grande, siempre y cuando no haya alguien que cometa errores que lo achiquen.
Su principal fortaleza está en sus hinchas, que le demuestran su amor cada vez que juega de local, brindándole su apoyo incondicional.
Real, ¿feliz cumpleaños?
Real Santa Cruz estuvo de fiesta hace poco. Celebró 63 años el 3 de mayo.
La pintoresca historia de su fundación a los pies del árbol de cupesí que se encuentra en la esquina del Colegio Nacional Florida, entre Moldes y Chuquisaca, evoca a la nostalgia y al recuerdo de otros tiempos más llevaderos.
El presente no es de los mejores, dista mucho de otras épocas que no eran de bonanza pero que le permitían una vida digna, que lo convirtieron en ‘el segundo equipo de los cruceños’, por su humildad, por ser criollo -integrado solo por elemento nacional- y formador de talentos que nutrían a los equipo poderosos a los que les daba dolores de cabeza en la cancha de tanto en tanto.
Real cuenta con un patrimonio envidiable que, lamentablemente, también empezó a desmochar, a pesar que eso, en teoría, no sería posible porque lo impedía el convenio con quienes le donaron el valioso terreno.
Hoy se encuentra en crisis. Sus arcas están vacías, no forma jugadores, perdió la categoría, bajó a la Asociación Cruceña de Fútbol, y cuenta cada vez con menos respaldo en las tribunas. Le urge un cambio de rumbo.
El semillero que no muere
La Academia Tahuichi Aguilera celebró 47 años. Nació en 1978 dando forma a una brillante idea del ingeniero Rolando Aguilera Pareja.
Su éxito hizo que la FIFA amplíe las competencias en divisiones menores, creando nuevas categorías, dando nacimiento a las menores de 17 años.
Se cansó de ganar títulos. Uno de los más importantes, el Mundialito de River Plate en Argentina, logrado en 1981, tras enfrentar al Barcelona, Real Madrid y el Inter de Milán en la final.
De la Academia Tahuichi surgieron Marco Antonio “El Diablo” Etcheverry, Erwin “Platiní” Sánchez, Juan Manuel Peña, Luis Héctor Cristaldo y Jaime Moreno, entre tantos otros grandes futbolistas que brillaron en el exterior.
Hoy debe adaptarse a una nueva época en la que tiene muchas escuelas que le hacen competencia, sin embargo sigue aportando talentos con su sello, de estirpe ganadora. Uno de los últimos Miguel Terceros, que destaca en la selección nacional.
Blooming, Real Santa Cruz y Tahuichi, tres instituciones que, a pesar de sus altibajos, no pueden faltar en la historia del fútbol cruceño.