La abstención se impuso como la gran protagonista del día, en señal de rechazo al fraude perpetrado por la dictadura el 28 de julio de 2024 contra la oposición democrática.
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Fuente: Infobae
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Venezuela vivió este domingo una jornada marcada por el vacío en las calles, la soledad en los centros de votación y una abstención masiva que dejó en evidencia el rechazo ciudadano a la farsa electoral convocada por Nicolás Maduro
Estos comicios, diseñados por la dictadura chavista para simular legitimidad institucional, se celebraron en medio de un clima de desconfianza generalizada y sin garantías democráticas, confirmando el profundo divorcio entre el poder chavista y la voluntad popular.
A lo largo del día, los centros de votación en Caracas y en otras regiones del país reflejaron el contundente rechazo a la dictadura chavista.
La mayoría de los venezolanos atendió el llamado de la líder opositora María Corina Machado, quien instó a no participar en esta farsa electoral.
La ausencia de las largas filas que solían verse en procesos anteriores y los recintos prácticamente vacíos, incluso al mediodía, evidenciaron una abstención masiva que deslegitima aún más estos comicios promovidos por el régimen.
Una jornada marcada por la gran abstención
Según datos de la firma Meganálisis, la participación fue apenas superior al 12%, un número estruendoso que refleja el fracaso del chavismo en esta nueva farsa electoral en Venezuela. Más aún, si se tiene en cuenta que el pasado 28 de julio, cuando Edmundo González Urrutia obtuvo una categórico triunfo contra el dictador por más de 30 puntos, se movilizó casi el 59% de la población para decirle “basta” al régimen bolivariano.
La líder opositora, María Corina Machado, aseguró este domingo que más del 85 % de los venezolanos desobedeció el llamado a participar en la farsa electoral convocada por Maduro. En un mensaje difundido a través de un video en la red social X, Machado enfatizó que esta alta abstención representa una derrota contundente para el régimen chavista.
“Hoy los venezolanos volvimos a derrotar a este régimen criminal”, afirmó la exdiputada, subrayando que la gran mayoría de la población decidió no participar como forma de rechazo y desobediencia civil.
“Hoy más del 85 % de los venezolanos desobedecimos a este régimen y dijimos no. Hoy fracasó la estrategia de terror del régimen”, sentenció.
El chavismo intentó vender como una “gran victoria” lo que en realidad fue una farsa electoral marcada por irregularidades, abstención masiva y falta de transparencia.
Jorge Rodríguez, jefe del comando de campaña del chavismo y presidente de la Asamblea Nacional oficialista, proclamó con un triunfalismo vacío que “Venezuela dio una lección al mundo” y que “la democracia venezolana triunfó con fuerza indeclinable”. Sin embargo, estas palabras contrastan con la realidad palpable en las calles: centros de votación vacíos, largas horas sin movimiento en las mesas electorales y un pueblo mayoritariamente desinteresado.
Así transcurrió la jornada
A las seis de la mañana, en Venezuela, el sonido habitual de una jornada electoral es el toque de diana militar con el que los grupos violentos del chavismo recorren las calles para llamar a votar. En un contexto democrático debería ser, quizá, el rumor creciente de las colas en los centros de votación. Pero este domingo, el silencio fue el gran protagonista.
Ni las cornetas, ni las brigadas del PSUV con sus trapos rojos, ni el bullicio de los comandos electorales: apenas unos pasos, unas motos solitarias, y una cinta amarilla cruzando la entrada de un centro escolar. “PELIGRO NO PASE”, advertía, como si el peligro no fuera el voto, sino el simulacro de democracia que organizó el régimen.
El paisaje no engaña. Las imágenes de las agencias de noticias que recorrieron el mundo y las captadas por ciudadanos y compartidas por el Comando con Venezuela, la coalición opositora que llamó al boicot, documentan la desolación: calles vacías bajo un cielo encapotado, mesas metálicas puestas como obstáculos improvisados, y soldados sin gente a la que custodiar.
Una mujer caminaba sola con una bolsa en la mano frente a una escuela convertida en centro electoral. La escena parecía una metáfora perfecta: país en retirada, ciudadanía que no convalida.
No fue improvisado. Desde días antes, María Corina Machado, la figura más poderosa de la oposición, había sembrado el mensaje con precisión quirúrgica: “Este domingo, pa’ tu casa. No salgas, no los obedezcas. Vacía las calles, vacíalos, que se queden solos. Que quede claro quién tiene el poder: tú”.
Y se quedaron solos. Las imágenes lo prueban. Lo que el régimen intentó montar como fiesta electoral, la ciudadanía lo convirtió en un día de puertas cerradas, pasos contados y sillas vacías frente a escuelas sin filas.
En las afueras de un liceo del estado Bolívar, un par de funcionarios conversaban bajo un árbol frondoso. No había electores, apenas la sombra de lo que alguna vez fue una contienda electoral. “Complejo Educativo NAC”, decía el cartel azul y rojo que adornaba la entrada. Pero no hubo complejidad hoy, solo la evidencia de una abstención rotunda.
Este 25 de mayo el régimen de Nicolás Maduro intentó recomponer su fachada institucional convocando unas elecciones regionales y parlamentarias que, una vez más, estuvieron marcadas por el fraude, el miedo y la complicidad de ciertos sectores opositores.
Con esta nueva convocatoria el chavismo buscaba renovar 24 gobernaciones, 285 diputados y 520 legisladores regionales, en un proceso que registró una las abstenciones más altas de la historia reciente venezolana.
Más temprano, Machado elogió la “sabiduría” y “valentía” del pueblo venezolano, calificando la jornada, marcada por una abstención masiva, como “otra gran lección para el mundo” en un mensaje publicado en sus redes sociales.
“La SABIDURÍA y la VALENTÍA del pueblo venezolano son inmensas y conmovedoras. Otra gran lección para el mundo. Para TODO EL MUNDO”, escribió Machado en su cuenta de X, después de haber llamado días antes a los ciudadanos a quedarse en casa y rechazar lo que denominó como “una farsa, una trampa”.
Edmundo González Urruria, el presidente electo que arrasó en las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024 venciendo al dictador Maduro -con pruebas en mano- por más de 30 puntos, también destacó la decisión del pueblo venezolano de decirle “no” a un nuevo fraude del régimen: “Hoy fuimos testigos de un evento que intentó disfrazarse de elección, pero que no logró engañar ni al país ni al mundo. El pueblo no convalidó un simulacro que pretendía legitimar lo que por naturaleza es ilegítimo”.
“Lo que el mundo vio hoy fue un acto de coraje cívico. Una declaración silenciosa, pero contundente, de que el deseo de cambio, dignidad y futuro sigue intacto”, agregó el diplomático.
El contexto es brutal: en la antesala de los comicios, el régimen desató una ola de detenciones con su conocida Operación Tun Tun. Más de 70 personas fueron secuestradas, incluidos dirigentes políticos, periodistas y defensores de derechos humanos. Entre ellos, Juan Pablo Guanipa, colaborador cercano de María Corina Machado. “Los castigan por defender el derecho a la libertad”, denunció la dirigente opositora.
En un liceo del estado Táchira, dos hombres se sientan sobre el asfalto. La cinta de seguridad corta el paso como una escena de crimen. Un teléfono graba, nadie vota. Otra imagen de la desolación que se vio durante toda la jornada.
En Barinas —tierra natal de Hugo Chávez— la imagen fue igual de elocuente: en la fachada de una escuela se vio un mural con el rostro del ex presidente, bajo un árbol viejo. Ni las raíces de la Revolución parecen haber resistido la indiferencia popular.
“Esto no es abstención, es resistencia”, dijo Rosaura, maestra retirada en San Cristóbal. “Ya votamos el 28 de julio, no vamos a volver a jugar su juego”.
La abstención se ha vuelto un acto de presencia. Según los últimos sondeos, el 84,9% de los venezolanos no acudiría a las urnas, no por apatía, sino porque el voto ya no sirve en Venezuela. El régimen eliminó los códigos QR que daban transparencia a las actas, impidió la observación internacional y mantuvo el control total del Consejo Nacional Electoral. Las reglas del juego son trampas.
En la calle Libertador de Valencia, dos sillas de plástico flanqueaban la entrada del centro de votación. No había fila, no había nervios, no había elecciones… Solo la espera. Una mujer vestida de naranja, sola, jugaba con su teléfono. El mural con el escudo bolivariano en la reja oxidada parecía tan desencajado como la escena.
La desmovilización fue, paradójicamente, lo que más moviliza al país. No hay propaganda que compense el vacío, ni operativo militar que llene los pasillos desolados. Ni siquiera la detención de disidentes o las amenazas extranjeras han logrado reactivar un proceso cuya legitimidad es inexistente. Lo que queda, es la convicción de que el 28 de julio aún sigue vivo en la conciencia colectiva.
“Estos son los últimos coletazos de una era que se cierra”, dijo Machado a Infobae en la previa a la jornada de este domingo. “No les queda nada, ya ni plata tienen. Les queda el miedo, sí. Ellos intentan sembrar el miedo, pero hoy tienen miedo. Yo duermo tranquila. Te aseguro que ellos no, porque se tienen miedo entre ellos”.
Las calles vacías de Venezuela lo confirmaron. En la soledad de esta jornada electoral, se escuchó el eco de un país que no olvida.