“De ser acertada esta narrativa, en el Chapare se encontraría: El Dorado que tanto buscaron los Españoles, aunque esta vez no sería Dorado sino Blanco”. Pukymon.
Chapare, palabra del léxico quechua, que también deriva en chapar, tiene significados diversos: Espía, besucón, pillastrín; campesino intercultural y luego masista chapador.
La Provincia Chapare en departamento de Cochabamba, una región tropical colindante con el Valle Cochabambino, fue creada en 1854, durante el gobierno de Manuel Isidoro Belzu, con capital en Sacaba.
Esta región aún alberga pueblos indígenas originarios, como los Yuquis y Yuracarés, quienes han mantenido sus tradiciones y conocimientos ancestrales sobre la naturaleza y el medio ambiente. La presencia de estos pueblos indígenas ha contribuido a la riqueza cultural y la diversidad de la región y del país.
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La activa colonización andina hacia las tierras amazónicas, empieza con la crisis de la minería en Bolivia en los años 1980. El despido de los trabajadores mineros de las minas estatales de estaño impulsó una importante migración hacia el Chapare, una región que ya tenía experiencia de la llegada de algunos colonizadores mineros que perdieron sus empleos.
Esta migración se intensificó con el cierre de las minas en 1985 y la crisis económica en el campo. El cierre de las minas de estaño de la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) se produjo como parte de un Programa de ajuste estructural implementado por el Gobierno de Víctor Paz Estenssoro para enfrentar la crisis económica del país, que tenía una tasa anual de inflación de aproximadamente 26,000%.
Esta hiperinflación se prolongó entre 1982 y 1985, con una tasa mensual de casi 60%. Como consecuencia, la moneda boliviana se devaluó más de un millón de veces durante ese período. El dólar estadounidense llegó a valer 1.149.354 pesos bolivianos en agosto de 1985.
Producción de coca y conflictos sociales.
A partir de la década de 1980, la producción de coca se convirtió en la actividad económica principal de la región Chapareña, impulsada por las necesidades de subsistencia y la migración. Esto llevó a la implementación de políticas de erradicación forzada por parte de los gobiernos, lo que generó resistencia de los campesinos y el surgimiento de las Organizaciones y Sindicatos indígenas y cocaleros.
La producción de coca es un cultivo poco exigente y que se puede cosechar varias veces al año. Tiene muy buen mercado y se transporta fácilmente, esto representó para los campesinos pobres una alternativa de sobrevivencia, frente a cultivos alternativos que necesitan grandes inversiones, que son difíciles de transportar y con una comercialización no asegurada.
El 94% de la coca del Chapare no pasa por el mercado legal. Datos de la Dirección General de Coca e Industrialización.
El comercio de coca se realiza en dólares, lo que lo convierte en un refugio seguro en una economía hiperinflacionaria. Sin embargo, a pesar de las ganancias millonarias derivadas de la producción de cocaína, las condiciones de vida de los pequeños productores de hoja de coca del Chapare siguen muy precarias. Solo ganan los grandes: Sindicalistas cocaleros, Narco empresarios y los políticos que los apoyan.
Se estima que los cultivos de coca en Bolivia son de 30.000 ha, el 60% en el Chapare. Los datos sobre cultivo de coca en el Chapare son desconocidos, en 1985 el dato oficial fue de 45.000 hectáreas.
Para efectos de este cálculo usamos solo 30.000 hectáreas, es decir, alrededor del 67%. En el Chapare se producen al menos 1,200 kilos de hoja secas por hectárea. Con 100 kilos de hojas de coca más ciertas sustancias químicas esenciales y precursoras, se obtiene 1 kilo de clorhidrato de cocaína. Es decir que se producen 12 kilos de cocaína por hectárea. El precio promedio de un kilo de cocaína en el mercado internacional es de 28.000 dólares. Por lo que la producción de coca en una hectárea, vendida en el exterior, genera 336.000 dólares.
Si se dedican 20.000 hectáreas con dos cosechas, aunque generalmente son tres, por la producción de cocaína, tendríamos un ingreso en el mercado internacional de 6.720 millones de dólares anuales. Si los productores bolivianos recibieran solo el 30% de esta cifra, su ingreso sería de 2.016 millones anuales, alrededor del 20% de la exportación legal nacional. El 2023 Bolivia exporto, sin contar con la cocaína, 10.910,9 millones de dólares.
Chapare y el corredor del Narco. Liderazgo y cambio.
El movimiento indígena campesino, liderado por figuras como Evo Morales, que fue promovido como dirigente por el Socialismo Siglo 21, emergió como respuesta a la presión gubernamental y las políticas de erradicación en la zona. Este movimiento desempeñó un papel importante en la transformación política de Bolivia, marcando un punto de inflexión en la relación entre el gobierno y los cocaleros.
Los estrategas del proyecto narco, saben que la propuesta que tienen está avanzando a pesar de que se trata de una actividad ilegal.
Resultado de esta actividad, desde hace varios años en el país vienen ocurriendo los asaltos de tierras, los que mayormente se dan en el Corredor que separa Chapare de la frontera sur con Brasil, atravesando el Departamento de Santa Cruz.
Como un dato periodístico actual, este mes de Mayo 2025 se realizaron asaltos en la propiedad Santa Rita, Provincia Guarayos de Santa Cruz, donde los asaltantes tomaron tierras privadas, sin que la policía pueda intervenir. Esto ya constituye una lamentable rutina.
Por su parte el gobierno de Lucho Arce se ha cuidado de no perjudicar a los avasalladores de tierras que actúan como operadores del proyecto de expansión de cocales diseñado por el Gobierno de Evo Morales, donde Lucho era el Cajero.
Este es un plan premeditado para extender las plantaciones de coca en un avance hacia el Este, para llegar lo más cerca del Brasil, que es el primer consumidor de cocaína en las Américas.
Las propias mafias brasileñas, como el PCC y el Comando Vermelho, están operando en territorio boliviano. O Globo informó de grupos del PCC que tienen tierras y fábricas en Bolivia, pero el gobierno nacional de Bolivia no se dio por aludido.
No es extraño que las plantaciones de coca se den sobre todo en los Parques Nacionales más próximos a la frontera con Brasil, como es el parque Noel Kempff y últimamente en el Amboró. En los Parques y Áreas protegidas se han detectado cientos de hectáreas cubiertas por plantaciones de coca, todas ellas vecinas a las modernas fábricas que se han instalado (no solo en el Chapare) con la premura con que actúa una Transnacional tan eficiente.
Estrategas del narco y el apoyo político.
El impulso que tienen estos asaltos de tierras se atribuye a un plan diseñado en el Chapare, para que las tierras ya estén tomadas para cuando llegue al gobierno, un partido diferente al MAS y ellos tengan el control territorial como el que se aplica en el Territorio autónomo y autárquico del Chapare, Cocalandia.
Todas las encuestas eleccionarias muestran las preferencias, de quienes ahora se llama el segmento de lo Nacional popular, por el Partido del MAS, es la población más pobre y de rasgos indígenas. Estos sus seguidores están mayormente en el Chapare y en el corredor que atraviesa Santa Cruz hacia San Matías, pero también están en El Alto, donde operan las fábricas que usan la coca yungueña, y en las áreas que llevan ese producto hacia Chile.
Respuesta ciudadana.
Los estrategas de este proyecto populista y narco cocalero, saben que la propuesta que tienen está avanzando y esto a pesar de que se trata de una actividad ilegal. Si esta su estrategia tiene éxito, los masistas habrían encontrado en el Chapare: El Dorado, aquel que encandilaba a los exploradores españoles y que tan ansiosamente buscaban. Sin embargo, esta vez el color no sería El Dorado sino, El Blanco, o la blanca.
Bolivia tiene una población con actitud de emprendedores, la misma que está limitada por políticas centralistas y enemigas de la producción licita. Les prohíben las exportaciones, las llenan de trámites e impuestos y con esto consiguen, por necesidades de la población, potenciar la coca y el narcotráfico, así como alentar la actividad del contrabando y bloquear y eliminar las inversiones y los emprendimientos lícitos y sostenibles.
Los ciudadanos que creemos en la libertad y democracia, que estamos dispuestos a arriesgarnos para mantenerlas, aplicando una economía de mercado legal, sostenible y con seguridad jurídica, estamos obligados cambiar el modelo económico y el populismo cocalero que practica el masismo.