Cómo el estrés aumenta el riesgo de demencia y otras enfermedades mentales


Los especialistas detallaron qué acciones se pueden realizar para reducir los riesgos.

Imagen ilustrativa

Fuente: https://actualidad.rt.com

Especialistas del Center for Healthy Aging, de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.), estudiaron la influencia del estrés crónico en las enfermedades mentales y advirtieron que las tensiones psicológicas permanentes son un factor que puede favorecer el desarrollo de demencia y otros problemas cognitivos a través de los años.



Según explicaron citando diversos estudios, los trabajos realizados sobre este tema demuestran que el estrés crónico puede afectar la función cerebral y la fisiología, influir en el estado de ánimo y dificultar la realización de hábitos saludables. En ese sentido, detallaron que hay 17 factores relacionados con el riesgo de enfermedad cerebral, entre ellas demencia, alzhéimer, depresión en la vejez y apoplejía.

Aunque algunos no se pueden controlar, como ciertas enfermedades, hay otros que se relacionan con el comportamiento social. Por ejemplo, vivir solo puede ser un factor estresante, especialmente en los adultos mayores, mientras que el aislamiento también dificulta tener un estilo de vida saludable.

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Otros aspectos a tener en cuenta son las experiencias estresantes y las reacciones que se tienen ante ellas, que pueden provocar dificultades para dormir y para realizar actividades saludables. Además, el sueño insuficiente y la falta de actividad física pueden aumentar la dificultad para enfrentar situaciones de estrés. También el contexto social y económico influye, ya que, por ejemplo, las personas con menos ingresos, niveles educativos más bajos, que viven en zonas más precarias, experimentan con más frecuencia situaciones de estrés y cuentan con menos formas de asistencia.

Por lo tanto, los especialistas señalaron que hay comportamientos que pueden ayudar a un envejecimiento saludable, como las dietas, realizar actividades físicas y dormir lo suficiente; priorizar la salud mental y el bienestar, con actitudes simples como hablar de las preocupaciones, pedir apoyo a amigos y familiares, y salir de la casa con regularidad; consultar con médicos cómo enfrentar situaciones estresantes; y sumar interacciones diarias, como mensajes o llamadas telefónicas breves, o dialogar incluso con personas desconocidas.