El documento, titulado “Incendios forestales 2024: Tras las huellas del fuego”, será presentado al público, este jueves 29 de mayo, en el Espacio Patiño de la ciudad de La Paz. El estudio no solo ofrece diagnósticos, sino también seis propuestas concretas para evitar que en 2025 Bolivia repita el desastre ambiental.
Incendios forestales. Foto: Fundación Tierra
Fuente: Sumando Voces
Un nuevo informe de la Fundación Tierra identifica con nombres y prácticas a los principales responsables de la peor temporada de incendios forestales en la historia de Bolivia: 12,6 millones de hectáreas fueron consumidas por el fuego en 2024, más del doble que en 2019, el año que hasta ahora ostentaba el trágico récord con 5,3 millones de hectáreas afectadas.
El documento, titulado “Incendios forestales 2024: Tras las huellas del fuego”, será presentado al público, con ingreso libre, el jueves 29 de mayo, en el Espacio Patiño (Av. Ecuador N° 2294) a las 18.00. Fue elaborado con el apoyo de la Iniciativa Ambiental Team Europe, conformada por la Unión Europea y Suecia.
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El documento no solo ofrece diagnósticos, sino también seis propuestas concretas para evitar que en 2025 Bolivia repita el desastre ambiental. Los asistentes a la presentación del informe podrán recibir ejemplares impresos de forma gratuita.
Los cuatro rostros del fuego
El informe identifica a cuatro grupos específicos que, de manera directa o indirecta, facilitaron la catástrofe ambiental:
- Asentamientos ilegales en áreas protegidas: ocupantes irregulares que, bajo la figura de comunidades campesinas, indígenas o interculturales, ingresaron a zonas donde está prohibida la actividad agropecuaria.
- Ocupantes ilegales en territorios indígenas: actores externos que, mediante acuerdos informales con algunas dirigencias, controlan grandes extensiones dentro de Tierras Comunitarias de Origen (TCO), vulnerando derechos constitucionales.
- Empresas agropecuarias legales con prácticas ilegales: medianas y grandes propiedades tituladas que convierten ilegalmente bosques en áreas de monocultivo, particularmente de soya, empujadas por la alta rentabilidad de este producto.
- Comunidades en tierras fiscales: asentamientos que inicialmente se comprometieron a implementar sistemas agroforestales, pero que terminaron obteniendo permisos para desmontes masivos, replicando el modelo de monocultivos.
Santa Cruz, el epicentro del desastre
El informe muestra que el 68% de las tierras quemadas se concentran en el departamento de Santa Cruz, con 8,5 millones de hectáreas afectadas. Le sigue Beni, con 3,4 millones (28%). Juntas, ambas regiones representan el 96% del total destruido.
Un dato alarmante es que el 60% de la superficie afectada corresponde a ecosistemas boscosos, lo que equivale a 7,6 millones de hectáreas de bosque perdido.
Además, el 66% de los incendios fueron provocados de manera intencional, clasificados como quemas malintencionadas, y el 34% restante como quemas agropecuarias no controladas. “Estos datos evidencian grandes debilidades en el manejo integral del fuego y serias deficiencias en la fiscalización por parte de las autoridades agroambientales”, señala el informe.
La expansión acelerada de la agricultura mecanizada, en especial el cultivo de soya, es identificada como la causa estructural del problema. Según la Fundación Tierra, este modelo “crece a expensas de los bosques amazónicos y externaliza sus costos ambientales”.
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