El plan presupuestario del mandatario republicano refuerza los fondos del Departamento de Defensa y del Departamento de Seguridad Nacional.
Fuente: Infobae
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó este viernes una propuesta presupuestaria que contempla recortes de USD 163.000 millones en el gasto federal para el año fiscal 2026, con el objetivo de eliminar lo que considera programas “woke”, “desperdiciados” o “utilizados contra los estadounidenses trabajadores”, al tiempo que plantea un aumento significativo en los fondos para defensa y seguridad nacional, según comunicó la Casa Blanca.
La iniciativa, descrita como un “ambicioso plan” por el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, recorta el gasto discrecional no destinado a defensa en un 22,6%, situándolo en su nivel más bajo desde 2017. El plan refuerza los fondos del Departamento de Defensa y del Departamento de Seguridad Nacional, con aumentos del 13% y 65%, respectivamente.
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La propuesta excluye partidas obligatorias como la Seguridad Social o Medicare, y se centra únicamente en el gasto discrecional, que actualmente asciende a 1,83 billones de dólares. Bajo el nuevo plan, esta cifra se reduciría a 1,69 billones, según la Oficina de Administración y Presupuesto (OMB, por sus siglas en inglés), encabezada por Russell Vought.
Entre los sectores más afectados figuran los programas medioambientales, sanitarios, educativos y de cooperación internacional. La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) sería desmantelada, y su presupuesto reducido en USD 49.000 millones. El Departamento de Educación perdería USD 12.000 millones y el de Salud y Servicios Humanos USD 33.300 millones.
También se recortan los fondos para instituciones científicas como los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), así como para agencias como el Servicio de Impuestos Internos (IRS) y la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), todas descritas por Trump como entidades “politizadas” o “armadas contra el pueblo”.
Eliminación de programas con enfoque progresista
La administración justifica los recortes bajo el argumento de eliminar iniciativas de “ideología radical”, incluyendo subvenciones a energías renovables, vehículos eléctricos y programas de diversidad en la educación preescolar. “El gasto actual se inclina hacia organizaciones no gubernamentales y universidades comprometidas con ideologías de género y clima contrarias al estilo de vida estadounidense”, dijo Vought.
En línea con estas prioridades, Trump firmó una orden ejecutiva que ordena a la Corporación para la Radiodifusión Pública (CPB) suspender la financiación de la cadena PBS y la radio NPR, medios que la administración ha criticado por su sesgo ideológico.
Aunque la propuesta cuenta con el respaldo de parte del Partido Republicano, enfrenta obstáculos legislativos. La senadora Susan Collins, presidenta del Comité de Asignaciones del Senado, expresó “serias objeciones” al contenido del presupuesto, mientras que líderes demócratas como Chuck Schumer calificaron el plan de “despiadado”.
“El presidente Trump está desmantelando la sanidad, la educación y programas vitales para las familias mientras favorece a multimillonarios con rebajas fiscales”, escribió Schumer en la red social X. La senadora Patty Murray, principal demócrata del Comité de Asignaciones, agregó que el presupuesto “deja claras las prioridades del presidente: destruir programas que ayudan a los trabajadores mientras se premia a los más ricos”.
El presupuesto también incluye una solicitud al Congreso de USD 375.000 millones adicionales para reforzar la defensa y la política de deportaciones. Estos fondos forman parte de un paquete legislativo más amplio que incluye recortes de gasto y reducciones fiscales, y que, a diferencia del presupuesto, sí podría convertirse en ley.
Trump ha acompañado estas propuestas con una política comercial agresiva, imponiendo aranceles unilaterales que, según analistas, equivalen a aumentos impositivos para consumidores y empresas. Esta estrategia ha generado preocupación entre líderes empresariales y gobiernos extranjeros ante el riesgo de una desaceleración económica.
La deuda pública estadounidense se sitúa actualmente en 36 billones de dólares, con un déficit anual cercano a 2 billones y pagos de intereses que alcanzan casi 1 billón anualmente. La presidenta del Comité para un Presupuesto Federal Responsable, Maya MacGuineas, advirtió que el país necesita “un presupuesto que controle el gasto, reduzca el endeudamiento y disminuya los déficits”.
(Con información de AP)