El gobernante que merezco


 

El viejo dicho ‘cada pueblo tiene el gobierno que se merece’ sugiere que la calidad de los gobernantes está directamente relacionada con la calidad de su ciudadanía y dice de la importancia del papel que debe jugar el ciudadano para elegir a las mejores personas para que sean sus autoridades. Sobre todo esta conocida frase popular expresa que la inacción o resignación del pueblo de dejarse llevar, cual rebaño de dóciles ovejas, por una autoproclamada dirigencia política es la justificación perfecta para que ese pueblo la merezca, la adule, la encumbre y someta su libertad, voluntad y hacienda a su mandato.



Pues bien, hoy deploro la división del pueblo cruceño con cinco expresidentes del Comité Pro Santa Cruz enfrentados tras el poder político partidario en tres bandos diferentes –léase caudillos– que dice mucho de la inconsecuencia imperante en esta dirigencia al negar los ideales de una parte de la comunidad cruceña de enfrentar unidos en torno a un proyecto de país al régimen gobernante para derrotarlos en primera vuelta.

No sé los demás, pero YO creo merecer un gobernante que sea coherente con los principios y valores éticos que profeso y en consecuencia mi candidato a gobernante debe cumplir las cuatro ‘es’ de las personas altamente eficientes en grado de excelencia: EDUCACIÓN, ÉTICA, EMPATÍA y ELOCUENCIA para que sea capaz de hacer un país de ciudadanos libres y dignos.

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Para mi beneplácito esa persona existe y se llama Jaime Dunn, a quien considero un boliviano fuera de serie que demuestra haber cultivado extraordinariamente su talento en las tres dimensiones de la actividad humana: la técnica, la ética y la legal.

Y sí, definitivamente, es el gobernante que merezco porque creo que es el líder que, desde una perspectiva de valores democráticos, con voluntad de liderazgo moral y político, será capaz de convertir al pueblo boliviano en una comunidad de hombres y mujeres prósperos con virtudes morales, éticas y familiares para, después de 200 años, romper el círculo vicioso de pobreza e ignorancia de este nuestro malhadado país.

¿Por qué elijo al señor Jaime Dunn? Porque demuestra una notable sabiduría, producto por supuesto, de amor y dedicación al estudio, al conocimiento, a la ciencia. A decir de los filósofos griegos: “Saber y virtud coinciden, por lo tanto, quien conoce lo recto actuará con rectitud y el que hace el mal lo hace por ignorancia”.

Concuerdo con su gran visión y propuestas de política liberal. Sin embargo, discrepo en la forma de enfrentar el aspecto que considero es el más importante para todos los bolivianos, cuál es la educación del pueblo. Ver mi opinión al respecto en https://eju.tv/2025/02/la-bicentenaria-estafa-del-poder-con-el-pueblo-boliviano/

Recordemos que para Platón: “El hombre educado es aquel que ha sido transformado a través de la educación, alcanzando la virtud, el conocimiento y la capacidad de vivir plena y significativamente” y ahí sin duda alguna debe centrarse la política liberal transformadora de Bolivia.

Habiendo escuchado la propuesta del señor Dunn para su política educativa en forma de Vouchers Educativos, cuya definición copio de la IA: “una asistencia económica temporal dirigida a familias con hijos en escuelas de gestión privada con al menos el 75 % de aporte estatal. El objetivo es garantizar la continuidad educativa de estudiantes de niveles inicial, primario y secundario”, esta propuesta me parece totalmente insuficiente para la realidad socioeconómica de Bolivia. En este sentido propongo un cambio radical de la educación y salud con la creación de nueve entidades autárquicas departamentales de Desarrollo Humano que emulando lo que en su momento fue el Comité de Obras Públicas, luego Corporación de Desarrollo de Santa Cruz, tengan la misión de planificar y ejecutar los planes, proyectos y programas de sendos sistemas de educación y salud de alta calidad que cada departamento requiere y merece para cubrir las necesidades de cada uno de sus habitantes especialmente los más desfavorecidos económicamente. Estas entidades deben estar a cargo de equipos especializados del más alto nivel técnico e idoneidad profesional.

Finalmente, celebro la prudencia y paciencia del señor Dunn para presentar una candidatura libre de ataduras con la política caudillista del pasado y de esta manera representar la esperanza de un nuevo inicio en el bicentenario de la república con una nueva forma de ver y hacer política. Concluyo parafraseando a un distinguido cruceño paladín de la cultura, la educación y los valores éticos y morales, el extinto profesor Wenceslao Montero, que en su revista Cultura se quejaba de tener “autoridades de mentira, pero pillos de verdad».

 

Ingrid Wichtendahl, arquitecta urbanista.