El Índice de Sentimiento del Consumidor en Bolivia es de 23,9 sobre 100, según Ipsos


El subíndice de Inversión es particularmente bajo en Bolivia, con un valor de 21.0, en comparación con el promedio global de 40.5, indicando una falta de confianza en el entorno de inversiones.
Dinero. Foto: Bolivia Energía Libre
Dinero. Foto: Bolivia Energía Libre

Fuente: https://www.vision360.bo

El Índice Primario de Sentimiento del Consumidor (IPSC), que mide la percepción y expectativas de los consumidores respecto al estado actual y futuro de la economía, se sitúa en 23,9 sobre 100, para abril de 2025, según la encuestadora Ipsos.

Estos puntos dan cuenta que Bolivia se encuentra muy por debajo del promedio global de 47,7 y del promedio de Latinoamérica de 47,6, lo que muestra una tendencia descendente desde finales de 2023.



De acuerdo con un boletín de prensa de la empresa, comparativamente, países como México (56,9) y Brasil (51,3) muestran índices significativamente más altos.

Analizando los subíndices adicionales, se destaca que la Confianza del Consumidor de Bolivia es extremadamente baja, con 13.7, mostrando una ligera mejora respecto a enero de 2025 (13,1), pero aun así bajo en comparación con México (52,2) o Brasil (42,9).

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Esta baja confianza refleja incertidumbre y pesimismo respecto a la situación económica actual.

El índice de Expectativas de Bolivia es de 39.0 y mostró una disminución significativa de 9,8 puntos en un año, lo cual contrasta con regiones como Brasil (64,4) y México (64,3) que mantienen fuertes expectativas económicas.

El subíndice de Inversión es particularmente bajo en Bolivia, con un valor de 21,0, en comparación con el promedio global de 40.5, indicando una falta de confianza en el entorno de inversiones.

En términos de Empleo, Bolivia refleja un índice de 21,9, mostrando una leve recuperación interanual, pero muy distante del promedio global de 57,3.

Esto indica una percepción negativa sobre la seguridad laboral, desincentivando el gasto y la inversión en la economía local. Los índices reflejan un malestar económico y social que afecta significativamente la percepción de felicidad y bienestar en Bolivia.

La persistente inflación, elevada carestía de combustible y una depreciación marcada del boliviano frente al dólar son problemas estructurales que afectan la capacidad de ahorro y consumo de las familias bolivianas.

La baja confianza en el futuro económico y la alta incertidumbre laboral contribuyen a una sombría perspectiva que requiere atención inmediata de las políticas económicas.

Abordar estos problemas con políticas efectivas de estabilización económica, fomento del empleo y medidas para mantener la estabilidad de precios será crucial para mejorar la percepción de bienestar y felicidad entre los bolivianos.