Tuto Quiroga, el primer candidato del acuerdo de unidad opositora que se fue por su lado antes de presentar públicamente el acuerdo, ingresó al salón del evento para presentar el binomio presidencial de la Alianza Libre. Mandó callar a todo el mundo, pidió que los aplausos no interrumpan y comenzó a hablar con una imagen creada en IA con su Tuto joven. Frases rápidas, oraciones inacabadas, ideas aplastadas unas sobre otras, Tuto no cambia: Está seguro de que el auditorio lo sigue, que el público lo entiende, que el electorado comprende. Va por tercera vez como candidato a la Presidencia: Dos veces sacó menos votos que Samuel Doria Medina; en 2020, como Jeanine y Samuel, también se bajó semanas antes de la elección que ganó el MAS.
Fuente: Ideas Textuales
Juan Pablo Velasco tiene 38 años y es un profesional de las aplicaciones digitales de servicios. Primero Pedidos Ya, luego Yango. Un cruceño que no habla tan cruceño y que tiene la mirada puesta en los negocios a través de la tecnología. Un hombre exitoso, creador de marcas hechas en Bolivia, es quien aceptó acompañar al candidato a presidente en una nueva aventura que buscará ganar votos a través de la enorme base de datos que maneja, su interacción con el conglomerado mundial de los negocios digitales y, sin duda, un buen aporte de dinero a la campaña. Una hora después de su presentación, en la primera entrevista en Red Uno, no sabía responder qué era la AGETIC (Agencia Estatal de Tecnología y Comunicación), no digo EMAPA o EBA: su especialidad, AGETIC. Al día siguiente, partió a Estados Unidos y Dubai a buscar contactos inversionistas.
Samuel Doria Medina, empresario nacional, filántropo del emprendedurismo boliviano y de la protección de la adolescencia, sobreviviente de un accidente aéreo y de un cancer, mantuvo las alianzas del acuerdo inicial de unidad opositora, mostrándolas una a una en el atril de la convención que presentó a su binomio para las elecciones de agosto. En este acto, hicieron uso de discursos encendidos por la unidad cada uno de los líderes que la conforma, agregando el protagonismo de los departamentos a través de la palabra de un representante por región, que seguramente encabezarán las listas parlamentarias.
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José Luis Lupo tiene 63 años y es un economista con larga trayectoria y experiencia en los ámbitos privado y público. Ha participado en los equipos de financiamiento internacional que trabajaron en siete crisis económicas en el continente. Fue ministro de Estado en los gobiernos de Banzer y Tuto Quiroga, en áreas complejas como Presidencia, Economía y Comunicación. Es el tecnócrata con experiencia política en la resolución de problemas, una innovación si lo comparamos con todos los vicepresidentes desde 1982 exceptuando la vicepresidencia de Tuto: Jaime Paz (que renunció al cargo), Julio Garret, Luis Ossio, Víctor Hugo Cárdenas, Carlos D. Mesa, Álvaro García Linera, David Choquehuanca. La incursión de Lupo, luego de 20 años de cargos de alta jerarquía en organismos internacionales, no es improvisada: gerenta la campaña de Doria Medina desde hace un año. El propio candidato a presidente reconoció su elección como “una persona más inteligente” que él, una elección que suele realizar en sus proyectos pensando en quien sea aporte sustancial al equipo que conduce.
Jaime Dunn, el maestro que el liberalismo tiene en la palestra pública desde su decisión de participar en los comicios de 2025, dio demasiadas vueltas entre las siglas posibles que le ofrecieron llevarlo como candidato presidencial. Seguramente, las exigencias de ocupar los primeros lugares de las listas a la Asamblea Legislativa con militantes de cada partido político lo desanimaron a elegir una de ellas. Optó por la formalidad reconocida por el Órgano Electoral de una sigla desconocida con un propietario desconocido. Sin embargo, la frescura y la claridad de las ideas de Dunn elevaron la vara del debate político. Demostró que es posible confrontar la narrativa montada durante 20 años por el MAS, yendo al análisis profundo con otra narrativa contrapuesta y fundamentada en la libertad individual, el respeto a la propiedad privada, a la vida y a la ley.
Edgar Uriona, propietario del partido político Nueva Generación Patriótica es un boliviano expulsado por la crisis económica del país hacia el “sueño americano” en los Estados Unidos. Poco se sabe de él. De arribar a suelo estadounidense con ganas de salir adelante, se menciona que ha constituido 10 empresas de diversos rubros que le han dado holgura económica. Volvió a Bolivia a construir un proyecto para participar en las elecciones generales sin otro conocimiento de la realidad nacional y estatal que su propia experiencia de vida como boliviano que salió adelante en el exterior.
Manfred Reyes Villa es el capitán que en los años 90 transformó la ciudad de Cochabamba, en simultáneo con la época dorada del cambio de Santa Cruz de la Sierra a cargo del ex alcalde Ing. Percy Fernández y la gestión de la alcaldesa Mónica Medina de Palenque, en la ciudad de La Paz. Como tituló bien un ensayo del PIEB, el eje central urbano de Bolivia tuvo “eje-monías” que brillaron en el país. Reyes Villa fue un hueso duro de roer en las elecciones generales de 2002, cuando se avizoraba el triple empate con Goni (MNR) y Evo Morales (MAS). Luego del autoexilio, Reyes Villa volvió para ganar una vez más las elecciones municipales y se encumbró como nuevo Alcalde de Cochabamba, desde donde proyecta su nueva postulación a presidente de Bolivia. Descalificado por los opositores que se quedaron en el país durante las dos décadas de régimen masista, es fustigado además por conformar una brigada parlamentaria paralela de disidentes de CC y Creemos en la gestión actual.
Su vicepresidente será anunciado el último día de inscripción de candidaturas en el presente electoral. Se menciona con fuerza que la nominación recaerá sobre el ex presidente cívico cruceño, Rómulo Calvo (médico, ex concejal y ex alcalde de UCS en Santa Cruz de la Sierra), o Juan Carlos Medrano, abogado y actual concejal de la capital por la alianza de la agrupación de Gary Añez y Comunidad Ciudadana. Ambos perfiles distan de ser conocidos a nivel nacional. Calvo tiene varios procesos judiciales por su desempeño como uno de los líderes del paro cívico de los 36 días por el Censo Nacional pasado. Medrano ha sido cuestionado por su participación en el embrollo de la propiedad del Mercado Mutualista y se lo conoce en el ámbito urbano cruceño por sus denuncias a través de las redes sociales, siguiendo el modelo de comunicación digital del concejal por Demócratas, Mamén Saavedra, ahora líder de su propia agrupación ciudadana, VOS.
En Bolivia, la función del vicepresidente está definida en la Constitución. Es el suplente nato del Presidente del país, en caso de ausencia o impedimento temporal o renuncia definitiva y, a la vez, presidente otro órgano del Estado: la Asamblea Legislativa y sus 166 senadores y diputados. Esta función interórganos suele pasar desapercibida por su amplitud. Sin embargo, a la larga lista de problemas que enfrenta un Estado actual gigantesco, la responsabilidad de construir consensos para una agenda parlamentaria que acompañe y a la vez fiscalice al Órgano Ejecutivo, requiere mucho más que una planta de asesores o instructivas del Presidente. Se precisa amplio conocimiento de administración pública, de realidad nacional y de mediación interbancadas políticas.
Lógicamente, los binomios deben ganar la simpatía popular o, al menos, el reconocimiento de que ambos tendrán que convencer al voto de millones de ciudadanos habilitados para ejercer este derecho político. Falta saber, a partir de la semana que viene, quiénes constituyen el ejército civil de candidatos y candidatas a parlamentarios, que se desplazará por el territorio nacional a lograr la adhesión suficiente para ganar en primera vuelta o llegar a forzar una segunda vuelta en octubre.
Las elecciones generales del Bicentenario marcarán el rumbo del comienzo de una nueva centuria estatal en Bolivia. El pueblo boliviano deberá elegir entre la continuidad de una crisis sin precedentes en lo que va del siglo XXI, una crisis económica, política, de valores, ideológica y de participación ciudadana real en los destinos decididos en las altas esferas de un partido político dividido y decadente, o la oportunidad histórica de transitar a los inicios de un Estado menos intervencionista en lo que no le incumbe y ocupado de resolver tragedias como la administración de justicia, la inseguridad, la persecución y la incertidumbre económica.
Por Gabriela Ichaso.
Fuente: Ideas Textuales