Guayaquil: tercer atentado con explosivos en barrio bajo amenaza


Ecuador. En el más reciente atentado, los agresores dejaron panfletos extorsivos tras la detonación, intensificando el clima de miedo en la ciudadela

Uno de los planfetos dejados

Uno de los planfetos dejados por los criminales tras el tercer atentado en Samanes 2. (X/@ralcivarTA)



 

Fuente: infobae.com

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Por tercera vez en menos de una semana, la ciudadela Samanes 2, ubicada en el norte de Guayaquil, fue escenario de un atentado con explosivos que volvió a alterar la tranquilidad de sus residentes. La madrugada del lunes 20 de mayo, cerca de las 02:30, un artefacto detonó en plena vía pública, provocando daños en la calzada y alarmando a vecinos que, por tercera ocasión, escucharon una explosión en su sector en menos de siete días.

Este nuevo ataque se suma a otros dos registrados el miércoles 14 y el viernes 17 de mayo, cuando dos viviendas fueron blanco de explosivos que dejaron severas afectaciones materiales. Según testigos, los autores se movilizaron en motocicleta y, en al menos uno de los casos, lanzaron los artefactos directamente contra las casas. En una de ellas, habitaban tres mujeres —dos hermanas y la hija de una de ellas— quienes no sufrieron heridas, aunque sí un fuerte impacto emocional por el atentado.

En el más reciente ataque, además de la detonación, la Policía halló panfletos con mensajes extorsivos. Los textos contenían amenazas directas e indicaban un número telefónico al que los moradores debían comunicarse, un patrón que evidencia la estrategia de intimidación empleada por grupos delictivos en expansión.

Imágenes del segundo atentado en

Imágenes del segundo atentado en Samanes 2. (X/@rgarcia25S)

Según recogió Ecuavisa, las extorsiones en esta zona de Guayaquil comenzaron hace aproximadamente ocho meses, cuando varios negocios ubicados sobre la avenida Isidro Ayora comenzaron a recibir amenazas. En esa etapa, los ataques se concentraban en sectores comerciales, pero el patrón ha mutado: ahora los atentados se dirigen a zonas residenciales, incluso sin que existan antecedentes de amenazas, como ocurrió con la vivienda atacada el 14 de mayo, según lo reportado por Extra.

Son unas personas sin alma, sin corazón. Hacer esto en una casa donde solo viven mujeres… Son unos salvajes”, lamentó un familiar de las víctimas de aquel atentado que habló con Extra. Aunque no hubo pérdidas humanas, el daño psicológico es profundo, y la sensación de inseguridad crece entre los habitantes del sector, que exigen mayor presencia policial y patrullajes preventivos.

La Policía Nacional ha iniciado investigaciones para identificar a los responsables de los ataques y determinar si los actos forman parte de una campaña sistemática de extorsión o si, como en algunos casos se presume, los delincuentes podrían haberse equivocado de objetivo. Para ello, los agentes han recogido restos de los explosivos y revisan las grabaciones de cámaras de vigilancia de la zona.

La Policía continúa con operativos

La Policía continúa con operativos de control. ARCHIVO/EFE/Jonathan Miranda

En redes sociales, vecinos han reportado el sonido de las explosiones desde diversos puntos del norte de la ciudad, lo que evidencia la potencia del estallido. Los operativos de control se han intensificado en áreas cercanas, mientras crece el temor por la escalada de violencia urbana en sectores que hasta hace poco eran considerados relativamente seguros.

El incremento de ataques con explosivos se ha convertido en una de las expresiones más graves del crimen organizado en Ecuador, que ya no se limita a disputas entre bandas ni a presionar a comerciantes o transportistas. Ahora, el miedo se instala también en hogares comunes, donde las víctimas no necesariamente tienen relación con actividades ilícitas.

Este tipo de atentados también refleja el desafío que enfrentan las autoridades locales y nacionales en su lucha contra el crimen organizado. Si bien se han ejecutado operativos y detenciones, como parte de estrategias de contención, la violencia persiste y se adapta, utilizando el terror como método para controlar territorios o ejercer presión financiera mediante extorsiones.

Según una reciente publicación de Insight Crime, “las armas de fuego alimentan esta violencia, pero las autoridades tienen dificultades para identificar su procedencia. La desorganización de las bases de datos y las falencias en la investigación del origen de las armas de fuego han agravado el problema”. Esto porque Ecuador figura en sus bases de datos como el país con más armas ilegales de las que no ha logrado rastrear su origen con 3.337; le sigue Estados Unidos scon 1.422 y Turquía con 890.