La fragilidad económica de Rusia por la guerra podría ser lo que lleve a Putin a la mesa de negociaciones


Un análisis reciente sugiere que las dificultades internas y las sanciones podrían llevar a Moscú a negociar con Ucrania. La escasez de suministros y la presión económica son factores clave en este posible cambio.

 

Vladimir Putin debería sentarse, tarde

Vladimir Putin debería sentarse, tarde o temprano, en una mesa de negociación, como consecuencia de la débil economía rusa (Reuters)



 

Fuente: infobae.com

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Las crecientes presiones económicas y militares podrían ser el factor que finalmente lleve a Moscú a la mesa de negociaciones con Ucrania, según un análisis reciente. Aunque Rusia ha mostrado poco interés en entablar conversaciones de paz, las dificultades internas, como la escasez de suministros militares y las sanciones sobre exportaciones clave como el petróleo, podrían forzar un cambio de postura.

CNBC informó que Moscú podría estar planeando una nueva ofensiva de verano en Ucrania para consolidar sus ganancias territoriales en el sur y el este del país, lo que le daría más influencia en futuras negociaciones.

El analista Jack Watling, del Instituto Real de Servicios Unidos (RUSI) en Londres, señaló que aunque Rusia busca intensificar sus operaciones ofensivas para aumentar la presión durante las negociaciones, esta presión no puede mantenerse indefinidamente.

Los arsenales de equipos militares de la era soviética, como tanques y vehículos de combate de infantería, se están agotando, lo que significa que la capacidad de Rusia para reemplazar pérdidas dependerá completamente de su producción actual.

Además, aunque Rusia podría sostener su enfoque actual de reclutamiento durante dos temporadas de campaña más, las operaciones ofensivas adicionales hasta 2026 requerirían una movilización forzada, lo cual es políticamente y económicamente desafiante.

Mientras tanto, la economía rusa, centrada en la guerra, enfrenta nubarrones debido a las sanciones internacionales y presiones internas como la inflación descontrolada y los altos costos de producción. CNBC detalló que el banco central de Rusia ha mantenido altas las tasas de interés, en un 21%, para reducir la inflación, que en abril se situó en un 10,2%.

Aunque se observa un proceso de desinflación, se requiere un período prolongado de política monetaria estricta para que la inflación regrese a su objetivo del 4% en 2026. Sin embargo, la economía rusa ha mostrado una desaceleración marcada, sorprendiendo a algunos economistas.

Liam Peach, economista de mercados emergentes en Capital Economics, comentó que la caída abrupta en el crecimiento del producto interno bruto (PIB) de Rusia, del 4,5% interanual en el cuarto trimestre al 1,4% en el primer trimestre, sugiere que la economía podría estar encaminándose hacia un aterrizaje más duro de lo esperado.

Alexander Kolyandr, del Centro de Análisis de Políticas Europeas, indicó que el crecimiento restante en la economía rusa se concentra en la manufactura, específicamente en el sector de defensa, impulsado por el gasto estatal. Sin embargo, la desaceleración de la inflación, la disminución de los préstamos y el gasto de los consumidores apuntan a una continuación de esta tendencia.

Las sanciones y la caída de los precios del petróleo están afectando particularmente a Rusia. Las sanciones más estrictas sobre la “flota fantasma” de Rusia, que transporta petróleo de manera ilícita para evadir sanciones, junto con la caída de los precios del petróleo debido a las políticas arancelarias globales, están reduciendo los ingresos rusos.

En abril, el Ministerio de Finanzas de Rusia ajustó a la baja sus expectativas de ingresos por petróleo y gas en un 24% y revisó su pronóstico de precios del petróleo de 69,7 a 56 dólares por barril.

Watling advirtió que un precio del petróleo más bajo limitará severamente los ingresos rusos mientras sus reservas se agotan. Si los aliados occidentales mantienen y fortalecen sus esfuerzos para degradar la economía rusa, y las fuerzas ucranianas impiden que Rusia alcance las fronteras de Donetsk antes de Navidad, Moscú podría enfrentarse a decisiones difíciles sobre los costos que está dispuesto a asumir para continuar la guerra. Bajo estas condiciones, Rusia podría pasar de negociaciones superficiales a negociaciones reales.