Jessica Flores Marín, residente en Georgia y madre de tres hijos, fue interrogada y detenida abruptamente a pocas calles de la casa de su familia.
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Fuente: Infobae
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Una madre de Georgia, que ha vivido en Estados Unidos durante más de dos décadas, enfrenta una posible deportación tras ser detenida por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) el pasado 13 de abril.
Según informó Newsweek, Jessica Flores Marín, de 44 años, fue interceptada a pocas cuadras de su hogar mientras intentaba ayudar a su hijo menor, quien había sido detenido brevemente por los mismos agentes.
La detención ocurrió a pesar de que Flores Marín tiene una solicitud de visa en curso, lo que ha generado un impacto devastador en su familia.
Así fue el arresto el arresto de Jessica tras ser interrogada por los agentes de inmigración
De acuerdo con el relato de su hijo mayor, Guillermo Chavarría, de 25 años, los agentes de ICE rodearon el vehículo en el que se encontraba su madre, le ordenaron detenerse y procedieron a interrogarla sobre su identidad y origen.
Aunque Flores Marín se identificó, dejó de responder a las preguntas, lo que llevó a los agentes a actuar de manera más agresiva y sacarla del automóvil. Según detalló la familia, los agentes vestían ropa de civil y chalecos verdes en el momento de la detención, pero posteriormente se cambiaron a uniformes oficiales en una gasolinera cercana.
Actualmente, Flores Marín permanece bajo custodia en el Centro de Detención Stewart, una de las instalaciones más grandes para inmigrantes en Estados Unidos, operada por la empresa privada CoreCivic. Su arresto se produce dentro del reciente cambio de política migratorias que ha implementado el gobierno estadounidense.
Llegó a EEU en 2003, pagó impuestos como cualquier ciudadano estadounidense e inició un proceso de visa
Flores Marín llegó a Estados Unidos en 2003 junto a Guillermo, quien más tarde calificó para el programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), que le otorgó protección temporal contra la deportación. Sin embargo, su madre permaneció indocumentada. Durante su tiempo en el país, Flores Marín construyó una vida estable, pagó impuestos y en 2014 logró comprar la primera casa de la familia.
En diciembre pasado, inició el proceso para obtener una visa T, destinada a proteger a víctimas de ciertos delitos que colaboran con las autoridades, pero su detención ocurrió mientras la familia reunía los documentos necesarios para el caso.
Jessica no asistió a una audiencia judicial tras una orden de deportación, complicando su situación
El caso de Flores Marín se complicó debido a una orden de deportación emitida en 2004, cuando no se presentó a una audiencia judicial. Según el tribunal, ella no actualizó su dirección y, por lo tanto, no recibió la notificación. Aunque Flores Marín argumentó que nunca fue informada de la audiencia, el juez determinó que había esperado demasiado tiempo para intentar reabrir el caso y que no presentó circunstancias extraordinarias que justificaran la demora.
A pesar de reconocer sus fuertes lazos con Estados Unidos, incluidos dos hijos ciudadanos estadounidenses, el tribunal concluyó que estos vínculos no calificaban como “circunstancias excepcionales” bajo la ley de inmigración.
El equipo legal de Flores Marín presentó una suspensión de emergencia de la deportación el 21 de mayo, con el objetivo de evitar su expulsión mientras la Junta de Apelaciones de Inmigración (BIA) revisa su caso. La familia espera una decisión sobre esta suspensión antes de que se resuelva la apelación completa, que aún está pendiente.
La detención de Flores Marín ha tenido un impacto emocional significativo en su familia y la comunidad
Desde su arresto, se ha perdido eventos importantes como la temporada de fútbol y el banquete de su hija, la graduación de preparatoria de su hijo y el cumpleaños de su esposo. Además, pasó su propio cumpleaños bajo custodia de ICE. Guillermo Chavarría describió la situación como una “montaña rusa de emociones”, con días de tristeza, ira y momentos de esperanza.
Flores Marín ha sido una figura activa en su comunidad. Durante más de una década, dirigió su propio negocio de limpieza de casas y participó activamente en la Iglesia La Cosecha 3 en Atlanta, donde colaboró en el ministerio y en programas infantiles por más de 15 años. Su comunidad, incluidos amigos, clientes y feligreses, ha mostrado su apoyo a la familia, ofreciendo ayuda y abogando por su liberación.
Mientras tanto, la familia de Flores Marín se aferra a la fe y la esperanza de que pueda regresar a casa. “Estamos luchando para traerla de vuelta”, afirmó Chavarría, quien continúa liderando los esfuerzos para reunir a su familia.