Santa Cruz. El accidente ocurrió cuando uno de los competidores, tras saltar un desnivel en la vía, perdió el control del vehículo y se desvió hacia la parte externa de la carretera, donde se encontraban los espectadores.
Charles Muñoz Flores
Fuente: Red Uno
Lo que debía ser una jornada de emoción y adrenalina en la comunidad Bella Victoria, se convirtió en una pesadilla. Dos jóvenes perdieron la vida y otras ocho personas resultaron heridas durante la competencia del Rally San Isidro, organizada por la Asociación Deportiva de los Valles Cruceños (Adevalle), el pasado sábado 17 de mayo.
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El accidente ocurrió cuando uno de los competidores, tras saltar un desnivel en la vía, perdió el control del vehículo y se desvió hacia la parte externa de la carretera, donde se encontraban los espectadores.
El primer impacto fue contra una madre y su hijo, falleciendo el joven Juan Ticona, de 23 años. Según relataron testigos y el corregidor Juanito Lino, el piloto, aparentemente sin percatarse del atropello, intentó continuar la carrera.
“Se descontrola y se va ya por fuera de la carretera… impacta con el primero que fallece y luego trata de seguir la competencia, pero no puede controlar la velocidad del auto”, relató Lino durante una entrevista con el programa El Mañanero. Fue entonces cuando el auto impactó contra un poste y volvió a salir de la vía, atropellando a otro joven, Fernando Villarroel, de 25 años, quien también perdió la vida.
“Creemos que no se dio cuenta porque fue un impacto con la parte trasera del auto, y en esas calles angostas, el espectador no tiene mucho espacio para escapar”, añadió el corregidor. Los heridos fueron trasladados a una Clínica en Santa Cruz y, según Lino, se encuentran fuera de peligro.
El conductor, identificado como Jaime Lino, fue aprehendido tras el hecho. Según el corregidor, existe la voluntad de llegar a un acuerdo entre las familias afectadas y el piloto. “Nadie sale con la intención de matar. Fue un accidente, pero hay dolor. Estamos acompañando a las familias en su duelo”, expresó.
Desde la comunidad, también se alzaron voces de molestia hacia versiones inexactas que circulaban. “Eso de que se cruzó un borrachito es falso. Tenemos pruebas. Fue una tragedia, pero no por imprudencia de los espectadores”, enfatizó el corregidor.
Este suceso ha puesto nuevamente sobre la mesa la necesidad urgente de replantear los protocolos de seguridad en competencias de rally, especialmente en comunidades rurales donde el acceso a la información y la señalización es limitada.
“Pedimos que la organización nos convoque. La gente en el campo no siempre se entera, y estas omisiones pueden costar vidas”, finalizó Lino.