Bolivia incrementó el salario mínimo un 10% a pesar de las advertencias económicas de los gremios. Desde el 2024, el poder adquisitivo de los bolivianos que devengan este salario se deteriora.
El poder adquisitivo del salario mínimo en Bolivia se ha reducido al menos un 50% desde 2024, mientras que la informalidad laboral sigue galopando y se estima que podría haber llegado hasta un 90%, de acuerdo un informe del Colegio Departamental de Economistas de Tarija.
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El reporte da cuenta de que la más reciente subida del salario mínimo no recupera ni cubre la pérdida del poder adquisitivo de los bolivianos por la inflación generada en esta y la anterior gestión.
A comienzos de esta semana, el Gobierno boliviano aumentó el salario mínimo del país un 10% hasta los Bs2.750 (unos US$395), ignorando las advertencias de los gremios respecto a las implicaciones económicas de esta medida en medio de las presiones financieras que atraviesa.
El país andino se debatía entre incrementar el salario mínimo con los riesgos económicos que esto conlleva, ante las deterioradas finanzas del país, y que el poder adquisitivo de la población se siguiera deteriorando ante un escenario marcado por el incremento de la inflación.
“Actualmente, el salario nominal creció en un 10% respecto al del 2024, pero en términos reales (estadísticas oficiales) ha caído en un 25% aproximadamente”, dijo el presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, Luis Fernando Romero Torrejón. “Posiblemente, el mismo, en términos de poder de compra (mercado), ha rebajado al menos en un 50% (hasta posiblemente el 70%) desde el año pasado”.
Según el informe del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, el salario mínimo nacional también se ha restado valor respecto al precio del dólar.
Explican que en 2024, los Bs. 2.500 equivalían a US$359 al tipo de cambio oficial, pero al paralelo solo a US$217.
El actual salario mínimo de Bs. 2.750 equivale a US$395, sin embargo, al dólar paralelo (Bs. 15,3) solo vale alrededor de US$180.
“De manera sencilla, a manera que suba el precio del dólar paralelo, nuestro salario valdrá cada vez menos (devaluación cambiaria). Y de igual manera, si sigue aumentando los precios, este salario también valdrá menos por la pérdida de su poder adquisitivo (devaluación inflacionaria)”, apuntó Romero Torrejón.
El flagelo de la informalidad laboral
Otro de los fenómenos que también siguen agobiando a la economía boliviana es la fuerte incidencia de la informalidad en el empleo.
A partir de cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 2023, en el reporte del Colegio Departamental de Economistas de Tarija se indica que la informalidad laboral llega al 84,5%, el indicador “más alto de Latinoamérica y el Caribe”.
Con base en esas cifras, señala que el nivel de trabajo informal en los hombres es de un 82,7% y de las mujeres del 86,5%.
No obstante, partiendo de la actual crisis económica que arrastra el país, con una combinación de bajo crecimiento económico y alta inflación, estiman que la informalidad laboral podría haber llegado hasta un 90%.
Romero Torrejón señala que si bien la tasa de desocupación urbana en Bolivia es del 3,9% según el INE (Instituto Nacional de Estadística), esta cifra no reflejaría la realidad de una economía altamente informal.
“Se ha visto un incremento notable de trabajos por cuenta propia, sin goce de beneficios sociales, ni cobertura de salud, sin ganar siquiera el mínimo nacional, con un deterioro claro de calidad del empleo y de las condiciones laborables”, dijo el economista.
Al primer trimestre de 2025, señaló que solo 753.000 personas tienen un empleo formal en el área urbana, pero el aumento salarial solo beneficiaría a una parte de ellos: aquellos que ganaban menos de Bs 2.750 antes del 1 de mayo. Además, muchos trabajadores con contratos temporales o como consultores tampoco califican para estos beneficios, pese a estar en el sector público o privado.
De acuerdo con un reciente informe del Banco Mundial con datos hasta 2024, Bolivia experimentó un aumento en la proporción del empleo en varios sectores de baja productividad y una disminución en la de los sectores de alta productividad.
Entre 2016 y 2024, Bolivia lideró la región con una tasa de creación de empleo del 4,4% anual, impulsada en parte por el rápido crecimiento de la población en edad de trabajar.
“Si bien el sector primario con baja productividad de Bolivia disminuyó en términos de su participación en el empleo, otros sectores informales y de baja productividad, como el comercio minorista y la hostelería, absorbieron una mayor proporción de los puestos de trabajo”, indicó el organismo.