Pongamos los puntos sobre las íes


Hablan de “garantizar elecciones” como si fuera mero operativo logístico. Pero un escenario democrático no se impone, se construye con reglas claras, instituciones sólidas y confianza pública. Y eso no se improvisa en el último tramo, se trabaja desde el primer día.

Pero el gobierno llega tarde a todo. Tarde al abastecimiento, tarde a la escasez de divisas, tarde al orden político. Tarde a su propia crisis. La descomposición empezó cuando confundieron poder con sabiduría y propaganda con gestión.



Hoy intentan calmar la tormenta con más militares en frontera y controles en mercados. Pero en un país donde durante años se toleró y promovió la informalidad y el contrabando, eso ya no alcanza. No hay autoridad sin coherencia. Lo importante, ningún discurso oficial puede ocultar lo esencial, el próximo gobierno no solo administrará una crisis. Tendrá que repensar el país, cambiar el libreto y dejar de parcharlo de una vez por todas. Dolerá, seguro. El que prometa lo contrario miente. Y para eso, una papeleta llena de candidatos no es suficiente.

Se necesita identificar, con seriedad, los planes viables para la Bolivia real, la que produce, emprende, sobrevive y no aparece en ningún spot de ministerio. Empecemos ya, dejemos atrás el discurso, la crisis es profunda. Miremos de frente el país que tenemos para construir, de una vez, el país que merecemos.

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