LECHEROS. – Ricardo Frerking advierte que las políticas del Gobierno debilitan al sector productivo. Pese a la crisis, destaca logros en genética bovina y reclama apoyo, pues producir leche cuesta más de lo que el Estado paga.
Fuente: El Mundo
La producción lechera no es una actividad improvisada ni de corto plazo. Ricardo Frerking, ex dirigente de la CAO y productor lechero explica que detrás de cada litro de leche hay un proceso complejo que comienza incluso tres años antes: la crianza del animal, el manejo genético, la inversión en tecnología y la contratación de personal altamente especializado.
“Estamos en esto porque es una pasión, una tradición de familia. Pero no se puede producir sin incentivos reales”, sostiene el productor, quien trabaja con expertos internacionales, principalmente brasileños, en procedimientos de fertilización in vitro y escalamiento genético.
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En sus palabras, “las lecherías se establecen en campos pequeños, son actividades intensivas y de alta inversión. Hemos creado galpones especiales —como el llamado ‘camposanto’— donde se encierra a las vacas y se les proporciona todo en un entorno controlado para mejorar la productividad”.
UNA COMPARACIÓN QUE DUELE: AGUA MÁS CARA QUE LECHE
Frerking lanza una comparación contundente: “Un litro de agua embotellada cuesta entre 6 y 8 bolivianos, y sin embargo, al productor de leche se le reconoce apenas 4,50 bolivianos por litro, cuando el costo real está entre 5,20 y 5,30. Ni siquiera cubrimos los costos”.
Esto, explica, se debe a una política de precios impuesta por el Gobierno que no solo ignora el costo real de producción, sino que termina castigando al productor. “El gobierno lo ha reconocido, pero aun así fija un precio regulado por debajo del costo. Eso es insostenible”, reclama.
CIERRE DE LECHERÍAS Y PÉRDIDA DE CAPITAL HUMANO
La falta de rentabilidad está provocando un efecto devastador: “En el último año y medio se han cerrado unas 100 lecherías solo en Santa Cruz. Cada cierre significa perder años de trabajo, experiencia, y una cadena de valor que no se recupera fácilmente”, alerta Frerking.
Añade que la producción agropecuaria no puede improvisarse ni reactivarse con simples decretos. “Cuando se cierra una lechería, se pierde un productor. Y eso no se forma de la noche a la mañana. Es una vida entera dedicada al campo”.
RÉCORDS GENÉTICOS EN MEDIO DE LA CRISIS
A pesar del difícil contexto, la feria agropecuaria del norte, en Montero, se ha convertido en una vitrina del esfuerzo y la excelencia genética del sector. “Hemos roto récords: una de nuestras vacas alcanzó los 76 litros por día, y otra en su categoría también destacó. Es una muestra de que, pese a la crisis, seguimos apostando por la calidad y la mejora continua”, afirma Frerking con orgullo.
REGULACIONES, CONTRABANDO Y TIPO DE CAMBIO: UN CÓCTEL PELIGROSO
El productor critica con firmeza el actual modelo de intervención estatal. “Se nos pone techo de precios, se prohíben exportaciones y no se hace nada frente al contrabando o el tipo de cambio. Todo lo que usamos en ganadería se importa en dólares: vacunas, insumos, maquinaria. ¿Cómo sobrevivimos con una política así?”, cuestiona.
Como ejemplo, cita lo ocurrido con la soya: “Se liberó la exportación cuando ya terminó la cosecha. ¿De qué sirve? Hay una miopía total en la toma de decisiones. No se entiende cómo funciona el campo”.