Los niños reciben sueros sentados en bancas y otros permanecen intubados en el servicio de Emergencias, cuando deberían estar en un área que tenga todas las condiciones. Hay servicios cerrados por falta de enfermeras en este nosocomio
Fuente: eldeber.com.bo
Pasillos convertidos en salas de internación, niños sentados en bancas con sus manos extendidas para recibir suero, y salas cerradas por falta de personal. Esa es la cruda realidad del hospital Mario Ortiz, que se encuentra al borde del colapso. Es el único centro de referencia para niños en el departamento y recibe pacientes de otras regiones, pero tiene todos sus espacios copados y tuvo que reducir algunos servicios porque los contratos no fueron renovados.
Los médicos tienen todas las ganas para atender, pero no cuentan con las condiciones para hacerlo. Ni siquiera una cama. Aseguran que la avalancha de pacientes con influenza ha puesto al hospital en ‘terapia intensiva’. El virus, que no da tregua, obligó a mover a las auxiliares de Neonatología para reabrir el servicio de Infectología, que estaba cerrado, porque los pacientes infectados no tenían un espacio para ser atendidos y se los asistía donde se podía con el riesgo de diseminar el virus.
“Desvistieron un santo para vestir a otro”, dice una médica, cuando profesionales abrieron las puertas del centro hospitalario, donde se intenta salvar vidas con lo que hay. Mostraron los servicios para que se vea la realidad de un hospital que grita por ayuda, mientras los niños esperan por atención en medio de la sobresaturación.
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Para no rechazar pacientes, en el Servicios de Emergencias habilitan espacios en los pasillos. El miércoles, la escena conmovía a cualquiera. Dos niñas, de apenas dos y cuatro años, compartían una banca mientras recibían suero. Estaban acompañadas por sus padres, que también trataban de acomodarse en el estrecho espacio que quedaba en el asiento. Una de las pequeñas, agotada de estar sentada, logró recostarse cuando le hicieron un espacio.
“No hay cama en internación, pero al menos la atendieron”, dijo Boris Rodríguez, padre de una niña de dos años, quien ingresó la noche anterior, derivada del centro de salud San Luis.
A su lado, la otra niña de cuatro años, seguía casi inmóvil. Llevaba sentada desde las tres de la madrugada y ya eran las ocho. Había llegado con fiebre y un fuerte dolor de estómago. “Está cansada, no ha dormido nada y quiere una cama para recostarse, pero no hay espacio en internación”, lamentó su madre.
Un poco más allá, Irma Vespa acompañaba a su bebé, de cinco meses, que recibía suero en una camilla. Tuvo suerte porque pasó toda la noche en una banca, como el resto de los niños. La pequeña lleva tres días con fiebre. Fue derivada del centro de salud Antófagasta. “Gracias a Dios me la internaron, porque se estaba deshidratando muy rápido. La atendieron apenas llegamos, solo que no había cama”, dijo su mamá.
En el Servicio de Neonatología, un letrero en la puerta de la sala de terapia intermedia resume la crisis por la falta de personal: “UCIN QEPD. Cerrado. Gracias autoridades”, se lee. La sala dejó de funcionar el 10 de marzo, tras vencimiento de los contratos de ocho licenciadas en enfermería y cinco auxiliares.
Allí hay cuatro unidades, pero no pueden ser habilitadas porque no hay quien haga seguimiento a los pacientes.
La sala de cuidados intensivos también está completamente llena, con sus cuatro unidades ocupadas. Aun así, el pasado fin de semana, ante la urgencia, se habilitó una unidad para un bebé con una malformación congénita que llegó en estado crítico. Fue asistido con un ambú en Emergencias y estuvo cinco días esperando espacio en terapia. Lamentablemente, falleció horas después de ingresar a cuidados intensivos.
En estado de emergencia
La representante del Sirmes del hospital de niños, Miriam Blanco, manifestó que desde hace dos meses están en estado de emergencia porque para funcionar mínimamente necesitan 22 licenciadas en enfermería y siete auxiliares. Además, de un médico intensivista para el área de Emergencias.
Resalta que, con la alerta sanitaria roja por el aumento de casos de influenza, la situación es más crítica. “Se ha cerrado Neonatología (terapaia intermedia) y ahora los pacientes graves de Emergencias no se pueden pasar, por eso en esta área donde deben haber seis pacientes se ponen hasta ocho, que son atendidos por una licenciada y una auxiliar, y es inhumano trabajar así”, cuestionó.
Aseguró que ya no quieren más personal de contrato, porque eso provoca incertidumbre en los servicios, porque finalizan cada tres meses. En el hospital también faltan bioquímicos, laboratoristas, farmacéuticos y otros profesionales.
Blanco reclama que a las autoridades no les conmueve el cierre de servicios. “Llegan pacientes en estado crítico y no tenemos condiciones para asistirlos”, indicó.
La profesional señala que en Emergencias queda un solo médico en el turno de la noche y debe atender también a los que están en sala. En Medicina Interna siete camas están cerradas desde octubre. Hay días críticos que llegan pacientes y se han tenido que atender hasta en el piso.
El hospital de niños atienden en consulta 150 fichas diarias. Y la mayoría de los que llegan a Emergencias necesitan internación, y como no hay espacio se los tiene que asistir en bancos hasta que se desocupe una cama.
En este servicio tienen espacio para seis pacientes en área crítica y 15 en área no crítica, pero se ven obligados a superar su capacidad para no dejar de atender. Estas camas deberían estar disponibles para los paciente graves que lleguen, para que se los estabilicen y pasen a internación, pero esto no sucede. En terapia intensiva funcionan diez de las 13 unidades por falta de enfermeras.
“Los que vienen necesitan cuidados intensivos y no hay espacio”, reclama la jefa de Emergencias, Milka Cáceres. Nosotros tenemos una enfermera para nueve pacientes”, denuncia.
Comenta que muchos de los que han quedado desempleados ya no tienen la seguridad social y acuden al SUS. Tampoco les alcanza para pagar un seguro privado.
El director del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Jaime Bilbao, dijo que se está viendo la forma de descongestionar los hospitales de tercer nivel habilitando espacios en los de segundo nivel para trasladar a pacientes crónicos.
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Requerimiento
La jefa de enfermeras, Isabel Saucedo, informó que de las 35 licenciadas que necesitaban en ocho servicios, el Ministerio de Salud les dotó cinco, por lo que no se resolvió el problema. Solo lograron atender la terapia intensiva neonatal, pero tampoco se pudieron mantener en funcionamiento todas las unidades.
Las auxiliares
También demandaban auxiliares de enfermería y han tenido que redistribuir las que tienen, de acuerdo con la necesidad. Aseguran que ya no quieren personal por contrato, sino por ítems, porque eso genera inestabilidad en la asistencia, más todavía en estos tiempos que se registran epidemias y se saturan los servicios.