Riesgo para la información. Se observa desprotección laboral, tercerización del trabajo y subcontratación, flexibilización salarial, la difusión de información virtual y recorte de empleos.
La crisis económica, las nuevas tecnologías, la precarización laboral, reducción y atraso de sueldos, falta de pago de beneficios sociales, inestabilidad e inseguridad laboral tienden a agravar la situación de los trabajadores de la prensa, que este 10 de mayo celebran su día.
Bruno Rojas, investigador en temas laborales, que en 2024 publicó la investigación cualitativa del texto “Periodistas y precariedad laboral”, señaló que la situación de los periodistas no ha cambiado mucho y, al contrario, la precariedad aumenta.
Explicó que las causas de esta situación tienen que ver con:
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- 1.- Los cambios en la organización del trabajo periodístico en las empresas de medios de comunicación que dieron lugar a formas particulares de relación laboral, de tercerización y subcontratación laboral.
Señaló que los medios han experimentado cambios en el modelo de negocio y la reestructuración que han encarado se ha traducido en el recorte y achicamiento de la planta permanente de trabajadores por situación económica.
- 2.- La mayor flexibilización salarial que derivó en la reducción de salarios y mayores brechas salariales entre los periodistas y en una fuerte afectación a los ingresos laborales de los independientes devenidos en trabajadores asalariados temporales.
Los medios están recurriendo a contratos a plazo fijo, eventuales o al trabajo a destajo que está reflejando la extrema precariedad laboral y que se traduce en el pago por artículos, reportajes y la generalización del trabajo de freelance. Otra figura es la de los consultores, que no tienen ningún beneficio social y sus condiciones son de extrema precariedad, cero estabilidades, ingreso económico por debajo del salario mínimo nacional. “Esto es lo que se llama la subcontratación o tercerización laboral”, puntualizó Rojas.
- 3.- La emergencia de plataformas digitales de trabajo donde las y los periodistas ofrecen servicios por cuenta propia o trabajan en proyectos bajo demanda sin derechos laborales.
La revolución virtual y la irrupción de las redes sociales, dijo, han empeorado la situación y han empujado al recorte y despido de personal de planta.
- 4.- Presiones políticas y asfixia económica son, según Rojas, otro factor que, sumado a la crisis económica que reduce las pautas publicitarias y el comercio de la misma información, tiene que ver con las presiones políticas del Gobierno, que ha dividido a los medios entre oficialistas y no oficialistas, con la consiguiente asfixia y recorte de la publicidad estatal.
- 5.- Desprotección laboral
Rojas también identifica desprotección legal de parte del Estado a los trabajadores de prensa, quienes sufren la falta de pago de salarios, de beneficios sociales cuando las empresas cierran. Es el caso de medios como Página Siete, La Razón, PAT y otros, que hasta la fecha tienen pendientes sus pagos.
También hay reclamos por sueldos atrasados de otros medios de prensa como Opinión y Los Tiempos.
Rojas sostuvo que “la Constitución determina que los derechos laborales son irrenunciables, pero la Ley General del Trabajo se queda en el papel y el Ministerio de Trabajo es inoperante y no tiene capacidad de coerción”.
Además de la desprotección laboral, también se ve desprotección física, emocional y constantemente los periodistas sufren amenazas, amedrentamiento y actitudes hostiles.
Pedro Glasinovic, expresidente de la Asociación Nacional de Periodistas, manifestó que el ejercicio del periodismo en Bolivia está cada vez más difícil y las condiciones laborales son muy frágiles y no guardan relación con la responsabilidad que implica el ejercicio. “El periodismo siempre se distinguió por su seriedad y responsabilidad y ha estado al servicio de los que tienen menos, los más humildes, los trabajadores y denunciando las desigualdades”, precisó.
Pero la aparición de las nuevas tecnologías ha generado cambios y los periodistas han tenido que aprender de nuevo y la crisis económica ha provocado el cierre de medios tradicionales, los periódicos y semanarios, y los empresarios han optado por lo fácil, primero reducir salarios y luego dejar de circular.
Señaló que hay casos como los del diario Correo del Sur, en el que, para subsistir, los trabajadores han tenido que aceptar la reducción de sueldos o casos en los que los periodistas, para seguir llevando el sustento a sus hogares, optan por el trabajo independiente y el alquiler de espacios en los medios y buscarse publicidad. A esto se suma la restricción de la pauta publicitaria del gobierno del MAS a los medios que consideraba de oposición.
“El panorama es complicado, pero los periodistas afrontan problemas todos los días y lo van a seguir haciendo, porque el trabajo es un servicio fundamental para la sociedad y su compromiso es informar de la forma más veraz a la población. El mal tiempo no dura siempre, vendrán días mejores; lo que no debe ocurrir nunca es que el periodismo se doblegue ante el poder”, puntualizó Glasinovic.
Perspectiva
Rojas señaló que no se visualiza una mejora hacia adelante en las condiciones laborales de los periodistas; persistirá el trabajo a destajo, la pluriactividad, es decir el empleo en otras actividades como taxistas, comerciantes, maestro de ceremonias y otros, porque los ingresos y el empleo ya no son suficientes.
Glasinovic, por su lado, confía en que, si hay un cambio de Gobierno, se reconozca el valor que tiene la función del periodismo y se restablezcan las libertades que hoy están controladas. “En 20 años el Gobierno ha hecho escarnio de la libertad de prensa, pero hay control de medios; el mismo expresidente Evo Morales en algún momento dijo que se controlaba el 90% de los medios”. Por eso se espera que la nueva administración cumpla con la ley, respete la Ley de Imprenta, la Constitución y respete la libertad de expresión.
Beneficios
La Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia (ANPB) y las asociaciones de periodistas del país, a más de 800 días del cierre de Página Siete, se solidarizaron con los periodistas que quedaron cesantes y aún reclaman el pago de salarios y beneficios sociales devengados.
Las organizaciones también expresaron su solidaridad con los periodistas y trabajadores del periódico Los Tiempos que recientemente han denunciado públicamente la grave situación de precariedad laboral a la que son sometidos por parte de Editorial Canelas SA.
“El incumplimiento del pago de 13 salarios, la ausencia de aportes al Sistema Integral de Pensiones y a la Caja de Salud, así como la negación de derechos fundamentales como el subsidio prenatal, de lactancia y los quinquenios constituyen una flagrante vulneración a la legislación laboral vigente y a convenios internacionales ratificados por el Estado”, indicaron los trabajadores en una publicación.
La Asociación también se pronunció en respaldo a los periodistas de Opinión, de Cochabamba, quienes se han declarado en emergencia. Exigen la cancelación de salarios adeudados desde hace siete meses.
“Denunciamos que lejos de buscar soluciones a la crisis, la gerencia de la Cooperativa Boliviana de Cemento, Industrias y Servicios (Coboce), casa matriz del diario Opinión, ha optado por la intimidación, amenazando con despidos, ejerciendo presión para forzar renuncias del personal y negándose a cumplir una orden judicial que le instruye el pago de los salarios devengados”, expresó la Asociación
Asimismo, varios trabajadores del periódico La Razón continúan con un proceso por la falta del pago después de haber sido despedidos en grupo.
Jubilación con Bs 1.170 o 1.400, la realidad de los periodistas
“Comencé a trabajar muy joven en diferentes medios de comunicación, cuando aún era estudiante de la carrera de Comunicación de la UMSA; pero hace poco, al encontrarme desempleada y con problemas de salud, me jubilé con reducción de edad con la mísera renta de 1.170 bolivianos que no alcanzan para sobrevivir con un hijo de 19 años, bajo mi responsabilidad”, cuenta Evelyn López, profesional en periodismo.
Recuerda que se inició en el canal 13 Universitario y Canal 7 haciendo prácticas guiadas en 1990, luego pasó por el periódico Hoy, de practicante a periodista redactora de 1990 hasta junio 1992; luego por el diario Primera Plana y Radio Integración. En ninguno de estos medios tuvo aportes para la jubilación.
También trabajó en contrato a plazo fijo, en la ABI, sin aportes de jubilación, desde su fundación en 1994 hasta 1997. Luego hizo comunicación institucional. En 2001 volvió a trabajar en el periódico Presencia y después en La Estrella del Oriente, El Fulgor y Los Tiempos.
“En total me calificaron 192 aportes, que equivalen a 16 años. Fui al Senasir y me calificaron solo dos años de aportes. Mi renta de 1.170 bolivianos no me alcanza para sobrevivir con un hijo de 19 años, por lo cual me veo obligada a seguir buscando trabajo en el área comercial, como trabajadora informal para sobrevivir, porque no hay trabajo ni para los jóvenes, peor para jubilados. Con la galopante inflación mi renta miserable solo sirve para pagar los servicios de luz, agua, gas e internet para que estudie mi hijo en la UMSA,”, contó López.
Señaló que tampoco recibe la pensión solidaria, porque según la Ley de Pensiones si la persona tiene aportes con los cuales puede cubrir su jubilación con una renta por encima de 900 bolivianos, no tiene derecho a esa mejora.
Sonia. S. es otra profesional que comenzó a trabajar en 1987, pero con aportes para la jubilación desde 1997 en las AFP y con trabajos en medios de prensa como en entidades públicas y privadas hasta 2023 cuando inició los trámites de jubilación.
“Necesito un certificado del Senasir que está pendiente; en 2024 me dijeron que mientras espero eso puedo jubilarme con los aportes que tengo a las AFP y Gestora. Mi primera renta salió en diciembre y solo me toca 1.400 bolivianos, no tengo derecho a la pensión solidaria; me dijeron que no aplico y que más bien tengo una buena renta”, contó.
Es una renta mínima que, dijo, se va en el pago de servicios básicos y la cuota de un crédito bancario. Espera que una vez tenga el certificado del Senasir mejore su renta y pueda acceder al seguro de salud, donde le exigen ese requisito.
Ella trabajó en Presencia, en La Razón 10 años en una primera etapa, y cinco en una segunda; en ATB un año, en una agencia de comunicación por dos, en el INE, en un ministerio y otras instituciones.
Gustavo C. es otro periodista que comenzó a trabajar a los 18 años y se jubiló hace poco, tras 40 años de actividad laboral, no solo en el periodismo, sino en relaciones públicas y consultorías (tiempo en el que dejó de cotizar a las AFP).
Dijo que pertenece a la generación “sándwich” con aportes al antiguo sistema de reparto que duró hasta 1996 y al sistema de capitalización individual desde 1997, por lo que para cotizarle su pensión sumaron los aportes a ambos sistemas.
“En total aporté como 20 años, pero me alcanzó para cumplir los requisitos de aportes mínimos y tener la edad. La renta no es muy expectable, son cuatro mil bolivianos, pero es suficiente, diría yo”, indicó Gustavo C.
Dijo conocer casos de colegas que aportaron hasta más de un millón de bolivianos, en cuyo caso su renta pasará los cinco mil bolivianos, pero también hay ejemplos que les cotizaron una pensión de apenas 1.200 a dos mil.
Según el estudio del Cedla, la discontinuidad del aporte para la vejez a la larga puede manifestarse con gran probabilidad en un menor ahorro previsional que servirá de base para el cálculo de la pensión de jubilación que, con seguridad, será ínfima.
Alrededor de un 30% de los consultados, hombres y mujeres, señalaron que estaban aportando y de esta cantidad, el 76% lo hacía de manera discontinua, es decir que aportaba en algunos periodos y en otros no, lo que reflejaría la situación de temporalidad, eventualidad e inestabilidad del trabajo de los periodistas.