Fuente: Ideas Textuales
Vanessa Canudas Parada*
Una madre pasea a sus hijos de 3 y 6 años en un cochecito doble. Ella es una famosa argentina. Publica las fotos del paseo en sus redes y recibe una avalancha de críticas de sus seguidores. ¿Cómo puede pasear a sus hijos tan grandes en un coche de bebé?
Esta situación tierna, una manifestación de amor de madre que solo a ella le debería interesar, fue blanco de reproches y desconsideración en las redes. La madre se hartó de las críticas y disparó: “Lo van a usar hasta los 20”.
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Pero eso es solo un ejemplo reciente, de lo que ocurre a cada momento en las redes. El otro día recibí una solicitud de amistad de Jesús, y otra, de la Virgen María. ¡No sabía que ellos tenían Facebook! Los rechacé, arriesgándome a que me lo cobren en el purgatorio… Escudados en perfiles falsos – otros cuantos reales- compiten en quién gana en publicar, lo que sea y como sea; a eso, se suma el odio en los comentarios que circula sin frenos, con raras excepciones.
En este fenómeno global, de conexión sin pausa, de inmediatez informativa, para muchos, los medios de comunicación ya no son necesarios porque las redes sociales tienen una comunicación más rápida y horizontal. Todos tienen voz, todos están ganando al tiempo.
Así piensan muchos. Yo no, yo sigo creyendo en el periodismo, en el buen periodismo, el serio, el que se gana a punta de rigurosidad, investigación y ética. El que pese al embate de las redes tiene a diario el desafío de marcar la diferencia, de adecuarse a los nuevos tiempos de conexión total.
El periodismo actual compite (hora tras hora, minuto a minuto) en este desfavorable escenario en el que abunda información en cantidad, pero, quizás, de poca calidad. Faltan recursos económicos, claro, la publicidad ya tiene otros códigos y para colmo de males, las empresas cada vez tienen menos presupuesto y más restricciones para publicitar (incluidas las redes) y son pocos lo que se suscriben a las ediciones pagadas. Difícil, sí. No se puede vivir del amor…
Enarbolados por la suma de likes es un campo de batalla donde cualquiera aniquila las reputaciones – cuando se confunde la libertad con el libertinaje- en cuestión de segundos y con una o dos palabras sin siquiera – en muchos casos- conocer a la persona o de lo que se habla.
Así es el escenario en el que compiten hoy los medios de comunicación. La forma en la que consumimos los contenidos es otra. Cambiaron los protagonistas, aquí y en todo el mundo.
Lastimosamente, muchos medios ya perdieron la batalla y otros agonizan con el último suspiro.
Pero no basta con hacer un TikTok. No basta con ganar miles de reproducciones. No basta con “informar” primero. El buen periodismo es mucho más que eso. El periodista tiene el olfato para identificar lo que puede ser útil para la sociedad, obtiene la información, la contrasta, la procesa, la convierte en conocimiento y la difunde de modo eficaz.
Es necesaria una bocanada de renovación, de creatividad, de nuevas ideas, de nuevas formas de contenido y de nuevos talentos que complementen la experiencia. Al fin de cuentas, el buen periodismo tiene la mejor arma: su reputación que costó construir y que fue muy bien ganada.
10 de mayo, Día del Periodista Boliviano. ¡Feliz día para todos!
*Vanessa Canudas Parada es periodista y comunicadora.