Andrónico y las neuronas espejo


Andrés Gómez

Los neurocientíficos italianos Giacomo Rizzolatti, Luciano Fadiga, Leonardo Fogassi y Vittorio Gallese investigaban allá por 1992 el sistema motor del cerebro de los monos, específicamente la corteza premotora, una zona clave para planificar y ejecutar movimientos. Para tal objetivo, colocaron electrodos en el cerebro de monos macacos para registrar la actividad de neuronas individuales mientras los animales realizaban ciertas acciones como agarrar objetos con la mano. Hasta ahí, todo transcurría con tranquilidad.



Durante una pausa del experimento, uno de los investigadores agarró un plátano frente al mono. ¡Epa! En ese momento, algunas neuronas del cerebro del mono se activaron a pesar de que el animalito no se había movido en absoluto. Lo sucedido era inesperado. Las neuronas motoras deberían activarse solo cuando el mono ejecutaba el movimiento, no cuando simplemente lo observaba. ¡Fue un gran descubrimiento!

También observaron que cuando ese mismo objeto era movido por una herramienta, la neurona no se activaba. El experimento demostró que las neuronas no respondían solo a lo visual, sino a la intención motora percibida en el otro. Por este comportamiento de “reflejar” la acción del otro como si uno la hiciera, las llamaron «neuronas espejo».

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Posteriormente, la neurociencia probó que los seres humanos tenemos esas mismas neuronas y que se comportan del mismo modo. En 1960, cuando todavía no se habían descubierto las “neuronas espejo”, el psicólogo canadiense-estadounidense Albert Bandura planteó que el aprendizaje no se limita a la experiencia personal, sino que también se produce al observar a otros individuos. Es decir, las personas adoptamos comportamientos y actitudes a través de la imitación.

El todavía presidente del Senado por el MAS, pero candidato presidencial por el Movimiento Tercer Sistema (MTS), Andrónico Rodríguez, creció políticamente desde adolescente al lado del “eterno” dirigente de los cocaleros del Chapare, Evo Morales. Por eso, reconoció que es su mentor. Es más, se declaró su admirador. Recientemente, pidió cuidar su “legado”. ¿Cuál es ese legado? Violencia, destrucción, corrupción, asesinatos, odio, cero empatía.

Las neuronas espejo hacen que imitemos lo que vemos en otros, sobre todo cuando esas personas son figuras cercanas (padres, hermanos, mentores). Si desde pequeño alguien ve que la violencia es la forma de resolver conflictos, su cerebro va creando rutas neuronales que lo normalizan. En términos simples, ver violencia activa el modelo interno para reproducirla.

Por esta evidencia científica, es altamente probable que Rodríguez sea igual o peor que Evo en el ejercicio del poder. Aquel tiene como modelo de autoridad a éste. Aquel vio que la deshonestidad y el abuso aplicados por éste funcionan. Aquel observó que el sufrimiento ajeno en las carreteras bloqueadas genera placer. Aquel vio que abusar del poder para acostarse con mujeres menores de edad es bueno. Aquel observó que matar a otro para imponer una mentira es normal.

Joseph Stiglitz, en su libro “La economía y la buena sociedad”, escribe que “somos animales sociales, sensibles a lo que los demás piensan de nosotros. Es nuestro entorno la que determina qué consideramos aceptable”. El entorno de Rodríguez considera que una acción antidemocrática es “aceptable”; considera que el asesinato es “aceptable”; cree que la intolerancia es “aceptable”; considera que abusar sexualmente a menores es “aceptable”.

Cierto. Ni las neuronas ni la educación ni la sociedad determinan a una persona. Puede que un sujeto criado en medio de seres violentos y asesinos, sea empático, tolerante, justo y con valores. Pero… ¿qué se puede esperar de un político que calló todas las injusticias y abusos que vio cometer a su ídolo? La renovación no es cuestión de edad, sino de mentalidad. Una persona de principios critica a su compañero, por mucho que sea su jefe, en el momento oportuno, no cuando ya está fuera del poder.

Alguna gente está tentada de cometer el mismo error que en 2005, cuando aupado por su “romanticismo político” confío en un “indígena” que entró a Palacio como “la reserva moral de la humanidad”. Ese “indígena” dejó en ruinas al país e hizo añicos la institucionalidad. No esperen algo distinto de Andrónico Rodríguez. Está montado sobre los mismos dirigentes sindicales que tomaron el Estado como botín; está respaldado por los mismos cooperativistas mineros que destruyen la Madre Tierra y saquean el oro desde 2006; está empujado por los mismos dirigentes indígena originario campesinos que robaron a sus propios “hermanos”.

Verdad. Rodríguez es más joven que su “mentor”. Es de otra época. Por tanto, debería ser diferente. No. Tiene el mismo discurso populista: pueblo, revolución, estado plurinacional, modelo social económico productivo. Será igual o peor que su diosecillo por la cercanía biográfica, por la formación política dentro del mismo movimiento y por los mecanismos de aprendizaje social como los que explican las neuronas espejo.

No sólo tiene el mismo discurso. Tiene a los mismos amigos y amigas que fracturaron los elementos de cohesión de la sociedad boliviana. Tiene el mismo círculo que cometió las peores injusticias contra gente inocente. Un ejemplar sobresaliente de ese círculo es Álvaro García Linera. Imagina si también se van a activar sus “neuronas espejo” respecto al exterrorista y exvicepresidente.

Andrés Gómez es periodista y abogado.