El vocero Manuel Adorni confirmó que la SIDE identificó el accionar sospechoso de dos ciudadanos rusos radicados en la Argentina. El antecedente de los agentes Artiom Dultsev y Anna Dultseva
Lev Konstantinovich Andriashvil y Irina Iakovenko fueron identificados por el Gobierno como supuestos espías rusos
Fuente: infobae.com
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La Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) identificó a un grupo de ciudadanos rusos residentes en el país que estarían involucrados en actividades sospechosas relacionadas con los intereses geopolíticos de Rusia, en colaboración con ciudadanos argentinos.
Según informó el Gobierno, estas acciones estarían vinculadas a una entidad denominada “La Compañía”, asociada al “Proyecto Lahkta”, liderado anteriormente por el oligarca ruso Yevgeniy Prigozhin, quien falleció en condiciones muy sospechosas en agosto de 2023.
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El caso reavivó las sospechas de una infiltración de la Argentina por parte de la inteligencia con sede en Moscú. Infobae reveló en exclusiva en agosto del año pasado los pormenores del accionar de Artiom Dultsev y Anna Dultseva, dos espías rusos que vivieron años en la Argentina, tuvieron hijos aquí y fueron recibidos por el propio Vladimir Putin en el mayor intercambio de prisioneros con Occidente.
Según confirmó el vocero Manuel Adorni, la investigación reveló que Lev Konstantinovich Andriashvili, un ciudadano ruso radicado en Argentina, sería el líder de esta organización. Junto a su esposa, Irina Iakovenko, también de nacionalidad rusa, Andriashvili habría recibido financiamiento para establecer vínculos con colaboradores locales.
Según las autoridades, el objetivo de “La Compañía” sería formar un grupo de personas leales a los intereses rusos, con el propósito de desarrollar campañas de desinformación e influencia dirigidas contra el Estado argentino.
Entre las actividades atribuidas a esta organización se encuentran la creación y difusión de contenidos en redes sociales, la influencia sobre organizaciones civiles, fundaciones y ONG locales, así como la realización de focus groups con ciudadanos argentinos.
Además, se habría buscado recopilar información política que pudiera ser utilizada en beneficio de los intereses de Rusia. Estas acciones, según las autoridades, representan una amenaza directa a la seguridad y soberanía del país.
El antecedente de los Dultsev
Putin escolta a Anna Dultseva, que llega de la mano de su hija de 11 años. Detrás, su esposo, Artiom Dultsev y su hijo de 9. Vivieron durante más de 10 años (foto Reuters)
El saludo en español de Putin a dos niños nacidos en Buenos Aires, hijos de los espías Artiom Dultsev y Anna Dultseva, reveló más que un simple gesto diplomático. Este episodio, ocurrido en Moscú, expuso la existencia de una red global de inteligencia que opera en diversos países, incluyendo Argentina, y que se caracteriza por el uso de agentes ilegales que llevan vidas aparentemente normales para evitar sospechas.
En Argentina, ella se hacía llamar María Rosa Mayer Muños, nacida supuestamente en Grecia; y él Ludwig Gish, nacido en teoría en Keetmanshoop, Namibia. Después de ser detenidos, se conocieron sus verdaderas identidades.
Según un informe al que accedió Infobae y publicó en agosto pasado, esta red se benefició de acuerdos bilaterales, como el firmado en 2009 durante el gobierno de Cristina Kirchner, que permitía viajar entre Argentina y Rusia sin necesidad de visa, un convenio que aún hoy sigue vigente a pesar de las crecientes sospechas.
El dossier detalló las actividades de los Dultsev durante los años que residieron en el barrio de Belgrano, en la capital argentina. Este matrimonio, que fue detenido en Eslovenia y posteriormente recibido con honores en Rusia, fue solo una pieza de un entramado más amplio. La investigación también puso el foco en el aumento significativo de ciudadanos rusos que han llegado a Argentina desde febrero de 2022, fecha en la que Putin ordenó la invasión de Ucrania, desatando un conflicto armado que aún persiste. Este flujo migratorio ha generado preocupación en el gobierno argentino, que teme una posible infiltración masiva de agentes encubiertos.
El modus operandi de estos espías incluye la construcción de identidades falsas y la integración en comunidades locales para recopilar información sin levantar sospechas. Los Dultsev lograron establecerse en Buenos Aires durante años, llevando una vida aparentemente común mientras cumplían con sus objetivos de inteligencia. Este tipo de operaciones se facilita en países con controles migratorios laxos y acuerdos internacionales que permiten el ingreso de ciudadanos extranjeros sin mayores restricciones.
El contexto de esta situación se enmarca en la estrategia global de Rusia para expandir su influencia y recopilar información en diferentes regiones del mundo. La invasión a Ucrania marcó un punto de inflexión, intensificando la llegada de ciudadanos rusos a países como Argentina, que ofrece ventajas migratorias y un entorno menos vigilado en comparación con otras naciones occidentales. Según el informe, esta oleada migratoria no solo incluye a familias que buscan escapar de las consecuencias de la guerra, sino también a posibles agentes que podrían estar operando bajo órdenes del Kremlin.
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El acuerdo de exención de visas firmado en 2009 ha sido señalado como un factor clave que facilita estas actividades. A pesar de las sospechas y las denuncias, el convenio sigue vigente, lo que ha generado críticas hacia las autoridades argentinas por no revisar ni actualizar las condiciones del acuerdo en un contexto global que ha cambiado drásticamente desde su implementación. Este pacto ha sido aprovechado por redes de inteligencia para establecer bases operativas en el país.
La detención de los Dultsev en Eslovenia y su posterior traslado a Rusia, donde fueron recibidos como héroes, subrayó la importancia que Moscú otorga a sus agentes en el extranjero. Este caso, además, puso de manifiesto las dificultades que enfrentan los países para detectar y neutralizar estas redes de espionaje, especialmente en un contexto de creciente tensión internacional. “Buenas noches”, dijo Putin a los niños en un gesto que, lejos de ser inocente, simbolizó la conexión directa entre estas operaciones y el más alto nivel del gobierno ruso.
La agencia antiterrorista
Manuel Adorni confirmó la existencia de una supuesta red de espías en Argentina
En respuesta a estas amenazas, Adorni destacó la creación del Departamento Federal de Investigaciones (DFI) dentro de la Policía Federal Argentina. Este nuevo organismo estará dedicado a la investigación criminal, con un enfoque particular en la desarticulación de organizaciones vinculadas al narcotráfico, el terrorismo y el crimen organizado. Según las autoridades, esta medida busca reforzar la seguridad nacional y garantizar que Argentina no sea sometida a la influencia de ninguna otra nación.
Según explicó el Gobierno, el DFI contará con un perfil renovado de investigadores, quienes recibirán capacitación en técnicas avanzadas de investigación. Además, se incorporará personal especializado en áreas como abogacía, psicología social y ciencias de la computación. Este enfoque multidisciplinario tiene como objetivo alinear las capacidades de la Policía Federal con los estándares internacionales, tomando como referencia al FBI de los Estados Unidos.
La creación de este departamento refleja la prioridad que el Gobierno argentino otorga a la seguridad nacional. Según las declaraciones oficiales, la protección de los ciudadanos y la defensa de la soberanía del país son temas fundamentales que no serán relegados.