La Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB) ha lanzado una seria advertencia sobre el futuro energético del país: en un plazo no mayor a cinco años, Bolivia podría convertirse en un país importador de gas, lo que profundizaría aún más la crisis de abastecimiento de combustibles y elevaría los costos para el Estado y la población.
Fuente: Prensa SIB
“El país no está reponiendo sus reservas de gas natural ni petróleo al ritmo necesario. Si no se toman medidas estructurales y urgentes, el modelo energético actual colapsará”, afirmó Pascual Velásquez, presidente de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia.
Las cifras son alarmantes: actualmente Bolivia cuenta con solo 4.5 TCF de reservas de gas natural, con un consumo anual de aproximadamente 0.7 TCF. La producción diaria de 30 millones de metros cúbicos se reparte entre el mercado interno y externo, pero el 70% de la generación eléctrica aún depende de termoeléctricas que consumen gas subvencionado.
A esta situación crítica se suma la elevada importación de diésel y gasolina: el 90% del diésel y el 60% de la gasolina que se consume en Bolivia es importado, a pesar de contar con refinerías subutilizadas. Según Roly Mancilla, presidente de la Sociedad de Ingenieros de Santa Cruz, “si el país importara crudo y no combustible refinado, se podría reducir el costo por litro a la mitad y ahorrar hasta 700 millones de dólares al año”.
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Otra propuesta clave es el uso de poliductos nacionales, como el OSSHA 2, para sustituir el transporte por cisternas, lo cual representa un ahorro adicional de 200 millones de dólares anuales.
Los ingenieros proponen una estrategia integral que combine reformas legales, eficiencia operativa y transición hacia energías renovables. Advierten que seguir improvisando en políticas energéticas podría llevar a un colapso económico en pocos años.